Acacio Puig
Hace 50 años
“el mundo pudo cambiar de base” (1). No fue así, pero entre muchos avances y
(fiascos) el 68 impulsó nuevas formas de comunicación generando una formidable onda expansiva que
llega hasta nuestros días, cierto que con sustanciales modificaciones.
Y sin
embargo, en “la comunicación” esa nebulosa heterogénea, se entrecruzan y
solapan prácticas de dominio, prácticas emancipadoras y muy frecuentemente,
recuperaciones mercantiles de las segundas.
Aquí nos
interesa el rescate de algunas prácticas
comunicativas emancipadoras que adquirieron relieve en 1968, aunque ciertamente
contasen con densos antecedentes integrados en todos los períodos en que
se ensayó la subversión del orden existente (desde
las milenaristas Guerras Campesinas
mediante el uso de la imprenta y el “invento” de los panfletos (2), a la
tradición de las sátiras durante los carnavales, a la Comuna de 1871(3), la
Revolución de 1917 (4), la Guerra y Revolución Española de 1936 (5) o la Revolución China de 1948…).
Durante esos
períodos –a veces solo días- de subversión social, las gentes logran actuar fuera de lo previsible
amplificando acción y organización, objetivos y también sus modos de
comunicación; apuntando a la creación de lo que parafraseando a Sartre tendía a
ampliar el campo de lo posible (o
como gustaba decir entonces Edgar Morin, pugnaba
por hacer posible lo improbable).
Aceptando la
conceptualización de “guerrilla de la comunicación” escrita hace casi 20 años (6) “la guerrilla de la
comunicación no es, en si misma, una práctica subversiva…los publicitarios la
usan también para crear consenso consumista… la guerrilla comunicativa es un
despertador, es una táctica y no una estrategia”. .. Pero una “táctica” transmisora
en mayo de 1968 de potentes contenidos.
Subrayamos
que su función de ¡Rin-Rin-Rin! de
las contestaciones, alerta y distorsiona el consumo pasivo de información
establecida y anima a actuar, favoreciendo la difusión de ideas que estimulan
pensamiento y acción críticos. Y también, como en 1920 escribía el dadaísta
Tzara, que favorecen la autodefensa de la autonomía individual
mediante la práctica de una guerrilla de
negación, chocolate del desesperado.
La palabra contra el orden dominante
Se adjudica
a la Revuelta de Mayo -y ya es lugar
común- la toma generalizada de la palabra.
Y efectivamente, se tomó la palabra en Asambleas, Edificios ocupados, Revistas,
Paredes, Manifestaciones y en Debates Callejeros.
Se tomó la
palabra y la imagen, en pintadas y carteles y también la cámara para registrar
los avatares del gran acontecimiento mediante documentales, películas y
fotografías. Se tomó la palabra cantando y se construyeron barricadas,
agarrando adoquines-palabra.
Todas esas “tomas de palabra” formaron parte de la
guerrilla comunicativa sesentayochista, y juntas expresaron, informaron,
estimularon y documentaron la más significativa contestación radical al sistema
que aconteció en la Europa occidental durante la segunda mitad del siglo XX.
Fueron palabras
que articularon las voces de un
imponente movimiento social y como bien sabemos, los forcejeos socialmente
emancipadores…sueltan la lengua. El conjunto configuró un archipiélago de
pensamiento en acción que operó como el “intelectual colectivo” y descentralizado
del movimiento de mayo.
Frente a la
lección magistral o el adoctrinamiento sindical, seguido del turno de “ruegos y
preguntas”, con mayo reapareció la
Asamblea como parlamento de base, centro de debate y toma de decisiones.
Debilitado
el poder de los burócratas y el férreo control de los aparatos tradicionales, “se abrieron cien flores” y millares de
personas iniciaron su experiencia de militancia activa. El rescate de la
Asamblea libre, cruzó los tiempos y forma ya parte del legado que reencarnaron las movilizaciones
del zapatismo, de la antiglobalización, del movimiento 15 M, del Occupy… hasta
ser en buena medida el soporte de las mejores candidaturas municipalistas de
entre las que lograron espacios institucionales aquí, tras las elecciones de
2015.
Junto a las
asambleas, los Comités de Acción,
órganos abiertos y unitarios inicialmente de origen estudiantil que
integraban hasta a 30 personas cada uno,
proliferaron, hasta llegar a ser casi
500 a fines de mayo.
