Óscar Dove
El encarcelamiento del vicepresidente de
la Generalitat y de otros/as 7 Consellers y la orden de detención internacional
contra el President Puigdemont y el resto de su gobierno es una nueva y brutal
puñalada contra el autogobierno de Catalunya, contra los deseos de más de 2
millones de catalanes y catalanas expresado en las urnas, y
en definitiva, contra la democracia no solo en Catalunya, sino en todo el
Estado español.
El silencio, cuando no connivencia, de
gran parte de la izquierda y de los sindicatos mayoritarios, les hace cómplices
de un golpe de estado contra la democracia que tiene su última expresión en
estos encarcelamientos.
La detención de los titiriteros, el
procesamiento a personas por opinar en las redes sociales, la cárcel para
sindicalistas y un largo etcétera eran nuestro pan de cada día, pero lo
nunca esperado; la aplicación del art.155 que anula la autonomía de Catalunya,
el cese y cárcel para su gobierno y la destitución de cientos de cargos,
constituye la vuelta de tuerca definitiva a la brutal derechización del
gobierno del PP. Eso sí, hay dos "novedades" importantes: por un lado
el posicionamiento al completo jaleando estas medidas de excepción de un PsoE
que hace tiempo renunció a ser alternativa de nada, y por otro una derecha
fascista que ha cobrado alas gracias a que está siendo alimentada por un soliviantamiento de la población basado en pasiones carentes de
argumentos y apelaciones a elementos primarios. Es importante el detalle de ver
en las mismas manifestaciones al PSOE, al PP, a Cs, a Falange y a Hogar Social:
manifestaciones que acaban con el canto del Cara al Sol y agresiones a
homosexuales, personas de origen árabe o de izquierdas. La derechización de
importantes sectores de la población va paralela, eso sí, al aumento del número
de personas favorables a la independencia dentro de Catalunya: la represión del
estado, el encarcelamiento de dirigentes políticos y la suspensión de la
autonomía está encontrando su oposición en la autoorganización de importantes
sectores catalanes en forma de Comités de Defensa de la República (CDR), del
estudiantado, de cada vez más importantes sectores de trabajadores/as,etc.
La izquierda estatal tiene ante sí un
reto vital para la democracia y los derechos sociales y políticos en pugna: o
acompaña la lucha del pueblo catalán o se alinea con quienes están anulando la
autonomía de Catalunya. No hay términos medios en este momento; el PPsoE-Cs no
va a convocar ningún referéndum pactado, nadie va a reformar la Constitución en
un sentido progresista y los pañuelos blancos (Hablemos-Parlem) han sido en la
práctica una retirada que ha dejado un flanco descubierto por el que entró la
policía, la fiscalía y las cárceles.
Oscar.
ResponderEliminarcomparto tus notas y las preocupaciones que reflejas. Siempre pensé (desde aquellos artículos publicados hace años en burgosdijital y papeles anticapitalistas) que introducir el debate sobre el derecho a decidir, contra la catalanofobia histórica e histérica y el totum revolutum del "izquierdismo-españolero" iba a fragilizar la solidaridad con el ejercicio de un derecho democrático radical que cuestionaba la arquitectura del Régimen del 78. También que pagaríamos caro (dentro y fuera de Catalunya) el retraso de años olvidando la acción política ante una seria problemática que a juicio incluso de la izquierda más sensible... "TODAVÍA NO TOCABA".
Hoy, recomendando lectura del artículo de M Caussa publicado arriba (Derrota sin rendición y...) que me parece de mucho calado, fino y pleno de perspectivas,no creo siquiera que la sensibilización solidaria, la fraternidad, etc. haya calado más que en Euzkadi mientras que en el resto del país -incluído Madrid- no ha sido hasta el momento más que TESTIMONIAL. Honesta, sí, pero tardía y testimonial.
21 diciembre.
ResponderEliminarCon la CUP- ¡PRINCIPADO REPUBLICANO!
Con ERC - ¡Moler a VOTOS a quienes nos molieron a PALOS!
¡hay que sacar del PARLAMENT a los "constitucionalistas!