sábado, 19 de mayo de 2018

Jubilación y precariedad, (Javier Navascués)


Un colega jubilado en una de las movilizaciones recientes en defensa de las pensiones decía: “quienes luchamos en el franquismo para conquistar los derechos ahora a nuestra vejez tenemos que volver a salir para defender las pensiones, lo haremos con gusto, pero es necesario que nuestros nietos luchen también contra la precariedad laboral”. Esta frase resume el objeto de este artículo.

La sorprendente movilización de las pensionistas es la confluencia de generaciones que recuerdan  luchas pasadas, con la gravedad de las agresiones recibidas (y por llegar), recogiendo también las enseñanzas del 15M. Características éstas que por cierto se repiten en la lucha feminista contra el patriarcado.

Las formas de organización de la Coordinadora Estatal en Defensa de las Pensiones, verdadero detonante de la actual movilización, la radicalidad de sus reivindicaciones y su empeño en evitar los alineamientos organizativos (sindicales o políticos) nos recuerdan mucho la experiencia 15M. Donde además se ha conseguido incluir a todos los actores (Coordinadora y Sindicatos) como en Bilbao, han logrado las movilizaciones mas amplias y estables.


Las agresiones al sistema público de pensiones vienen de muy lejos, primero centradas en diversas fórmulas que atacan las condiciones de acceso de los nuevos pensionistas: reducir la pensión inicial y retrasar la edad de jubilación, ésta ya con el último gobierno del PSOE. Pero la última agresión, la del factor de sostenibilidad del PP, es una agresión directa a las personas que ya han accedido a la jubilación, en la forma de una cuasi congelación permanente (el famoso 0,25%) y por tanto de un empobrecimiento de todas las pensionistas: actuales y futuras, hasta su fallecimiento.

¿Dónde está la causa de este ensañamiento con la gente mayor?. Siempre se citan las pirámides de población y otras muchas justificaciones que pretenden ser objetivas, pero que sin duda son temporales: si hoy acceden a pensión las generaciones del “baby boom”, luego llegará la reducción de pensionistas producto del “baby down”. Conviene remarcar pues que la reducción de ingresos para las pensiones, en un sistema de solidaridad intergeneracional en el que las cotizaciones derivadas de los salarios de la población activa paga las pensiones de las jubiladas, todas las caídas de salarios reducen la capacidad de pagar pensiones. De modo que la causa estaría mas bien en la voluntad del capital de llevar a cabo una redistribución de rentas a su favor, empezando por los salarios y que acaba en las pensiones.

Y ahora es cuando llegamos a la necesidad de que “los nietos luchen contra la precariedad”.

Casi tan antiguas como las primeras agresiones a las pensiones están las de la precarización del trabajo asalariado. En el Estatuto de los Trabajadores de 1980 se estableció el despido indemnizado sin causa (el improcedente), una anomalía en el derecho del trabajo en Europa y en 1984 la primera de las leyes que permitían la contratación temporal sin justificación alguna. Desde entonces los niveles de temporalidad en el Estado español han estado batiendo récords de precariedad laboral en Europa, la mayoría del tiempo en un 30%. Y las luchas contra esta lacra han sido muy escasas.

Pero después de tanto tiempo y cuando cada vez es mas evidente la necesidad revertir esta situación, están dándose luchas que revelan una voluntad cada vez mas frecuente de responder a la precariedad. Lo fue la huelga indefinida de los técnicos y las técnicas de MoviStar hace pocos años, de las Kelis, la lucha de Amazon, de Deliveroo, de M&M etc. ahora.

Parece que nietos y nietas de muchas latitudes responden a la llamada a la lucha contra la precariedad, que sin duda debe crecer y ser apoyada por toda la sociedad.

(Javier Navascués .Jubilado. Activista en Rivas Vaciamadrid y ex sindicalista).

3 comentarios:

  1. Hay una generación perdida, que olvidó cómo luchar y sobre la que triunfó el individualismo.

    Nuestros abuelos y padres lucharon, y nos dejaron con la sensación de que estaba todo hecho.

    Pero no es tarde para darse cuenta de que no, y retomar la lucha con todas las energías.

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  2. Sí, Javier…

    Parece del mayor interés esclarecer las trampas contenidas en el Estatuto de 1980, máxime cuando el sindicalismo mayoritario acompaña las llamadas a defender las pensiones con su defensa y cuela el referente Estatuto de los Trabajadores. Lo hace también cuando cursa propuestas a pleno municipal en diversas ciudades a través de candidaturas del cambio; candidaturas que dicho sea de paso, no están duchas en hilar tan fino como para evaluar la dimensión regresiva que apuntas –con razón- en tu artículo y que vive 1980 como “cualquiera tiempo pasado fue mejor”. (Bien valdría la pena un desarrollo de aquellas implicaciones en el declive de derechos laborales durante los últimos casi “Treinta Penosos”).

    En cuanto al 15M y su herencia hay algo preocupante y que vivimos en casi todas partes durante su reflujo: muchxs de sus activistas más capaces y con mayor iniciativa optaron por el exilio laboral a diversos países europeos. Ellxs han pasado a ser supervivientes en la UE (y en muchos casos a instalarse como cualificados profesionales). Han dejado su “ejemplo” que en mayor o menor medida nos contaminó a otras generaciones pero también han dejado un gran vacío aquí, en los pueblos ibéricos…en la autoorganización del precariado y en el relevo sindical (en todos los sindicatos). De modo que, a pesar de las dignísimas respuestas que citas -desde las Kellys hasta H&M- las respuestas siguen muy por debajo de lo necesario… (Eso lo sabemos bien quienes tenemos hijxs trabajando aquí, con supuestos “contratos indefinidos” pero bien amarrados por el temor al despido, sin respuesta fácil frente al acoso laboral y conscientes de la permanente indefensión sindical…salvo cuando hay elecciones).

    El derrumbe en Madrid de los apartamentos en Martínez Campos, los dos trabajadores muertos y sepultados bajo los escombros, la externalización del trabajo mediante “la trata” de obreros de Plasencia, da la medida de una demolición de condiciones laborales que no cesa, blindada por “las leyes”… una situación ante la que los sindicatos no han “vigilado” lo suficiente.

    Creo que 71 diputados de izquierda (unidos-podemos) están luciendo bien poco…en el mejor de los casos “acompañan” lo que está en marcha pero son incapaces (y son 71!) de estimular lo que aún “no está en marcha”.

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  3. La lucha del pueblo tiene que ser permanente. La oligarquía está permanentemente, sin descanso, reforzando su poder económico, cultural y político. En cuanto nos descuidamos, empezamos a perder lo conquistado.
    La degradación de la URSS y su caída final desmoralizó a los trabajadores, sus sindicatos y sus partidos. Hace cuarenta años la oligarquía inició una ofensiva mundial neoliberal para recuperar el terreno que había perdido desde la victoria bolchevique. En todos los países occidentales han conseguido la privatización de las grandes empresas de los sectores estratégicos. Van también a por las conquistas del Estado de Bienestar aunque esto les está resultando más difícil.
    Ahora se ha iniciado una nueva ola de rebeldía e insumisión con nuevas formas de organización y movilización. Tengo esperanza en que se recuperará el terreno perdido y se podrán conquistar nuevas metas: protección del medio ambiente, igualdad real de género, reducción de la jornada laboral, jubilación y renta básica digna garantizada para todos y todas, reconocimiento de los derechos de las otras especies…
    Hay que luchar sin descanso.
    Javier, Acacio, hace cincuenta años estábamos luchando juntos y leyendo cosas sobre la “revolución permanente”. Seguimos en la barricada.

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