Junto a
documentos muy consistentes de los Comités hay que señalar que otros, como Les
yeux crevés (publicado por el Comité de Acción Nous sommes en marche)
adolecían de una incomprensión sectaria, precipitada y machista, de movimientos
que entonces iniciaban su andadura
organizada como el feminista (13).
Coexistieron
comités ligados a formaciones políticas, los comités Vietnam de base (CVB) de
antigua tradición anticolonial e internacionalista, los de fábrica, que
integraban a gentes sindicadas y no sindicadas, los de estudiantes de liceos
(los CAL) y los mixtos de obreros y estudiantes volcados en acciones de
barriada (7).
En el campo
de lo simbólico-sígnico, mayo sustentó la masiva reaparición de Banderas. Las banderas rojas y las
negras proliferaron en manifestaciones y edificios ocupados. La bandera roja
fue a veces “fabricada” in extremis, eliminando las franjas
blanca y azul de la bandera francesa. Bandera de la Comuna de Paris y emblema
de la revolución del cuarto estado desde 1789, con ella se contestaba así
también el patrioterismo del entonces secretario general del PCF (Waldeck
Rochet) que proclamaba a la menor ocasión la fidelidad de su partido a “la
bandera roja del Socialismo y a la tricolor de la Nación”.
Y también la
bandera negra, que tenía origen en las revueltas obreras de 1831 en Reims y
Lyon y había sido emblema de los parados antes de ser adoptada por el
anarquismo en la segunda mitad del siglo XIX.
Si durante
la manifestación del 1º de Mayo de 1968 los servicios de orden del sindicato
CGT intentaron erradicar la presencia de la bandera negra, su uso se impuso y generalizó
a lo largo del mes. Los cortejos del Grupo
22 de Marzo se caracterizaron por la alternancia de banderas Rojas y
Negras.
Librerías socio-políticas fueron muchas las
agrupadas en el barrio latino. Especialmente activas- como espacios de
encuentro y difusión- eran Le Gît le Coeur (UJC-ml), La Joie de Lire (Maspero, editora más
tarde de la colección Les Livres
Rouges de la Ligue Comuniste), Clarté
(UEC) y la Norman Béthune, espacio de
reunión de los comités Vietnam de base (CVB).
Claro que
había otras en distintos enclaves de Paris, librerías también políticamente
importantes, pero estas citadas se encontraban en el epicentro de las zonas de
debates y combates callejeros.
En cuanto a
publicaciones militantes –situadas a la
izquierda del PCF y su órgano L’Humanité-
permanecen en la memoria (y las hemerotecas) Avant-Garde Jeunesse, órgano de las Juventudes Comunistas
Revolucionarias (15.000 ejemplares) el semanal Voix Ouvriére (semanal, 5000 ejemplares), los órganos maoístas como
La Cause du Peuple (aunque irregular
llegó a tiradas de 100.000 ejemplares) o el bimensual Servir le Peuple (unos 10.000 ejemplares).
Tribune Socialiste (el semanal del mejor momento
político del PSU, contó con Bernard
Lambert, líder del Centro Nacional de Jóvenes Agricultores, un
imprescindible en las posteriores movilizaciones de los 70 en Larzac,
prematuramente fallecido en 1984).
Y las
publicaciones anarquistas Le Libertaire
(de la Federación Anarquista) y L’Insurgé
(de la Organización Revolucionaria Anarquista, ORA).
Le Pavé que solo
logró sacar sus primeros 50.000 ejemplares (número 1) haciendo gala tanto de
eclecticismo político, como desgarro
cultural (Artaud) y apología de la guerrilla urbana.
Action, semanario de corta vida, había sido creado como
órgano de los Comités de Acción y llegó a publicar 150.000 ejemplares. L’Enragé, profusamente ilustrado por
gentes como Topor y Siné, salió a la calle con una tirada de 100.000 ejemplares
(8).
Aunque quizá
fue también muy sugestiva la enorme proliferación de fanzines políticos,
publicaciones informales de tiradas pequeñas
que surgieron en aquél contexto excepcional. Fanzines publicados por
grupos de afinidad y a veces incluso en
solitario (como la pequeña revista “paranoico.-crítica” editada en fotocopias
difundida incansablemente –durante el inicio del verano del 68- por un joven
surrealista que emplazaba su tenderete junto al Museo de Cluny en el cruce de
los bulevares Saint Germain y Saint Michel).
