Acacio Puig
Sí, Hispania
es “tan diferente” como cuando el difunto Fraga, artífice de Alianza Popular y después
primer presidente del PP, acuñó ese slogan. Era por entonces Fraga ministro de
Turismo de la dictadura franquista y fue premiado más tarde con embajada en UK.
No es
preciso devanarse la sesera analizando las claves de ascenso de una nueva
extrema derecha hispana (homologable con los aspavientos del siglo) porque aquí persiste un linaje de continuidad
entre chisteras, guerreras y correajes falangistas y militares y las nuevas
indumentarias de una derechona que repeina el pelo de la dehesa, se atufa de
cremas y bodyspray pero mantiene una fidelidad-temperada
respecto a sus inmediatos antecesores.
Desde la
segunda mitad de los años 70 y después 80, no prosperaron aquí los neofascismos
cañí de Piñar, ni Girón y paulatinamente se “consumió” el intento de reavivar
los falangismos y derivados aunque aún presentan candidaturas electorales y
alientan demandas judiciales…Aquí primó la ordenada reconversión ideológica
(eso sí, sin despidos…) tolerando primero
a bandas fachas y sus asesinatos, -dependiendo de su “funcionalidad disuasoria”-
tanto como a multitud de empresas que se “posicionaron” –capitalizaron- durante
los 40 años de horror franquista, monopolizando concesiones de obras públicas y usando mano de obra
semiesclava. Así fue integrada la
herencia franquista por Alianza Popular y después por el Partido Popular. Por
desgracia para la izquierda social, fue el PSOE el que integró muy peligrosas
migajas de aquel “estilo”.
No es
momento de poner blanco sobre negro las añejas raíces del sistema actual (desde
March, o el Popular ó los Huarte y Duro Felguera, desde los Grandes de España
al latifundismo vivo y ambiciosamente PAC-europeizante de hoy, desde sus viejos
medios de comunicación-destrucción de conciencias -Arriba, Ya, ABC, Pueblo - a los nuevos, que implosionan las neuronas… Junto al regado del
rey emérito, su herencia y poliédrica corte corrupta,
campechanamente coleante…). Lo haremos en otra ocasión.
Pero sí es momento de reseñar lo que
cotidianamente emerge de aquellas raíces enfermas: una iglesia reaccionaria,
protegida y apoyada, que se zafa de la fiscalidad, la justicia y promociona a
sus elementos más reaccionarios, una legislación laboral que arrasa a decretazo
limpio el derecho al trabajo y a dignas condiciones de existencia -con eficaz
apoyo de una ley de Seguridad Ciudadana que amordaza disidencias- una política
de CIES que castiga el derecho a escapar de la pobreza completada con tolerancia cero a la acogida a refugiados y exiliados pobres que huyen del
hambre, la neocolonización, la desertización y las guerras, alimentadas también por los trasiegos de la
industria armamentista nazional. ¿Qué decir del viejo horizonte de Ayuda
Oficial al Desarrollo (0.7% del PIB) que el neoliberalismo internacional y por
supuesto el PP tratan en este siglo como una quimera?
Las mismas
raíces podridas que judicializan el derecho a la autodeterminación de las
Naciones sin estado, discriminan a las mujeres de la plena igualdad de derechos
y castigan a lxs dependientes pobres a la muerte en vida. No parece necesario
subrayar las mañas de una corrupción secularmente transmitida por familias y
caldillo facho-cultural (leer más abajo el artículo Por las Trochas… de A. Walden). Y, desde el destete de nuestra joven democracia, la férrea dependencia de poderes ejecutivo y judicial,
perfectamente comunicados por líneas de Alta Velocidad. Aunque hoy en nuestro legislativo,
los comunes de la izquierda tiendan a
circular por otras vías… no es así con los lores
senatoriales, adictos al TAV.
¿Qué decir
de la reubicación en Hispania de los ardores fascistizantes juveniles? Aquí, el
único sector en que se crea empleo público a buen ritmo es las fuerzas de
seguridad del estado. De modo que junto una mayoría de jóvenes que buscan simplemente refugio frente
al paro, otrxs eligen el uniforme junto a la impunidad que les asegura tanto la
ley de Seguridad Ciudadana como la complicidad de la mayoría del poder
judicial. ¿Valdría la pena raparse el coco, ponerse brazalete y pagarse el
gimnasio cuando eso, junto a esposas, casco, escudo y armamento, se integra en
la profesión que añade sueldito y seguridad en el empleo? Parece que no.
En cuanto a
Memoria e Historia –la degradada memoria-histórica- , el PP no acepta el
derecho internacional “humanitario” más que cuando encaja en sus espurios
intereses, por eso espera que las víctimas de aquella “Cruzada” iniciada en
1936 se cubran de polvo y que queden bien ocultas por nuevas carreteras y
autopistas. Así nos lo confirma la breve noticia publicada a inicios de abril
por el diario.es:
“El
Gobierno de Mariano Rajoy ha vuelto a eliminar de los Presupuestos Generales
del Estado la partida dedicada a la Ley de Memoria Histórica aprobada por
Zapatero, un dinero que se utilizaba esencialmente para financiar exhumaciones
de represaliados (se calcula que en España hay unas 2.000 fosas por abrir).
Una de sus primeras medidas de Mariano
Rajoy al llegar a la Moncloa fue eliminar la Oficina de Víctimas de la Guerra
Civil y la dictadura. En 2012 redujo la dotación presupuestaria para Memoria
Histórica de los 6,2 millones el anterior gobierno a 2,5 millones. En 2013, el
Gobierno del PP directamente eliminó la partida presupuestaria y cumplió una
legislatura completa sin dar un euro a las víctimas del franquismo, que se
costean las exhumaciones con la ayuda de voluntarios. Su nuevo ciclo político
incide en la decisión y la partida, que se llamó Comisión Interministerial y
estaba dentro del Ministerio de Presidencia, sigue desaparecida de los
Presupuestos Generales del Estado 2017”.
Y mientras
tanto: ¡Castigo a Cassandra! Aquellos que mentían ante los atentados de
Atocha y después ladraban Todos somos
Charlie, persiguen ferozmente una humorada (ahora por cierto, no apunta
Rajoy que ¡ocurrió hace mucho tiempo!). Aunque semejantes
compadres, disimularon bien ante las
bromitas de su insigne portavoz, el canalla que ironizaba sobre quienes “solo
recordaban a sus familiares muertos cuando sonaban las subvenciones”.
Sí,
un asco. El PP no necesita “lepenizarse” para conservar su espacio electoral,
le basta con seguir integrando en ese amplio espectro de derecha-extrema
derecha- a quienes, por el momento, le aseguran ser la fuerza en declive más
votada, sin riesgos de que la Europa neoliberal (acostumbrada rentabilizar el “¡que
viene el populismo de extrema derecha!”) le señale con el dedo. Como alimañas cautas, siguen
borrando las huellas de los antiguos destrozos
históricos y afianzando los nuevos, los que minan el futuro.
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