miércoles, 4 de enero de 2017

Segovia: La memoria institucional de medio pelo.

Acacio Puig


Si hace unos meses revisamos el mediocre resultado del proyecto Galerías que anualmente encuentra sede en la Antigua Cárcel de Presos Políticos (afinidadesanticapitalistas.blogspot.com correspondiente al  mes de octubre) seis meses de conmemoraciones nos llevan  hoy a reseñar  las limitaciones del homenaje organizado por la diputación provincial de Segovia al folklorista  Agapito Marazuela en el 125 aniversario de su nacimiento, conmemoraciones que han ignorado su perfil de militante comunista, republicano y antifascista durante toda su vida.

El homenaje institucional que se inició el 25 de junio en Ortigosa del Monte ha contado con 37 actuaciones de 16 grupos de folklore tradicional y concluyó el pasado 3 de diciembre en Fuentesaúco de Fuentidueña.
Medio año de música pero “sin encontrar tiempo” para rescatar el perfil político de un rojo que murió con el carnet “en el bolsillo”. Aberrante, pero todo un síntoma de cómo escriben “la historia” sus falsificadores.
Poner en valor el trabajo de Marazuela-musicólogo con ser necesario, resulta a todas luces insuficiente, apenas un remedo de lo que durante la dictadura (en 1964) reconoció incluso la  Jefatura Provincial del Movimiento en Segovia al publicar, con título de Cancionero Segoviano, el Cancionero de Castilla la Vieja que  Marazuela había hecho público en 1932.

La pobreza marcó la infancia de Marazuela, el único sobreviviente de  11 hermanos que se hizo a la vida lastrado por la ceguera que  le acompañó desde los siete años como resultas de la meningitis. Dulzainero desde los 14, Marazuela fue muy consciente de su pertenencia al bando de los condenados de la tierra.
En 1932 se afilió al PCE y tras el golpe militar fascista de 1936, jugó un papel importante en  la organización de las milicias segovianas desde el madrileño Centro Segoviano; contó para ello con el apoyo de militantes de otras corrientes (como Barral escultor socialista después comisario de guerra muerto en combate meses después, el hermano de este y también anarcosindicalistas -huidos tras el golpe- desde Segovia, El Espinar, Linares del Arroyo y Ayllón, localidades donde CNT mantenía organizaciones).
La milicia organizada en el Centro incorporó pronto a segovianos  que ya trabajaban y vivían  en Madrid.
Las milicias antifascistas segovianas agruparon a casi 600 combatientes que meses después se integraron en unidades del ejercito popular y más tarde en el Batallón Alpino y algunos en  la 155 Brigada de Guerrilleros de la sierra de Guadarrama.
De aquellas iniciativas da cuenta el historiador Santiago Vega en su excelente trabajo De la esperanza a la persecución (represión franquista en la provincia de Segovia) Ed. Crítica (www.ed-critica.es   /  editorial@ed-critica.es).

Finalmente, Agapito Marazuela  fue detenido y depurado por el franquismo, engrosando las filas de los presos políticos  y el “turismo penitenciario”. Pasó por las cárceles de  Madrid, Burgos, Ocaña y Vitoria.

Confirmamos (no quede duda) que el movimiento memorialista provincial y el pueblo de izquierdas  mantenemos íntegro el  recuerdo de su personalidad y su ejemplo, como musicólogo,  luchador por la libertad, comunista y republicano. 

1 comentario:

  1. Campo de Concentración de San Pedro de Cardeña en Burgos:
    Quien prohíbe la Memoria…Engaña.
    *Acacio Puig y Ramiro Calvo
    www.lacomunapresxsdelfranquismo.org
    Burgos, 28-02-2013.


    El pasado 20 de febrero caducó el permiso aprobado por el Servicio Territorial de Cultura para emplazar, en las inmediaciones del edificio del Monasterio de San Pedro, el pendiente Memorial a las Brigadas Internacionales.
    Los monjes, que ocupan el lugar desde 1942, han vetado (extraño derecho) el monumento promovido por la asociación burgalesa de Amigos y Amigas de las Brigadas Internacionales. La negativa de los actuales inquilinos a ratificar el permiso se apoya en la declaración del Monasterio como Bien de Interés Cultural y en su peculiar interpretación del mejor modo de proteger el entorno urbanístico del mismo. Hasta el presente, las pacientes gestiones de la asociación promotora y las diferentes opciones de emplazamiento propuestas, han topado con el radicalismo estetizante de la Iglesia.

    Porque San Pedro, hasta casi antes de ayer… ¿fue solo un edificio abandonado y ruinoso? Bien sabemos que no. Precisamente el viejo Monasterio perdió la inocencia al convertirse en Campo de Concentración y esa función, desempeñada desde fines de 1936 hasta inicios de 1940, lo instituye como crisol de historia y de cultura antifascista en España y en Europa, como expresión de resistencia a la barbarie que en nuestro país se prolongó durante 40 años y en tantos aspectos aún pervive.

    Desde 1936 a 1940 el franquismo recluyó allí a un total de 10.000 prisioneros y cerca de 1000 brigadistas (en un infernal tránsito y hacinamiento que siempre duplicó su capacidad). Además, allí movilizaron hasta 17 Batallones de Trabajadores destinados al trabajo esclavo al servicio de instituciones como la Diputación Provincial y empresas afectas a los golpistas. San Pedro también abrió sus puertas a la GESTAPO, que practicó en el monasterio interrogatorios y torturas especialmente a los brigadistas alemanes. La Iglesia no gestionaba el Campo…pero oficiaba en él sus ritos todos los domingos y fiestas de guardar.

    Historia contemporánea pues, que prefieren ignorar los religiosos residentes, afectos a la misma institución que bendijo cañones a golpe de hisopo, delató a hombres y mujeres republicanas y fajó pistola cuando tocaba exigir el arrepentimiento de los capturados antes de aplicarles la pena capital. Hasta hoy, solo teólogos disidentes y el amplio espectro de cristianos de base han pedido perdón por aquellos crímenes del institucionalismo nacional-católico.
    Tanto más indignante resulta además el veto monacal por ser precedido de décadas de tolerancia y encubrimiento de delitos arquitectónicos, décadas en que las joyas catedralicias de nuestro gótico fueron (y a menudo siguen siendo) soporte de yugos y flechas, de gritos de guerra y de listados de supuestos mártires “por la gracia de Dios”. Tenemos buena memoria y no olvidamos.

    Por lo mismo, irrita la pertinaz ausencia de humanidad y también de “cultura paisajística”, con que los correligionarios de estos monjes siguen oficiando misas y funerales bajo la gigantesca cruz del Valle de Los Caídos, el último gran mausoleo fascista europeo.
    Pero ante la desfachatez y el sofisma es claro que nada pueden los argumentos. Será la presión social la única herramienta que impondrá el Memorial pendiente y abra camino a la Historia, la verdad y la Cultura.
    En esa labor, La Comuna estará siempre junto a la Asociación Burgalesa de Amigos y Amigas de las Brigadas Internacionales.





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