Cincuenta años
después la herencia de la prensa política de la izquierda es muy diversa en
toda Europa. Tan diversa como
controvertida.
Tenemos hoy revistas en papel y una enorme diversidad
de prensa digital y blogs, todo lo caracterizable como medios de contrainformación
y difusión de pensamiento crítico. En buena medida, nos queda
el legado de la pluralidad en el interior de cada publicación, una
pluralidad que iluminan las palabras que
ante sus jueces pronunció la comunera Louise
Michel tras la derrota de 1871 “volverán
por todos los caminos”…
Aunque –dicho sea de paso- tanta abundancia
presenta algunos riesgos “cancerígenos” y parece conveniente estudiar una
mesurada concentración de medios
digitales; medios que -a falta de contraste con sus hipotéticos destinatarios- redundan en una polución contrainformativa
que parece diluirse en la nube, sin mínimo
feed back entre editores y lectores (ya sin contar con la “prueba del algodón”
de su compra-venta).
En cuanto a producciones de audiovisuales (sin ninguna pretensión de embutirnos en “camisa de
once varas”) optamos por facilitar el enlace a la presentación de sendas sesiones de cine mayista -anónimo y de autor-
programadas por David Cortés y Amador Fernández-Savater en el Centro Reina
Sofía de Madrid.
Con título La Imagen Sublevada, proyecciones, debates y en su caso autores, acompañaron en
2008 y 2018 los dos últimos grandes aniversarios de Mayo:
2008:
2018:
Hoy, 50 años más tarde, el
uso alternativo de medios audiovisuales -documentales, entrevistas, radios y
televisiones por internet- se ha generalizado y forma parte de los aparatos de
comunicación libre e independiente.
¿Y los situs?
Escribió Mario Perniola
(9) que “en la Internacional
Situacionista el lugar de la acción es
ocupado por la comunic-acción”, lo que
parece más que probable dada la estimable incidencia en el campo de las ideas
de un colectivo pequeño, ajeno al proselitismo y editor intermitente de una densa revista,
estéticamente atrevida, pero tan escasamente leída como
capaz de tintar sensibilidades
y opiniones.
Espigando el capítulo
dedicado por Marc Casanovas a la Internacional Situacionista, en Organizar el Rechazo (10) encontramos
–en el ámbito que ahora nos ocupa- el rescate por los situs de dos técnicas de comunica-acción: el détournement
y la deriva.
Ambas con claros
antecedentes en prácticas de las vanguardias históricas… a pesar del acta
de defunción de las mismas como “objetos muertos de contemplación
espectacular” que firmaba Debord en La
sociedad del espectáculo.
La incidencia del détournement
en la agitación y propaganda mayista parece evidente al repasar pintadas y carteles y también resulta
muy clara en cierto humor corrosivo y “políticamente incorrecto” muy al gusto
de la época como el propagado por la
revista satírica Hara-Kiri, el mensual bête et méchant…que tras mayo. cosía en
una de sus viñetas aquello de: “si Hara-Kiri n’avait pas existé le mois de mai
68 n’aurait pasé été si beau”.
El uso rebelde de comics, publicidades,
fotonovelas…modificando sus mensajes y muy practicado por los situacionistas, tenía
raíces sólidas en el collage y el fotomontaje de tantos Picabia, Ernst,
Heartfield o Renau…y el mensaje directo, humorístico y corrosivo estaba tan
presente en la cartelería-Rosta de los equipos que trabajaban con Maiakovski
como en las Historias de almanaque de
Brecht…
En ese campo magnético del
humor como escudo y arma, los situs
constituían uno de los vectores, pero en ningún caso el único.
Lo cierto es que a partir
del 68, el humor llegó para quedarse…y
de uno u otro modo sigue aquí hasta el presente, “enseñando la patita” en la
comunicación socio-política alternativa.
Pero
adormilada está -sin embargo- la práctica situacionista de crear situaciones, entendida como elaboración colectiva de momentos
generadores de acontecimientos nuevos. Con dimensión concreta y “terráquea” las
situaciones más significativas -vividas y recordadas en mi caso- fueron las situaciones creadoras de debate en el espacio público.
Cuando
amainó la movilización, en el arranque del verano de 1968, era frecuente
encontrar en las calles céntricas del barrio latino de Paris, controversias
sobre algunas de las ideas de mayo, el curso de los acontecimientos y su
balance. Debates en alta voz, inicialmente lanzados por dos o tres personas que
pronto magnetizaban a paseantes y generaban multitud de pequeñas asambleas de
calle.
