Amador Fernández Savater
Pasolini habló de “mutación
antropológica” para nombrar el alcance de la penetración del consumo en la
Europa de los años 70. No se trataba tan sólo de una transformación política o
económica, nos advertía el poeta, sino de la redefinición misma del ser
humano. También de la relación entre las palabras y las cosas, los lugares,
los mundos.
Esta
“mutación antropológica” comenzó en España a finales del franquismo y prosiguió
(no sin resistencias de todo tipo) en la transición. “Modernizar” el país
significaba homologarlo al resto de Europa: democracia de partidos, clase media
urbana y despolitizada, el consumo como forma de organización básica del deseo.
Acabar de una vez por todas con esa España “diferente”, “orientalizante”,
“salvaje”, auténtica quizá pero anti-moderna.
La
construcción de un “monopolio de la inteligencia” fue clave en este proceso: la
autoridad cultural del experto y el intelectual, del literato o del artista
mediático, de la voz que habla o crea por encima de los mundos particulares y
dice lo que “debe ser”. Un modelo jerárquico e individualista de “jardineros
ilustrados” que educan e iluminan al pueblo, a los que no saben. Lo que se ha
nombrado estos últimos años como “Cultura de la Transición” (CT).
Arrasadas
quedaron así otras posibilidades de articulación del pensar y el hacer, de lo
simbólico y lo material, de la palabra y el mundo, contenidas en las
contraculturas juveniles, los movimientos vecinales, la autonomía obrera. O en
los diálogos que mantenían “contrafiguras” como Luis Mateo Díaz, Juan Marsé,
Vázquez Montalbán o José María Arguedas con las culturas campesinas, obreras y
regionales.
Pero
el problema de la CT no es que sea “acrítica”, como se repite hoy. Ni la
solución consiste pues en dotarse de “nuevos intelectuales (o artistas)
críticos”. El desafío es inventar nuevas conexiones entre las palabras y las
cosas, los lugares, los mundos.
Con
todos sus problemas y sus límites, en los movimientos colectivos de los últimos
años (15M, PAH, movimientos en la red) se ha experimentado al respecto:
abriendo lugares de encuentro donde cooperar en igualdad; evitando crear
divisiones entre “los que saben” y “los que no saben”; asumiendo -con la
práctica, con los cuerpos- la dimensión relacional y comunitaria de la
creación; articulando horizontalmente muy diferentes saberes (manuales e
intelectuales, expertos y no expertos, etc.).
Esta
es la “contrahistoria” que nos cuenta Culturas de cualquiera; estudios sobre
democratización cultural en la crisis del neoliberalismo español de Luis
Moreno-Caballud. Te invitamos ahora a conversarla con el autor. Y a pensar
juntos cómo se siguen y seguimos generando palabras que forman parte de mundos,
palabras que se inscriben en comunidades, palabras de cualquiera.
Autor: Luis Moreno-Caballud
Editorial: Acuarela Libros & A. Machado
Fecha y lugar de edición: junio 2017, Madrid
Precio: 19, 90 euros
Número de páginas: 438
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