Marco
Rizzardini
El tema que hoy nos trae
aquí es un ejemplo de los más palmarios del dominio desmesurado, sin
precedentes en la historia, que ejerce sobre la economía y la vida la
gigantesca máquina capitalista en su “fase
senil de los oligopolios o monopolios generalizados”. No hay tiempo para profundizarlo ahora, sin embargo, permitirme la tesis de que tras la retórica
del aumento de la competitividad y de la libertad de mercado, en los veinte
últimos años vimos el auge de oligopolios globales y de la confrontación
económica entre las 3 o 4 grandes potencias económicas y sus “polos” en lugar
del fomento del tan cacareado “crecimiento económico”. El proceso de
globalización capitalista ahora en crisis relativa, significó pues, incluso en
sus años aparentemente dorados, sobre todo una competencia creciente entre grandes corporaciones por el mercado
existente. Lo que implicó un aumento relativo de los costes de transacción
frente a los costes de producción (con la destrucción de esa parte del sector
productivo que no podía sostenerlo) y el estancamiento
económico a escala global, en donde también la privatización de las empresas
contribuyó exclusivamente a la eliminación de competencia y a la concentración
de la riqueza existente en vez de permitir que se volcasen energías y
recursos al crecimiento y al desarrollo.
Bien, en este marco de ocupación y
colonización de cualquier espacio económico y vital por parte del capital y de
concentración acelerada y tendencia a la monopolización para mantener
beneficios, a mediados de septiembre de
2016 acababa el largo cortejo y, rematados los últimos detalles, el grupo
químico-farmacéutico alemán Bayer se
adjudicaba Monsanto, gigante
estadunidense de biotecnologías y semillas. El coste global de la operación ha
sido de 66 mil millones de dólares al contado, es decir 128 dólares por cada
acción en ese momento.
La alemana Bayer, se creó en 1863, patentó el acido acetil salicílico como
Aspirina en 1899 y en 1896 la heroína
fue sintetizada por primera vez gracias a la acetilación
del clorhidrato de morfina, un producto obtenido de la adormidera. «Heroína»
fue el nombre comercial que la empresa Bayer puso a la nueva sustancia, que la
lanzó al mercado como sustituta de la morfina, creyéndola menos adictiva. Monsanto, por su parte fue fundada en
Missouri en 1901, produjo y patentó por ejemplo, la sacarina, el PCB (policloro bifenilo –dioxina,
prohibido desde 1979), el DDT, la
luz LED, y, cómo no, el Agente
Naranja, defoliante antecesor del Roundup.
La empresa se centró en Biotecnología a partir de los años 70 y luego en los
OGM (por ejemplo la Somatropina Bovina Recombinante).
Ha nacido pues un coloso de la
agro-industria, cuyos propietarios reales serán BlackRock y Capital
Group Companies: de
esta fusión nace el mayor productor
mundial de semillas y pesticidas, una auténtica superpotencia destinada a
controlar, según todas las estimaciones, entre el 24% y el 29% de las cuotas de
mercado de sector. Según informó la sociedad de Leverkusen, las dos empresas
concordaron una penalización de 2 mil millones de dólares a pagar en el caso
que los organismos antitrust (de
defensa de la competencia) de EE.UU. vetaran la operación.
Ahora bien, según datos aportados por
la asociación Opensecrets, en la
última década Monsanto y Bayer han gastado conjuntamente 120 millones de
dólares para conseguir de los centros de poder político e los EE.UU. decisiones
favorables para sus negocios. Solo Monsanto gasta
entre 300.000 y 400.000 euros anuales en actividades de lobby en Bruselas,
según su propia declaración en el registro de
transparencia de la UE. Eso
debería de haber allanado cualquier problema…y sin embargo, el “alto” parece
haber venido desde la Unión Europea. Eso lo analizaremos en seguida.