Perduraba
así la vocación de rescatar en cualquier parte el ágora -sobre todo durante los
fines de semana en que se disponía de tiempo para ello- buscando dar contenido
(ó fijar conciencia) al principio
enunciado en el “Mensaje a todos los trabajadores”, por el Comité Enragés-Internacional Situacionista del 30 de mayo del 68:
“A partir de ahora es un movimiento profundo que lleva a casi todos
los sectores de la población a desear un cambio de vida. Un movimiento revolucionario, al que no
falta más que la conciencia de lo que él ya ha hecho para apropiarse realmente esa revolución” (11).
En contexto
bien diferente, fue Toni Puig -factotum de la revista Ajoblanco- quien recuperó la práctica de crear situaciones mediante
el estímulo artificial del debate en el espacio público. Lo impulsó en los
contextos de la Animación Sociocultural (12) cierto que desde cierta
sensibilidad libertaria, volcada estrictamente en lo socio-cultural; Toni lo
hacía pragmáticamente y con escepticismo, en el marco de coordenadas enunciadas
antaño por Paul Valéry: “la Política es el arte de impedir que la
gente se meta en lo que le importa”
Apuntes sobre los carteles de mayo
Sylvain
Zegel, en su estudio sobre 1968 realizado a caballo de los acontecimientos (13)
dedicó un capítulo a Pintores, Urbanistas
y Arquitectos, señalando el profundo malestar, traducido en huelgas,
con que los estudiantes de Bellas Artes
rechazaban sus condiciones de trabajo y el contenido de la enseñanza que
recibían: muchos años de estudios, muchos gastos y profesorado tan conservador
como absentista. Todo lo cual animaba a formas diversas de contestación y autoorganización del
aprendizaje.
Citando la
constitución del Atelier Populaire, Zegel transcribía textualmente al periódico
La Cause du Peuple.
La Cause du Peuple, publicación maoísta inmersa en la ola
entusiasta generada por la Revolución Cultural China (1965-1969) interpretaba
así el trabajo del Atelier Populaire:
“No se trata de un
trabajo de laboratorio: trabajadores vienen a proponer slogans, discutir con
los artistas y estudiantes, criticar los carteles producidos o difundirlos en
la calle (…) Y cada cual, trabajador o estudiante, extranjero o francés, viene
a participar en la entusiasta producción de carteles (…) De este modo, el
estilo de trabajo burgués habitual, ha desaparecido por completo: los proyectos
de carteles definidos en común tras un
análisis político de los acontecimientos
del día o bien tras discusiones a las puertas de las fábricas, son propuestos
democráticamente a la Asamblea General (…) de este modo se juzga : ¿es correcta
la idea política? ¿El cartel transmite bien esa idea? (…) Aceptada la idea los
proyectos decididos se realizan en serigrafía y litografía, por medio de
equipos que se turnan día y noche (…)
Después los carteles se difunden a través de los Comités de Acción (…) y
estudiantes y artistas se emplazan en lo concreto al servicio del pueblo,
aprenden de él y actualizan su punto de vista vinculándose a las masas”.
Este
rescate hoy “arqueológico” de
aquella retórica de una Cause parca
en matices, fue muy propia del complejo
fenómeno (1965-1969) estudiado por Livio Maitan en su libro El partido, el ejército y las masas en la Revolución Cultural China (14).
Retórica que, sin embargo -en el recorte de prensa citado- fijaba lo esencial
del proceso colectivo de producción de carteles desde la escuela de Bellas
Artes-Ocupada.
Los
primeros carteles realizados por artistas solidarios fueron impresos con
máquinas de copiar planos y se pusieron a la venta (10 francos) en la librería La Hune. Matta, Alechinsky, Asger Jorn
(vinculado inicialmente a COBRA y luego a la Internacional Situacionista)
destacaron entre los primeros productores y los fondos obtenidos alimentaron
inicialmente el Comité de Acción de la Sorbona.
Fue
el 13 de mayo cuando en la misma Sorbona tuvo lugar el debate sobre Arte y
Propaganda; sus conclusiones podrían
resumirse en “dejar el arte entre
paréntesis y situar la propaganda en primer plano”.
El
nuevo taller, bautizado como Taller Popular, se instaló en Bellas Artes (y
otro, en la Escuela de Artes Decorativas) que fue ocupada al día siguiente, el
14 de mayo. El inmueble de Bellas Artes estaba entonces situado en la calle Bonaparte,
junto a la Iglesia de St. Germain.
