Acacio Puig
Si hace unos
meses revisamos el mediocre resultado del proyecto Galerías que anualmente encuentra sede en la Antigua Cárcel de
Presos Políticos (afinidadesanticapitalistas.blogspot.com correspondiente
al mes de octubre) seis meses de
conmemoraciones nos llevan hoy a reseñar
las limitaciones del homenaje organizado
por la diputación provincial de Segovia al folklorista Agapito Marazuela en el 125 aniversario de su
nacimiento, conmemoraciones que han ignorado su perfil de militante comunista,
republicano y antifascista durante toda su vida.
El homenaje
institucional que se inició el 25 de junio en Ortigosa del Monte ha contado con
37 actuaciones de 16 grupos de folklore tradicional y concluyó el pasado 3 de
diciembre en Fuentesaúco de Fuentidueña.
Medio año de
música pero “sin encontrar tiempo” para rescatar el perfil político de un rojo
que murió con el carnet “en el bolsillo”. Aberrante, pero todo un síntoma de
cómo escriben “la historia” sus falsificadores.
Poner en
valor el trabajo de Marazuela-musicólogo con ser necesario, resulta a todas
luces insuficiente, apenas un remedo de lo que durante la dictadura (en 1964)
reconoció incluso la Jefatura Provincial
del Movimiento en Segovia al publicar, con título de Cancionero Segoviano, el Cancionero
de Castilla la Vieja que Marazuela
había hecho público en 1932.
La pobreza
marcó la infancia de Marazuela, el único sobreviviente de 11 hermanos que se hizo a la vida lastrado por
la ceguera que le acompañó desde los
siete años como resultas de la meningitis. Dulzainero desde los 14, Marazuela
fue muy consciente de su pertenencia al bando de los condenados de la tierra.
En 1932 se
afilió al PCE y tras el golpe militar fascista de 1936, jugó un papel
importante en la organización de las
milicias segovianas desde el madrileño Centro Segoviano; contó para ello con el
apoyo de militantes de otras corrientes (como Barral escultor socialista
después comisario de guerra muerto en combate meses después, el hermano de este
y también anarcosindicalistas -huidos tras el golpe- desde Segovia, El Espinar,
Linares del Arroyo y Ayllón, localidades donde CNT mantenía organizaciones).
La milicia
organizada en el Centro incorporó pronto a segovianos que ya trabajaban y vivían en Madrid.
Las milicias
antifascistas segovianas agruparon a casi 600 combatientes que meses después se
integraron en unidades del ejercito popular y más tarde en el Batallón Alpino y
algunos en la 155 Brigada de
Guerrilleros de la sierra de Guadarrama.
De aquellas
iniciativas da cuenta el historiador Santiago Vega en su excelente trabajo De la esperanza a la persecución
(represión franquista en la provincia de Segovia) Ed. Crítica (www.ed-critica.es / editorial@ed-critica.es).
Finalmente,
Agapito Marazuela fue detenido y depurado
por el franquismo, engrosando las filas de los presos políticos y el “turismo penitenciario”. Pasó por las
cárceles de Madrid, Burgos, Ocaña y
Vitoria.
Confirmamos
(no quede duda) que el movimiento memorialista provincial y el pueblo de
izquierdas mantenemos íntegro el recuerdo de su personalidad y su ejemplo, como
musicólogo, luchador por la libertad,
comunista y republicano.
Campo de Concentración de San Pedro de Cardeña en Burgos:
ResponderEliminarQuien prohíbe la Memoria…Engaña.
*Acacio Puig y Ramiro Calvo
www.lacomunapresxsdelfranquismo.org
Burgos, 28-02-2013.
El pasado 20 de febrero caducó el permiso aprobado por el Servicio Territorial de Cultura para emplazar, en las inmediaciones del edificio del Monasterio de San Pedro, el pendiente Memorial a las Brigadas Internacionales.
Los monjes, que ocupan el lugar desde 1942, han vetado (extraño derecho) el monumento promovido por la asociación burgalesa de Amigos y Amigas de las Brigadas Internacionales. La negativa de los actuales inquilinos a ratificar el permiso se apoya en la declaración del Monasterio como Bien de Interés Cultural y en su peculiar interpretación del mejor modo de proteger el entorno urbanístico del mismo. Hasta el presente, las pacientes gestiones de la asociación promotora y las diferentes opciones de emplazamiento propuestas, han topado con el radicalismo estetizante de la Iglesia.
Porque San Pedro, hasta casi antes de ayer… ¿fue solo un edificio abandonado y ruinoso? Bien sabemos que no. Precisamente el viejo Monasterio perdió la inocencia al convertirse en Campo de Concentración y esa función, desempeñada desde fines de 1936 hasta inicios de 1940, lo instituye como crisol de historia y de cultura antifascista en España y en Europa, como expresión de resistencia a la barbarie que en nuestro país se prolongó durante 40 años y en tantos aspectos aún pervive.
Desde 1936 a 1940 el franquismo recluyó allí a un total de 10.000 prisioneros y cerca de 1000 brigadistas (en un infernal tránsito y hacinamiento que siempre duplicó su capacidad). Además, allí movilizaron hasta 17 Batallones de Trabajadores destinados al trabajo esclavo al servicio de instituciones como la Diputación Provincial y empresas afectas a los golpistas. San Pedro también abrió sus puertas a la GESTAPO, que practicó en el monasterio interrogatorios y torturas especialmente a los brigadistas alemanes. La Iglesia no gestionaba el Campo…pero oficiaba en él sus ritos todos los domingos y fiestas de guardar.
Historia contemporánea pues, que prefieren ignorar los religiosos residentes, afectos a la misma institución que bendijo cañones a golpe de hisopo, delató a hombres y mujeres republicanas y fajó pistola cuando tocaba exigir el arrepentimiento de los capturados antes de aplicarles la pena capital. Hasta hoy, solo teólogos disidentes y el amplio espectro de cristianos de base han pedido perdón por aquellos crímenes del institucionalismo nacional-católico.
Tanto más indignante resulta además el veto monacal por ser precedido de décadas de tolerancia y encubrimiento de delitos arquitectónicos, décadas en que las joyas catedralicias de nuestro gótico fueron (y a menudo siguen siendo) soporte de yugos y flechas, de gritos de guerra y de listados de supuestos mártires “por la gracia de Dios”. Tenemos buena memoria y no olvidamos.
Por lo mismo, irrita la pertinaz ausencia de humanidad y también de “cultura paisajística”, con que los correligionarios de estos monjes siguen oficiando misas y funerales bajo la gigantesca cruz del Valle de Los Caídos, el último gran mausoleo fascista europeo.
Pero ante la desfachatez y el sofisma es claro que nada pueden los argumentos. Será la presión social la única herramienta que impondrá el Memorial pendiente y abra camino a la Historia, la verdad y la Cultura.
En esa labor, La Comuna estará siempre junto a la Asociación Burgalesa de Amigos y Amigas de las Brigadas Internacionales.