Más
datos, Monsanto, que facturaba en el año
2015 más de 15 mil millones de dólares con un beneficio neto de 2,3 mil
millones, tuvo una descalabro con pérdidas del 43,3% en 2016. Tiene 25 mil trabajadores. En lo que a Bayer
se refiere, el volumen de negocios era de 46 mil millones de dólares y los
beneficios alcanzaban los 4,1 mil millones. Emplea a 115 mil personas, en datos de 2016. La
fusión, siempre según datos de Bayer, conllevará un ahorro de costes estimado
en 1,5 mil millones e dólares a partir del tercer año, estimándose que a
operación se completará a finales de 2017.
En cifras del 3 de octubre de este año, Monsanto consigue un beneficio trimestral de 20 millones de
dólares, +5% facturado, gracias a la
demanda de simientes de soja y maíz. En el periodo junio-agosto el resultado
neto de Monsanto se consolidó en los 20 millones de dólares, es decir 5
céntimos por cada acción, contra una pérdida de 191 millones de dólares, es
decir 44 céntimos, del mismo periodo del 2016. La facturación subió del 4,8%
hasta 2,68 mil millones de dólares. La reacción sobre el titulo se mantiene
contenida. Ese mismo día, en una sesión floja de Wall Street la acción de
Monsanto marcaba un +0,21%.
Cuando se decidió la fusión,
el momento era el propicio también por razones financieras: Bayer no tenía en
mano los 66 mil millones de dólares necesarios para la compra, razón por la
cual tenía que endeudarse. Elección no fácil puesto que ya tenía deudas por 15
mil millones, pero he aquí que el Banco Central Europeo de Mario Draghi echa una mano: se trata de conocido
quantitative easing https://es.wikipedia.org/wiki/Expansi%C3%B3n_cuantitativa
mediante el cual cada mes se inunda el mercado financiero de euros recién
imprimidos, lo que ha llevado los tipos de interés en zona euro a valores
negativos, marcando el momento adecuado para moverse.
Además del ahorro en costes, para los grandes
grupos empresariales en cuestión existen
al menos dos ventajas más: Bayer se
hace con una empresa, la Monsanto, que le consiente extender su actividad en el sector del agro negocio, apuntando a
semillas patentadas y pesticidas; por otro lado, Monsanto, mediante el
grupo alemán, penetra en el mercado
europeo más allá de las incertidumbres sobre el TTIP y después de haber chocado
con fuertes hostilidades a causa de su producción de OGM (transgénicos).
De hecho, algunos analistas
mantienen que Monsanto fue empujada a la venta por el histórico “flop” de sus
semillas OGM, hundidas del 18% en Europa en el año 2015 y con ventas contraídas
también, por primera vez, al nivel mundial con 1,8 millones de hectáreas
cultivadas menos. Datos que confirman la creciente desconfianza de los
productores frente a unas tecnologías que no cumplen con sus promesas
milagrosas.
Reitero que esta decisión de
Bayer de comprar Monsanto no fue un repentino rayo caído de cielo, sino
consecuencia de una guerra en curso
entre titanes de la química agro industrial. En definitiva, ¿qué supone esta nueva concentración
monopolista? Que si con anterioridad bastaban los dedos de dos manos para
contar los sujetos que controlaban el sector agro químico, ahora ya sobran los
dedos de una sola mano, puesto son sólo tres los oligopolios trasnacionales que
se reparten un mercado del que dependen las vidas de toda la población mundial:
Du Pont - Dow Chemical, Syngenta - Chem
China y Bayer- Monsanto.
Es
decir, el 75% del mercado mundial de agroquímicos, el 63% del mercado mundial
de semillas, el 75% de toda la investigación privada en el sector de semillas y
pesticidas. Monsanto, además, ya nos ha dado claro
ejemplo de que la mejor manera de vender pesticidas es fabricar simientes
pensada para estar asociadas a “medicamentos” específicos, para vender así
“paquetes” completos: es el caso de su producto estrella Roundup, a base de glifosato*, herbicida tan poderoso que destruye
incluso los cultivos que se pretenden proteger.
Pero
he aquí que, en agosto de 2017,
interviene Margrethe Vestager, la mujer más fuerte e influyente de
Bruselas y la comisaria más respetada, admirada y temida por periodistas,
legisladores, empresas y lobistas.