El
20 de mayo, el Atelier Populaire hizo público su declaración de principios, su
manifiesto y otros artistas se
incorporaron junto a los estudiantes, a la producción de carteles especialmente
mediante la estampación serigráfica, que mejoraba sustancialmente la capacidad
de edición de la litografía. (15)
Entre
los artistas conocidos afines a esas incorporaciones estuvo el parisino Bernard
Rancillac, hombre ubicable dentro de la nueva figuración europea y artífice del
cruce entre figuración narrativa, el pop y el comic (bande dessinée) con acentos de crítica social. Fue autor entre otras colaboraciones, del cartel Nous sommes tous des juifs et des allemandes
(integrando el retrato de Cohn-Bendit) y recurriendo a la técnica que llamábamos
entonces de “la foto quemada” muy pop y muy apta para la reproducción
serigráfica.
Y
entre los affiches oficialmente clasificados como anónimos, encontramos uno del
español José Ortega, el cartel Pouvoir
Populaire, cierto que fue un cartel hecho “a la demanda”…porque como fiel
militante del PCE, Ortega “se resistía” a colaborar. Ocasión esta también de
recordar a Pepe Ortas (1930-2003), amigo artista, vinculado a Estampa Popular,
experto en serigrafía y que se “quedó a vivir” en el Atelier hasta su desalojo
policial y la última estampación- ya en la calle- de aquel melancólico punto y
aparte “Retour a la normale…”
Las
peculiaridades de la cartelería de mayo podrían sintetizarse así:
-Un
proceso de diseño y elaboración colectivo, con base asamblearia y debate sobre
propuestas diversas, en que participaban los presentes.
-Una
producción artesanal –esencialmente recurriendo a la serigrafía. Precisamente
fue esa técnica de estampación la que en buena medida, dio coherencia “y estilo”
al cartel mayista. Además, el uso de la serigrafía (y la litografía) dotaron de
autonomía al Taller Popular, que de ese modo fue independiente de los avatares
de la industria.
-Un
linaje gráfico con raíces en el grabado popular, el cómic, la gráfica crítica del expresionismo alemán y “la nueva
objetividad” y el eco del más austero
pop-art.
-Una
doble dimensión en los carteles mayistas más logrados (la misma que encontramos
en el mejor cartelismo comercial) es decir, que palabra e imagen constituyeron
“un todo”.
La
imagen era híper-texto (porque
contenía en sí misma discurso) y el texto era también híper-imagen, (porque además de literalidad de la consigna tuvo
función gráfica, por su ubicación y su tipografía de urgencia, definida por la rudeza de la letra recortada).
-Un
proceso productivo que buscaba la sencillez y la cantidad. Se crearon más de
1500 carteles distintos y las ediciones fueron masivas (16).
-Una
pretensión de okupar los espacios
públicos, felizmente lograda gracias a la entusiasta difusión militante y las
estructuras de acción existentes o creadas en mayo (los comités de acción).
-Una
gran diversidad temática de impronta periodística: se diseñó tanto sobre
asuntos esenciales, las ideas-programáticas (Ceder un peu c’est capituler beaucoup)
como al hilo de los acontecimientos del día a día (La chienlit c’est lui!).
-Y
respecto a otros referentes hay que decir que ni la gráfica maoísta ni la
propia del realismo socialista, con sus estereotipos, encontró lugar en la
cartelería del Atelier Populaire. Con la onda creada por los affiches del 68 no
casaban “hombres de hierro” ni “sonrientes orientales”.
Por
causas muy diferentes -derivadas del uso
de una refinada industria de Artes Gráficas- tampoco cabían en mayo linajes
iconográficos ligados al extraordinario cartelismo polaco, internacionalmente
reconocido y que contaba desde 1966 con la Bienal del Cartel de Varsovia.
-Parece
además importante subrayar la
solidaridad activa de imprentas en huelga, porque fueron ellas las que
nutrieron al Taller Popular de bobinas de papel de impresión.
-Por
último, las tomas de palabra por tant@s no
podían ni querían ser más que
anónimas. Junto al elemento sesentayochista de crítica cultural frente a la
paternidad-maternidad de “la obra” (y la prepotencia de “los mandarines”)
emergía la autoría colectiva de la cartelería del Taller Popular, de los panfletos-manifiestos,
del pensamiento y acción de los comités tal y
como correspondía a la expresión de las labores de un movimiento en
marcha, porque en definitiva ¿Puede “firmarse” una Asamblea? ¿Puede “firmarse”
una barricada? Por regla general… NO.
