Ana
Vargas, Palencia
Dado
el escaso interés que suscita todo lo relativo a la cárcel y a sus forzosxs
inquilinxs, es gratificante leer un texto (blogs.publico.es/verdad-justicia-reparacion/2017/12/31/de-mazmorra-a-centro-penitenciario/),
de un ex preso y actual miembro de la Comuna.
El
autor cuestiona con jugosa mala leche las supuestas mejoras que han
experimentado las prisiones de este país. Su lectura me ha animado a dirigiros
esta carta. Pretendo con ella llamar vuestra atención sobre lo que califico
como insoportables condiciones de vida de un buen número de presxs, especialmente
a lXs que se aplica régimen de aislamiento, aquellxs que se niegan a aceptar la
tiranía de este régimen democrático y social de derecho, no tan distinto al que
os tocó sufrir.
Las
cifras no engañan: 152 personas murieron el año pasado en la cárcel, de ellas
23 se suicidaron. Cuando un/una presx muere en extrañas circunstancias
sistemáticamente se pone en marcha la maquinaria que impide realizar una
segunda autopsia. Toda investigación es archivada.
Incontables
son los casos de malos tratos físicos y psíquicos que sufre la población
reclusa. Las vejaciones son el pan nuestro de cada día, la manera habitual de
tratarlos. Y digo que son incontables porque rara vez el/la médico de prisión
reconoce y acredita que esas lesiones sean provocadas por palizas de
carcelerxs. Por supuesto estamos en lo que llaman democracia y esta gente
siempre actúa con "proporcionalidad y profesionalidad". Como ya se
sabe son siempre lxs presxs lxs que agreden a sus cuidadores, colectivo sufrido
donde los haya.
Los
Juzgados de Vigilancia Penitenciaria, lejos de velar por los derechos de lxs
presxs, son meros ejecutores de las órdenes provenientes de la dirección de las
cárceles. Solo así se explica que ni una sola denuncia por malos tratos haya
sido investigada hasta el final y ni un/una solx carcelerx haya sido
condenadx por ello.
Los
traslados, uno de los castigos más usados que provocan el aislamiento y
desarraigo de las personas que lo sufren, son categóricamente denunciados por
lxs presxs que exigen cumplir condena cerca de familiares y amigxs. Pues bien,
ni aun muriéndose la institución carcelaria cede a esta pretensión. A la vista
está el listado de personas gravemente enfermas que debieran haber sido
excarceladas conforme a los propios artículos recogidos en el Reglamento
Penitenciario.
Ni
las denuncias de lxs abogadxs ni las recomendaciones de organismos nacionales e
internacionales ni los constantes llamamientos al Congreso, Senado, SGIP...,
hacen mella en la política de exterminio de este gobierno, representante de la
peor versión de este sistema.
Algunxs
presxs se han cansado de que lxs maten, de que lxs machaquen, de ser zombis
dependientes de la farmacopea carcelaria. Ponen su pellejo en juego y exigen
que se esclarezcan todas las muertes ocurridas en prisión, cesen las torturas,
los abusos y vejaciones, se excarcele a las personas gravemente enfermas, se dé
un trato sanitario adecuado y se cumpla condena en las cárceles cercanas a su
entorno familiar o donde tengan arraigo.
Desde
diciembre del año pasado hasta el día de hoy se mantienen en huelga de hambre
en Albocásser, Mansilla de las Mulas, Puerto 1, Puerto 3, Texeiro y Ponent y
hay gente haciendo ayunos los 1 y 15 de cada mes en muchas cárceles del país.
Algunxs llevan más de dos meses en huelga. Es el caso de Carmen Badía Lachos,
recluída en Ponent, enferma de cáncer ( y de cárcel ), que lanza un llamamiento
desesperado para que la trasladen de prisión, a ser posible a Zuera pero en
cualquier caso fuera de las cárceles catalanas donde la niegan los permisos si no
paga.
Creo
que va siendo hora de hacer pública tanta ignominia. Es preciso sacar a la luz
estas reivindicaciones y las causas que las motivan. Es vergonzoso que
guardemos silencio ante tamaño atropello que sucede aquí al lado. Es
sorprendente, cuanto menos, que exijamos cumplir críticamente con la Ley de
Memoria Histórica y acabar con los agravios del pasado, desenterrando de una
vez por todas a lxs que aún se encuentran en las cunetas y exigiendo verdad,
justicia y reparación y miremos para otro lado cuando se trata de lxs muertxs y
torturadxs del presente.
¿Tendrán
que transcurrir otros treinta años para pedir responsabilidades políticas por
los muertos de la democracia?
Gracias
por vuestro tiempo. Cualquier propuesta, idea y sugerencia es de agradecer. Espero
vuestra respuesta.
PD:
Para más información sobre este asunto os remito a boletintokata@yahoo.es,
familiasfrentealacrueldadcarcelaria.noblogs.org
y lavozdelxspresxs@riseup.net
Últimas noticias:
El 6-3-2018 se recibió carta de Carmen Badía
Lachos, a la que se menciona en el artículo, anunciando que ha sido
trasladada del Centro Penitenciario de Ponent (Lleida) al de Zuera (Zaragoza),
tal y como venía exigiendo desde hace meses y que le llevó a ponerse en huelga
de hambre desde el 5-12-2018 hasta principios de marzo de este año
que la ha abandonado tras conseguir su objetivo.
Manifiesta
también en su carta su intención de seguir luchando hasta lograr la
excarcelación definitiva debido al cáncer que padece, tal y como se reconoce en
los arts 104.4 y 196 del Reglamento Penitenciario.
Otros
compañeros también han dejado la huelga que no la lucha. Siguen haciéndose
ayunos y enviándose instancias con la tabla reivindicativa al Congreso de
los Diputados, Defensor del Pueblo, Dirección General de Instituciones
Penitenciarias y otras instituciones.
Desafortunadamente
siguen los maltratos y muertes en las cárceles. Casi cada día leemos en la
prensa que los carceleros de tal o cual prisión (Moraleja, Topas, Albocásser,
Puerto 3, Texeiro...), han sido agredidos por presos "
incontrolados". Ya sabemos lo que esto significa. En cuestión de quince
días han muerto dos personas, un chico de 28 años,
de muerte natural , como si fuera natural morirse a esa edad, en la prisión palentina La Moraleja y otro chico en Puerto 3, Cádiz, dicen que de sobredosis.
de muerte natural , como si fuera natural morirse a esa edad, en la prisión palentina La Moraleja y otro chico en Puerto 3, Cádiz, dicen que de sobredosis.
Me
gustaría acabar con unas palabras de Julio Rubio Gómez recogidas en la web
familias contra la crueldad carcelaria. Dice: "La cárcel es un mito, un
pensamiento mágico, un efecto placebo, una venda en los ojos, un acto de
irresponsabilidad, porque no resuelve los problemas, no los trata, solo los
oculta y reprime. Y si tienes un problema y no te tratas, y te lo niegas, te lo
ocultas y reprimes, el problema ( lógicamente ) empeorará."
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