La Comisaria europea de Competencia que
sustituyó a finales de 2014 al español
Joaquín Almunia y que ya anunció la multa más alta de la historia de la UE: una
factura de 13.000 millones de euros, más intereses, a Apple por los
impuestos no pagados en Irlanda entre 2003 y 2014. Miembro del Partido
Social Liberal danés, es una liberal- radical de verdad, de los que no existen
en el rancio panorama español. El pasado
junio le había tocado el turno a Google,
acusada de haber favorecido en su motor de búsqueda su propio sitio web
Shopping a expensas de la competencia. Total de la multa: 2,4 millones de
euros.
También este año ha sido multada Facebook, acusada de haber mentido a Bruxelles sobre la fusión con Whatsapp y obligada a pagar 110 millones de euros
Con anterioridad, Daimler, Daf, Volvo e Renault, fueron obligadas a pagar 3 mil millones. Deutsche Bank, culpable de organizar un cartel con los derivados mediante Euribor e Libor, en 2013 tuvo que soltar un cheque de 465 millones.
También este año ha sido multada Facebook, acusada de haber mentido a Bruxelles sobre la fusión con Whatsapp y obligada a pagar 110 millones de euros
Con anterioridad, Daimler, Daf, Volvo e Renault, fueron obligadas a pagar 3 mil millones. Deutsche Bank, culpable de organizar un cartel con los derivados mediante Euribor e Libor, en 2013 tuvo que soltar un cheque de 465 millones.
Stop de la UE
La oficina Antitrust de la UE decidió el pasado 22
agosto tomarse más tiempo y en lugar de dar su visto bueno a la fusión, ha
abierto una investigación en profundidad a causa de las dudas y preocupaciones
que para la libertad de competencia supone una operación de esta índole en un
sector clave para la producción agroalimentaria global. La Comisión Europea se
ha dado tiempo hasta el 8 de enero de 2018 para tomar una decisión final sobre
la fusión, mientras la Bayer al parecer mantiene la confianza de conseguir
cerrar igualmente la operación entro el 2017 come inicialmente previsto.
A finales de
septiembre 2017, de forma sorpresiva, duro golpe a Monsanto. A los lobbies o grupos de presión de Monsanto se les ha prohibido la entrada en el
parlamento europeo después de que la multinacional manifestara su negativa
a asistir a una audiencia parlamentaria en la que debía responder a unas
acusaciones de interferencia regulatoria, según las que, supuestamente, habría
influido de manera fraudulenta en los estudios sobre la inocuidad del glifosato que
se utiliza en su herbicida más popular, el tristemente famoso Roundup.
Es la primera vez
que los eurodiputados cambian las normas con el fin de
retirar el acceso parlamentario a las empresas que ignoran una convocatoria
para asistir a las encuestas o audiencias parlamentarias.
A partir de
ahora, los funcionarios de Monsanto no podrán reunirse con los
diputados al Parlamento Europeo, asistir a reuniones de
comités o utilizar recursos digitales en los locales del Parlamento en Bruselas
o Estrasburgo.
Los
eurodiputados han optado por tomar esta medida indignados por la decisión de Monsanto de evitar una audiencia
organizada por los comités de Medio Ambiente y Agricultura, con
académicos, reguladores y activistas, el 11 de octubre.
“Aquellos que ignoran las reglas de la
democracia también pierden sus derechos como cabilderos -así se llama a los
miembros de un lobby- en el Parlamento Europeo”, dijo el presidente del Partido
Verde Philippe Lamberts. “Las corporaciones estadounidenses también deben
aceptar la función de control democrático del parlamento. Y Monsanto no puede
estar por encima de esto”.
La prohibición del lobby
ha sido un duro golpe para la campaña de defensa de Monsanto antes de una decisión a finales
de este año sobre la renovación de la licencia del glifosato,
que ha sido vinculado con el cáncer por un panel experto de la OMS y otras
investigaciones*
Una carta de
Monsanto dirigida a los eurodiputados y que hizo pública The Guardian, dice que el Parlamento
Europeo no era “un foro apropiado” para el debate sobre las cuestiones
involucradas.
“La audiencia conjunta podría ser
vista como el último intento por parte de quienes se oponen a las prácticas
agrícolas modernas de influir y frustrar el proceso científico y regulatorio de
la UE para adaptarlo a su propia agenda”, dice.