Desde
Paris, los Talleres se extendieron a ciudades como Marsella, Caen, Strasbourg,
Amiens, Grenoble, Montpellier, Dijon...
Mediante
todo ello, la cartelería y las pintadas
de mayo lograron (en palabras de Jean Jacques Lebel): hacer ver y leer la voz de los sin voz, frente al poder y los media.
Todo
ello nos parece ejemplar en nuevos tiempos de esencial difusión de cartelería a
través de redes porque, sin encolar en
las paredes (los adversarios dirían “sin
ensuciar las paredes”)… ¿Como llegar a
tantos que no se asoman a internet? ¿Como disputar los muros a la
publicidad si se renuncia a usarlos? ¿Como hacer acto de presencia
gráfica en la ciudad mediante la convocatoria y la denuncia?
Consideremos
además que en general, el impacto social de las comunicaciones está vinculado a
los “soportes” desde las que se difunden
y les dotan de su funcionalidad.
El
uso de soportes de acceso individualizado para la difusión de “propaganda y agitación” (las redes) conlleva
interiorizaciones-reflejos también individuales, poco adecuados a la comunic-acción.
El
uso de soportes de comunicación colectiva - la pared, la calle- conlleva reflejos colectivos, de llamada a la
acción junto con otr@s... (Dicho sea de paso, aun compartiendo que el texto
digital, la prensa y el libro, encuentran su recepción idónea en la lectura
en solitario y con papel y lápiz cerca).
El fundamento
de la validez de la cartelería, las pintadas, la prensa y panfletos mayistas, fue esclarecido en su contexto por grafitis como este:
La radio miente, la prensa es tóxica
¡¡¡leed los panfletos y carteles!!!
(1).
1968, El mundo pudo cambiar de base. (Ed. Catarata-2008)/ Coord. M.
Garí, M. Romero, J .Pastor
(2). Q. (Ed. de bolsillo-2002)/ Lutther Blissett
(3).
Arte y Revolución en la Comuna de Paris (Ed. Piedra Papel-2016)/ M.
Romero y Pepe Gutiérrez
(4).
La soledad del Constructivismo soviético (Viento Sur nº 114-2011)/
Acacio Puig
(5). Guerra
Gráfica (Ed. Lunwerg&Planeta-2013)/ Michel Lefebvre
(6).
Guerrilla de la Comunicación (Ed. Virus-2000)
(7-8). Les
dossiers de l’histoire (Ed. Quid-1988)
(9).
Los situacionistas. (Ed. Acuarela-2007)/ Mario Perniola
(10).
Organizar el rechazo (Ed. crítica &alternativa-2012)/ Marc Casanova
(11).
Textos Situacionistas sobre los Consejos Obreros (Ed. Campo
Abierto-1977)
(12).
Animación Sociocultural (Ed. Popular-1992)/ Toni Puig
(13). Les idées de mai (Ed. Gallimard-1968)/
Sylvain Zegel
(14). La Révolution Culturelle Chinoise (Ed. Maspero-1971)/ Livio
Maitan
(15).
Affiches y Pintadas, la verdadera revolución del 68 (Dossiers
feministes-2008)/ Patricia Badenes
(16). Images en lutte (Exposición 2018. Palais des
Beaux-Arts. Paris)
La ocupación publicitaria del espacio público por el capital sigue en pleno desarrollo desde 1945... acorde con el despliegue de sus estrategias de incentivar el consumo y mercantilizar la vida.
ResponderEliminarParedes, Plazas, marquesinas, pasillos de metro...(junto a radios y televisiones, además de las nuevas auto-vías virtuales) han sido privatizadas por los grandes vendedores de todo lo vendible...que legislan la compraventa de soportes y los adquieren para dar adecuada cobertura legal a su contaminación comunicativa.
La regresión comunicativa de la izquierda real, refugiada en redes, algunos medios de comunicación virtuales-privados y medios propios, deja el espacio urbano en manos del enemigo...Y, convirtiendo "necesidad en virtud"...además se teoriza (con discutible apoyo de los servicios prestados en algunas revueltas sociales de este siglo XXI).
Habrá que ir espabilando y redefiniendo estrategias y gerrillas, digo yo.