(Complejidad)
Albert
Walden
Como necesidad
acuciante ante lo que se dice ser, y a modo de celebración de esta primavera
consumada en el nuevo anatema de su propio suceso, me viene en gana usar para el artículo de
Junio-Julio el siguiente texto.
“Sobrevino
nuevamente la expresión de lo recordado y por ello repetido, era la dimensión
intratable en la sorprendida apreciación de lo que desborda en cada uno de sus
instantes.
En
sus fugas perspécticas se imbrican hacia esa incesante interioridad; moradas en
la imprecisa emboscadura de la existencia en el caos perfilador de la nueva
eclosión foliar. Su lentitud geológica se arropa con la inquietante calma que
define la inconcreción como desasosiego
del mundo ofrecido a la visión que busca la prespectivación de tal ocurrir en
el examen reflexivo de lo dinámico; desdimensionalizado tumulto
aparentemente invariante de las medidas
inorgánicas, simbiosis y acuerdo creador con la fugaz traza de otras
existencias .
Todo
aquello, surgido del nocturno misterio de los astros imparables, se custodió al
culminar la madrugada en el “sfumato” brumoso de una atmósfera haciéndose
también en el aparente pasivo transcurrir de la vida circundante.
Condensación,
humedades extendidas de la saturada exudación fluida, enredada entre la pura
destilación de los trasparentes nebulosos; agregación en torno al fenómeno
nodular de lo intensamente sucedible en las cresteras arreciadas, donde se
rasgan las acometidas de las imparables singladuras albédicas cuando pretenden
remontar las altivas cotas, laderas al barlovento donde se vacían sus nieblas
en mareas de fertilidad atmosférica, ofrendas llenas de empapada luz que
disolverá a la “profunda raíz mineral”
Con
cadencias divergentes, distintas, los ciclos se segregan de sus apariencias
similares, de sus repeticiones, devienen, no obstante, como expresión de lo
predecible, de lo colindante sólo para la razón de la palabra definidora; la
significación de un conocimiento observado y nutrido en las difusiones retornadas
de la reproducción. De ese modo, es el intento de explicar en sus síntesis las
fórmulas de sus continuidades, sus constancias y los secretos a los que
renuncian en su verificación para ocultarse en esa linealidad equilibrada que
es lo circular.
Ascensión
en lejanía de la misteriosa interioridad perspéctica, la magnitud de saberse en
la distancia, la levedad de lo extremadamente rotundo, albor incesante de
tierra y aire entre las perspectivas añadidas de las depresiones litosféricas,
donde las vertiginosas laderas que desenfilan las praderías de los feraces
puertos, observadas en la distancia nublada, sucumben en los abismos de los
profundos valles. Tierra hecha montaña, donde gravita la luz disuelta en los
tamices cúpricos de las hidratadas atmósferas; es la mirada que descubre la
metáfora inexpresable, desengañada en la instrumentalidad de la palabra
como deseo de la memoria que hace instante de la sensación del tiempo
sucedido y momento del recuerdo de los espacios superpuestos.
En
tales suposiciones se buscan, se encuentran esas sensaciones o explicaciones,
bien con el ímpetu de los sentidos entregados a los estímulos, o bien indagadas
en las teorizaciones de la reflexión.
Una
expresión del proceso intensificada en la provocación fenoménica de la
impresión déndrica, irradiada en la evolución de los inapreciables matices
observables que se estabilizan en el
trampantojo de su definición; no es la montaña de la rutina
que guía la sugerencia del agrado correcto, es la incertidumbre de lo que está
ocurriendo entre las irrupciones alpinas de los enarbolados esquistos, en los
encallados buzamientos donde se simbiotizan en tales humedades como bronce
viejo pizarras y líquenes, es la representación
posible de una materialidad que se disuelve en la trascendentalidad de
la conciencia que sugestionadamente la observa; materia que perfila en sus
formas contenidas unas en otras la representación de la variabilidad imparable,
suceso de intensa multiplicidad considerado en la coyunturalidad cultural como belleza,
armonía, vitalidad, inspiración de pureza seductora, o bien, expresión de una
fascinada consideración convencional y tópica que se posesiona de la contemplación.
La
conciencia unida a la naturaleza próxima de un mundo hecho en la complejidad,
representado en la sinopsis metafórica que toda descripción conlleva, narrativa
o poesía que desemboca en el estereotipo, en el modelo de lo compartido, en la
linealidad del metabolismo emotivo que genera convencimientos, construye sus
tiempos en los imperativos referencialistas y no en el hacerse de tales
sucesos; mas también, levemente advertido cual estallido de singularidad
inestructurable, inquiriendo sus estímulos en el orden de lo simbólico y público como necesidad
expresiva para conjeturar una idea, una participación, una vinculación, una
complicidad en el merodeo siempre
sospechoso del límite en todas sus
extensiones”.
Musical, bastante musical y hermético en el laberinto de palabras.
ResponderEliminarSeguro que te interesa leer la novela de Ramón J.Sender LA EFEMÉRIDES (una de las últimas suyas).
R.Bistué