viernes, 18 de mayo de 2018

Filmoteca, Cuba/ La Muerte de un Burócrata (MGH)


Esta es la primera incursión que hacemos en el cine cubano, no muy conocido, salvo películas como Fresa y Chocolate, o Guantanamera, dirigidas por el mismo director, Tomás Gutiérrez Alea.

La muerte de un burócrata, fue realizada en el año 1.966 y fue producida y distribuida por el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), creado por el gobierno a los pocos meses de triunfar la revolución con intención de usar el cine como instrumento de opinión y formación individual y colectiva para hacer más profundo el espíritu  revolucionario, además de servir como forma de diversión y expansión cultural.
El propio director de esta película fue unos de los impulsores del este ICAIC.

La película es una crítica en forma de comedia-sátira con dosis  de humor negro, sobre la burocracia y las dificultades que se deben sortear para poder realizar una gestión por simple que esta pueda ser y se basa en una forma de protesta del propio Tomás Gutiérrez Alea, ya que él sufrió los percances burocráticos para resolver una gestión muy simple;  se refiere a este incidente con humor diciendo: “pensándolo bien –me dije- mejor hago una película y así no me meto en líos con la policía”.

La trama se inicia con el entierro de un “obrero ejemplar”, en reconocimiento a sus méritos y labores que llevan a sus amigos a incluir su carnet laboral en el ataúd. Hasta ahí todo bien, el problema llega cuando su viuda, para poder cobrar la pensión, debe presentar dicho documento. El sobrino del difunto de nombre Juanchin, vivirá unas alucinantes aventuras, por llamarlo de alguna forma, para recuperar el carnet de la tumba de su tío.

Los propios títulos de crédito de la película nos introducen en el papeleo burocrático, con autorizaciones de rodaje, fechas, etc.
Además, Gutiérrez Alea rinde homenaje con escenas de directores y actores como Buñuel, Laurel y Hardy (el gordo y el flaco), Bergman, Harold Lloyd, Kurosawa, Orson Wells, Monroe, Buster Keaton, Jean Vigo… y extiende la dedicatoria a todos los que han intervenido en la industria del cine desde sus comienzos con los hermanos Lumiere.

En una entrevista en 1.979, trece años después de su realización, Tomás Gutiérrez Alea comenta sobre La muerte de un burócrata: “decidí hacer la película a partir de una experiencia personal. Puede sucederle a cualquiera. Me vi de pronto atrapado en los laberintos de la burocracia a partir de unos problemas simples y elementales que quise resolver. Perdí mucho tiempo en eso y decidí hacer justicia por mis propias manos. De esa resolución salió una comedia, porque ¿no es ese el tono más apropiado para expresar el carácter absurdo que adquieren las deformaciones burocráticas y los formulismos  vacíos que no tienen nada que ver con la práctica revolucionaría?


1 comentario:

  1. Si viste Playtime (de Jacques Tati) visita en esta peli que nos propone Mariano, el 1.09...y encontrarás similitusd en la sátira a la prisa-musical-compulsiva.
    Las dos películas (Playtime y Muerte de un burócrata) son del lejano 1966...Formidable la sátira (suave) a una Revolución como la cubana que empezaba a desconcharse y necesitaba ya "enfoscar" fachada e inyección de hormigón para vitalizar los cimientos.
    Gran película esta LA MUERTE DE UN BURÓCRATA (busca tiempo para verla)

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