viernes, 16 de septiembre de 2016

Ochenta años después de 1936.

Ochenta años después de 1936.




(Comentario al editorial de Julio en el mensual Nordeste de Segovia publicado en Agosto en el mismo)
Acacio Puig

Nací 10 años después de acabar la Guerra de España y sigo esperando y exigiendo Verdad, Justicia y Reparación para las víctimas  de aquel combate desigual.
Pertenezco a una generación a la que la dictadura franquista amamantó desde el destete materno con el odio a los rojos y algunos fantasmas (como el crimen de Paracuellos); una generación para la que las noticias radiofónicas seguían llamándose “el Parte”…porque en lugar de información seguíamos siendo intoxicados con auténticos partes de guerra, condenas a muerte de disidentes -presentados como  agentes y bandoleros- y a la que se suministraba a diario la venenosa propaganda contra supuestas conspiraciones “judeo masónicas”.

En gran medida, las patrañas educativas y el miedo a  la  represión feroz ejercida por la derecha, bloqueaban las mentes y expandían un franquismo transversal que calaba en vencedores y vencidos. No creo que estemos aún libres de aquella costra ideológica y son significativos los oídos sordos ante las reiteradas exigencias de las Comisiones de Derechos humanos y Relatores de Comisiones de Desaparecidos de la ONU pidiendo, a los sucesivos gobiernos de España, la exhumación de cadáveres víctimas del genocidio que iniciaron en 1936 los alzados contra la legalidad republicana (las más de 150.000 víctimas aún insepultas en cunetas y montes como Estépar, Torozos y tantísimos más). Por todo eso, cada vez que escucho “Paracuellos” el estómago se me revuelve y amenaza vómito. Porque aquella matanza fue elevada por la dictadura al estatus de símbolo para ocultar el terror fascista. El general Yagüe, carnicero de Badajoz, Mola el apologista de aterrorizar a la población civil para consolidar el poder a sangre y fuego, Queipo sembrando el pánico en la Andalucía y animando a las tropas africanas a la violación de mujeres para que “supieran lo que es un hombre”… ¡Todos con calles y avenidas  ciudades y pueblos, erigiéndolos como ejemplos de españolidad “viril” hasta ayer  y  hoy!
Me asquea el que haya costado tanto eliminar las estatuas de “su caudillo” y que la fundación con su nombre (Fundación Francisco Franco) siga siendo subvencionada con nuestros impuestos y se mantenga tan legal…como las candidaturas electorales de  organizaciones fascistas preñadas de un pasado criminal, como es el caso de Falange.

La Guerra de España fue un combate desigual. Constituyó el prólogo de la Segunda Guerra Mundial, el banco de pruebas  bélico de la Alemania nazi y la Italia fascista. Es decir que fue solo en cierto modo “civil” en lo que respecta al bando llamado nacional. La intervención de aviación de combate (cazas y bombarderos alemanes e italianos, que destrozaron la vida cívica de Madrid, Barcelona…o el éxodo de civiles en la carretera Málaga-Almería) fue enormemente superior a la ayuda soviética a los frentes republicanos (ayuda además permanentemente bloqueada en la frontera francesa y el mediterráneo). La presencia de combatientes alemanes e italianos, enormemente superior y mantenida hasta que fue “cautivo y desarmado el ejército rojo”, en tanto que nuestros heroicos brigadistas fueron, no solo menos en número y sin formación militar inicial, sino invitados a abandonar mucho antes las trincheras y España como gesto ante las democracias occidentales buscando su mediación a una solución de compromiso.
En cuanto a los gobiernos de esas “democracias occidentales”, seamos sinceros de nuevo, ya ochenta años después, porque abandonaron a nuestra república democrática en casi todos los ámbitos intentando así evitar la internacionalización de la guerra mundial, inminente e inevitable ya: Política de No Intervención, nulo suministro de armamento…en definitiva fueron expresión de que el capital ni tiene patria, ni valores. El capital fascista y el capital democrático, tiraron de los cabos de la soga – cada cual a su manera- para estrangular a la República de Trabajadores de todas clases.


En cualquier caso, amigxs del Nordeste yo, que llegué a la comarca hace ya diez años, aplaudo la andadura de vuestro periódico y su  progresivo paso de lo que su entonces director  llamaba “periodismo blanco” al actual  “periodismo de verdad y compromiso”.

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