“Hemos observado con creciente alarma
la politización del procedimiento de la UE sobre la renovación del glifosato”,
escribió el vicepresidente de Monsanto, Philip Miller, “un procedimiento que
debe ser científico pero que en muchos aspectos ha sido secuestrado por el
populismo”.
Dejemos
el glisofato de momento, para informar que el viernes 13 de octubre 2017 ha
habido nuevo capítulo del culebrón, el coloso Bayer anunció la firma di un acuerdo para ceder al
grupo químico Basf actividades del sector agroquímico por 5,9 mil millones de
euros. La operación, evidentemente, se ha decidido para
propiciar la fusión con Monsanto e impresionar favorablemente a la Comisaria de
la Competencia.
La transacción hace referencia a cultivos seleccionados de colza y de soja, así
como de pesticidas que, en 2016, han generado un giro de negocios de 1300
millones de euros. “La transacción está
subordinada a las necesarias
aprobaciones y a la finalización de la operación de compra de Monsanto”, explica una nota de la empresa.
En
suma: está en juego el futuro de la producción agrícola global y así mismo la
salud de la humanidad puesto que estas maniobras de las transnacionales están
concentrando un enorme poder de control no legítimo tanto sobre la producción
de alimentos como sobre el de los fármacos: ambos fundamentales para la salud
de las poblaciones.
Lo que es peor es que no
estamos hablando solo de fármacos, semillas, pesticidas y de Transgénicos, sino
también de control del software
referido a tecnología y recopilación de datos, monitoreo vía satélites y uso de
drones. Un autentico salto en adelante
del agro negocio globalizado basado en una maraña letal entre grandes
industrias de la maquinaria agrícola, semillas patentadas, fertilizantes y
agroquímicos asistidas por una poderosa inyección de tecnología. Un mix que es también una nueva frontera
por el capital financiero.
Según el ETC Group “En última instancia la empresa que controlará la información sobre la
cualidad de los suelos, los estándares históricos del clima y los rendimientos
de los cultivos, así como las tecnologías robóticas para el almacenaje de
semillas, pesticidas y abonos será la que conseguirá mayores beneficios de los
contratos de seguros de los cultivos
que, cada vez más, determinan el coste de producción para los productores
agrícolas.
En
breve termino, los grandes cambios llegarán desde las empresas dedicadas a la
producción de semillas y pesticidas, sin embargo a medio plazo habrá que
prestar atención a la conducta de las empresas productoras de fertilizantes y
maquinaria agrícola, puesto que podrían determinar, en última instancia, las
reglas el juego”. http://www.etcgroup.org/es/content/megafusiones-y-dominio-de-datos-amenazan-semillas-y-seguridad-alimentaria
Es en este marco, que con
cada vez mayor arrogancia se define y se magnifica como “agricultura
climáticamente inteligente”, donde estas
compras y concentraciones entre colosos encuentran explicación y se alienta el
vertiginoso giro de capitales.
También es cierto que en
este momento las controversias vinculadas a los OGM hace que estos ya no
aparezcan como caballos ganadores, y por otro lado, las polémicas sobre los
efectos devastadores de la agro-industria
en relación con el cambio climático hacen necesario un lavado de cara y
un cierto maquillaje del sector y una nueva articulación de las
inversiones.
Y este mix, panacea supuesta de las dificultades del presente, entre
invasión biotecnológica, patentes y control de las informaciones…hace crecer
las cotizaciones en bolsa.
Esta nueva fuga hacia
delante de la agro industria vive de la proyección especulativa sobre quien
tendrá un mayor control sobre cada aspecto de la cadena alimentaria industrial.
Llegados
a este punto ya podemos entrever lo que significa todo esto para agricultores y
agricultoras, para la soberanía alimentaria, para la justicia climática y para
todos nosotros/as que somos consumidores finales. “Quien controla la comida,
controla a la humanidad”.
Es urgente que
agricultores, productores, consumidores, vecinos y vecinas, todas las fuerzas
de cambio centremos la atención sobre la gente, sobre la humanidad, y no sobre
los mercados.
