Adrienne
Rich, del libro 21 poemas de amor
El poema flotante
Pase lo que pase con
nosotras, tu cuerpo
va a rondar el mío
—tierna, delicada,
tu forma de hacer el
amor, como la fronda retorcida
del helecho de agua en
los bosques
recién lavados por el
sol. Tus muslos recorridos, generosos,
entre los que mi rostro
entero vuelve y vuelve—
la inocencia y la
sabiduría del lugar que mi lengua encontró—
la danza vital e
insaciable de tus pezones en mi boca—
tu contacto firme,
protector, descubriéndome,
tu lengua fuerte, tus
dedos finos
llegando a donde estuve
esperándote por años
encerrada en mi cueva
húmeda y rosa— pase lo que pase, esto es.
21
Poemas de amor (A.R)
Me
despierto en tu cama. Sé que estuve soñando.
Mucho
antes nos separó la alarma, y estás
desde
hace horas en tu escritorio. Sé lo que soñé:
nuestra
amiga, la poeta, entra en mi cuarto
donde
llevo días escribiendo, hay borradores,
carbónicos
y poemas desparramados por todas partes,
y
quiero mostrarle un poema
que
es el poema de mi vida. Pero dudo,
y
me despierto. Me besaste el pelo
para
despertarme. Soñé que eras un poema,
te
digo, un poema que le quería mostrar a alguien…
me
río y vuelvo a soñar otra vez
con
el deseo de mostrarte a todos los que amo,
de
andar juntas sin reservas
con
el impulso de la gravedad, que no es simple,
que
arrastra un largo trecho al plumerillo en el aire exhalado.
Luis Ángel Barquín
En tu piel
Constelaciones
que aparecen y se desvanecen en tu perímetro terrestre.
Luz que en ti
es promesa aún y que seduce en sueños al beso que acaricia, al tacto
alado del funámbulo, al cauce de tu sangre y al volcán de mi sombra.
Los pétalos
del gozo se deslizan entre tus dientes, separados apenas por la fragancia
del rocío y el gemido del viento.
Despertándote,
rotas en la pasión de tu llama, prendes la saliva animal con la cadencia de tu
vientre, se alzan y caen las dunas en tu respiración simétrica y robas un
instante precioso al mediodía.
Y mi corazón
te saborea: cáliz, néctar y esencia.
Y mis manos
aprenden el lenguaje de tu universo.
Y ya mi alma
es para siempre el pájaro que canta y anida dichoso en tu piel.
Sensual
Tu línea
gozosa y
elocuente
palpa sus
límites
al guiño de
la luz, al soplo del amor,
al rumor
sordo del volcán.
Tus labios
adoptan
el tacto de
la flor, la transparencia azul
del beso, el
roce íntimo
de la lluvia
al caer,
en el ritual
sagrado que te eleva
sobre tu
voluntad.
Brillan tus iris
reflejando tu
agua, al resplandor
del fuego de
tu pecho.
Entre las dunas
de tu
respiración, arde un silencio
y gime su
canción la oscuridad.
El animal en
ti
aumenta su
clamor, escribe y lanza
sílabas
roncas, rápidas palabras,
que rompen la
clausura de tu vientre
y se alzan
poderosas
sobre el
abismo de tu ser.
Abrazo
tu piel con
la mirada,
escucho con
las manos tu desnudo invencible,
cada señal
que escondes en mi corazón,
cada
intervalo
de tu ritmo
salvaje… y voy hundiéndome
dichoso,
agradecido,
en la orilla
soleada de tu isla sensual.