Por José María
Rojas-Asociación En Medio de Abril (Aranda de Duero)
En el año 2002, dos personas nos
pusimos en marcha para investigar los sucesos ocurridos en Aranda durante la guerra civil. En el transcurso de
los días se fueron añadiendo otros compañeros que tenían las mismas
inquietudes, y que hasta esa fecha no habían sabido como canalizarlas.
Alguno de esos componentes nos
unimos a la ARMH,
creada por Emilio Silva. Otros permanecieron fuera de cualquier organización.
El motivo de este comienzo fue la
exhumación de una fosa de cuatro personas asesinadas, vecinos de Caleruega.
De esa manera conseguimos
localizar las fosas de Costaján e involucrar al Ayuntamiento de Aranda,
entonces gobernado por el PSOE y siendo alcalde D. Luis Briones, que aportó los fondos necesarios para la
exhumación de dichas fosas. Se encargó de las mismas a la universidad de
Burgos. De la misma manera, se localizó la fosa de la Lobera, dentro del término
municipal arandino y que fue realizada por el mismo equipo. En la primera aparecieron 84 cuerpos y el la
segunda 47.
Ante la imposibilidad de poder
reconocer ese elevado número de cuerpos,
se pensó que lo ideal, una vez se hubieran realizado los trabajos científicos,
es que estuvieran ubicados en el cementerio municipal, y así se volvió a
solicitar del ayuntamiento que accedió y sufragó los gastos del mismo.
Posteriormente se fueron
localizando por la comarca más fosas de
menor tamaño y que en alguna de ellas se pudieron identificar los cuerpos que fueron entregados
a sus familias. Con los cuerpos sin
familiares localizados y con los que no se hicieron cargo de los restos, se
llevaron en cajas individuales y numeradas a esa fosa del cementerio.
En el caso concreto de la fosa de
Villamayor, con 46 cuerpos, estos fueron depositados en el mismo pueblo en una
fosa sufragada por los familiares y las aportaciones de algún ayuntamiento y
allí figuran los nombres de todos ellos. Se sabían por ser sacas procedentes de
la cárcel de Burgos.
El resto de fosas que se fueron
localizando por la zona se sufragaron con dinero del Estado procedente de los
fondos asignados por la Ley
de la Memoria
Histórica que promulgó
el gobierno de Zapatero. Así se exhumaron las fosas de la Andaya que contenían 85
cuerpos. En su mayor parte
conocíamos sus nombres y en algún caso
se identificó mediante pruebas de ADN.
Con esos mismos fondos trabajamos
en la fosa de Milagros con 46 cuerpos y
la de la Legua
situada en Gumiel de Izán con 80 cuerpos. Asimismo, se trabajó en un número
importante de fosas de menor tamaño como las de Berlangas de Roa, Villalba de
Duero, etc.
Posteriormente, se consideró que
si se metían los cuerpos en la fosa y
nada se decía, al poco tiempo estaría olvidado. Para evitar eso se pensó en
hacer un memorial con los nombres de todas las víctimas conocidas de la Ribera. Este proyecto fue el fruto
de diez años de investigar pueblo a
pueblo, comprobar los archivos municipales, los de la diputación, los del
histórico provincial, los de responsabilidades políticas y los del penal
burgalés.
Con todos esos nombres que son
más de 600, se confeccionaron dos placas
donde por orden alfabético de pueblos y de personas y se pusieron a ambos lados del monumento. En
dicho memorial, pintado con los colores de la bandera republicana, reza: “su
sangre fue semilla de libertad”. En ese lugar todos los años en fecha cercana
al 14 de abril, se celebra un homenaje en su memoria.
Igualmente, en el monumento hay
una placa dedicada a las personas que se sabe pertenecían a Izquierda
Republicana, el partido que fundó D. Manuel Azaña y justo enfrente del mismo,
donde se depositaron los restos del viejo cementerio, se colocó otra placa que
nos recuerda a las personas que fallecieron en el campo de concentración
arandino.
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