Como recordaba Olivier
De Schutter, antiguo Relator de las NN.UU. sobre Alimentación, “Hemos delegado en las empresas alimentarias
la responsabilidad de garantizar un equilibrio nutricional adecuado.”
Poner en el centro del debate POLÍTICO el alimento, el
sistema alimentario, restituir un valor central al derecho a una alimentación
Buena, Limpia y Justa no es ninguna
nimiedad ni excentricidad. Cuando hablamos de alimento (y de cómo se produce y
consume) estamos también hablando de nuestra salud, de la fertilidad de los
suelos; de salubridad del agua y del aire; de defensa de la biodiversidad; de
modelo de producción; del ingreso de cientos de millones de familias; de
preservación del paisaje; de cultura, de patrimonio, de conocimiento y de
memoria. También estamos hablando de placer, de sociabilidad, de convivialidad
de capacidad y de alegría de compartir: de buena vida.
Puesto que el sistema
ha trasformado también la comida en
“equivalente general”, en algo cada vez más ficticio y abstracto, hay que
restablecer la alimentación y el modo de producirla como “algo terrestre”,
basado en relaciones sociales reales, en algo humano y material. Es
indispensable y urgente plantearse el objetivo político de la transición a la
agroecología.
Frente a la
irracionalidad de este “desarrollo”, de este despilfarro, de la especulación
alimentaria y el acaparamiento de tierras que está detrás, es necesario expresar una fuerte denuncia y luchar contra la arrogancia de las
trasnacionales del agro negocio, contra los OGM y vincularla profundamente con
la lucha contra el cambio climático, el saqueo de los territorios y la
vida. Habrá también que recalcar nuestra
solidaridad con las organizaciones agrícolas y campesinas que en España y en
todo el mundo reivindican precios justos y denuncian la crisis que se vive en
un campo devaluado, vaciado y saqueado.
En fin, la comida, el alimento
¡NO SON UNA MERCANCÍA CUALQUIERA!
*Glifosato, sustancia recientemente clasificada
como “probable cancerígeno” por la OMS y al centro de un gran debate en los
meses pasados en cuanto a su comercialización en Europa. Lo que está plenamente
demostrado es que están aumentando las plantas que presentan resistencia al
glifosato y que moléculas cada vez más potentes y peligrosas para la salud se
están poniendo en el mercado con todo lo que de allí consigue.
Rompe el hielo la famosa investigación
independiente y secreta sobre el maíz gm NK 603 y Roundup del profesor de la
Universidad de Caen Gilles-Enric
Seralini https://www.gmoseralini.org/articulos-de-investigacion/ y sus efectos devastadores sobre
hígados y riñones de ratas.
Después, en agosto de 2015 un artículo
de la revista New England Journal of
Medicine http://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMp1505660
señalaba los peligros y la utilización
de un nuevo compuesto obtenido del añadir al glifosato el 2-4D, uno de los componente de celebérrimo “agente naranja” usado
como defoliante en la guerra contra Vietnam. Ahora bien, como afirma la medico
oncóloga italiana Patrizia Gentilini, miembro de Medici per l´Ambiente (ISDE Italia) y de Medicina Democratica,
“tiene que quedar bien claro que el efecto cancerígeno solo es la punta del
iceberg de conjunto de patologías humanas crónico-degenerativas relacionables
con una exposición crónica a pesticidas, incluido el glifosato. La literatura
científica que relaciona la exposición a pesticidas con enfermedades cuales el
Parkinson, Alzheimer, SLA, diabetes, infertilidad, endometriosis, patologías
respiratorias, autoinmunes, renales, cardiacas, malformaciones, etc… es
imponente y, desgraciadamente, se confirma que el solo vivir en la cercanía de
áreas en las que se realiza la agricultura industrial disminuye las capacidades
cognitivas en os niños/as y aumenta su riesgo de enfermar de cáncer.
Finalmente, el día 24 de octubre de
2017, el Parlamento Europeo votó no renovar la licencia al herbicida, aunque la
eliminación definitiva no sea hasta 2022. Y la resolución definitiva estará en
manos de la Comisión Europea que tiene que tomar la decisión en pocas semanas.
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