87 años
después de la proclamación de la II ª Republica Española el 14 de Abril de
1931, esperamos y participamos en un nuevo aniversario de lo que -con pena y
sin gloria- parece que acabará siendo “el siglo de la Segunda República”…Trece
años más y la añoranza de la legalidad republicana habrá cumplido el siglo.
Quienes
-como es mi caso- nacimos apenas diez años después de la derrota de la
República, cada nueva efemérides es tanto celebración memorialista como… luto.
El pasado se aleja mientras el presente se enfanga.
Cada nuevo
año de impunidad franquista, impunidad celosamente protegida por políticos enterradores de la verdad
histórica, se intensifica el luto y la rabia ante el muro de silencio y olvido,
la euforia de banderitas roji-gualdas en los balcones y la indiferencia de quienes no entienden (ó
no comparten) que lo más próximo a la recuperación de la legalidad republicana está
aconteciendo en Catalunya. Y eso, a pesar de la beligerancia, calumnia y aislamiento frente al hecho catalán que
cultivan incluso muchos pragmáticos republicanos; republicanxs partidarios en
este caso del todo o nada, es decir: ¡Si
no hay República “Española” cualquier
atisbo de República Catalana ni nos concierne, ni merece nuestro apoyo!
En cualquier
caso, este 87 aniversario me parece buena ocasión para retomar lo esencial de
un artículo que publiqué en Abril de 2015 en Papeles Anticapitalistas, el
modesto medio de comunicación que entonces editábamos en Burgos desde Izquierda
Anticapitalista. Aquel artículo, “Grandeza
y Miseria de la Segunda República” se incluyó en el número 18 de nuestra
publicación.
Decíamos
entonces que durante las primeras décadas del siglo XX, el pueblo español sufría
las consecuencias del atraso e incompetencia responsabilidad de una burguesía incapaz de rentabilizar productivamente sus
negocios derivados de la neutralidad española durante la Gran Guerra
(1914-1918), mientras que la oligarquía terrateniente y rentista seguía
parasitada al latifundio y a la sobre explotación
de trabajadores agrícolas, aparceros y minifundios de sobrevivencia. Tal y como
si una extraña vocación depredadora se extendiera desde el saqueo colonial de las indias iniciado en 1492 (un saqueo que en España ni
siquiera incentivó algo parecido a la Revolución Industrial) hasta un presente
en que seguimos siendo un país
dependiente, un país de emigración de tabajadorxs e inteligencias, de inversiones productivas
mínimas, de inversiones en I+D muy por debajo de la media de la UE, de pobreza,
paro y precariedad…un país en que si hay crecimiento del PIB no luce…porque
unos pocos se lo quedan, viven como Grandes
de España y “ahorran” en las secretas huchas Suizas y los Paraísos Fiscales.
Añadiremos
que además, en aquel arranque del pasado siglo XX, el poder eclesiástico
controlaba la mayoría de aparatos educativos, importantes medios de
comunicación y contaba con un muy numeroso ejército religioso presente en
ciudades, pueblos y aldeas: lo propio de una Iglesia diseñada como institución-partido,
herramienta del gran terrateniente que acuñaba el nacional-catolicismo.
Y sin
embargo, burguesía, terratenientes e iglesia contaban con un infalible
Programa: la represión en la que se fundían ejército, policía, somatenes,
“sindicatos de pistoleros” y las incipientes bandas armadas que calcaban las
estructuras político-militares del fascismo italiano y el nazismo alemán.
La República, victoriosa en aquellas
elecciones municipales del 12 de abril, heredaba por tanto caos, atraso, rapiña
y represión y aunque los resultados electorales del 12 fueron indiscutibles para garantizar el
cambio exigido por la mayoría social, los logros estuvieron muy por debajo de
las necesidades populares.
Como
consecuencia de esa victoria electoral se produjo el inmediato autoexilio de la
monarquía borbónica y dos días más tarde la proclamación de la República y el
14 de abril de 1931 el pueblo recuperó las libertades -secuestradas por las
Dictaduras de Primo y Berenguer, la monarquía alfonsina y la Iglesia- y se
dispuso a ponerlas en uso y disfrute.
La euforia
fue la marca del primer bienio republicano que estableció libertades
constitucionales y definió los grandes lineamientos de la Reforma Agraria. Al
menos se frenaba así el desahucio de miles de aparceros empobrecidos y
permanentemente amenazados. Destacable es sin duda la labor de Clara Campoamor
diputada por el partido Republicano Radical que logró el derecho de la mujer al
voto.
La
institución de la laicidad del Estado, y la proclamación del derecho al trabajo
y a la enseñanza; también el encarar los derechos de las naciones sin estado
mediante los Estatutos de Autonomía (aunque a tiempo solo se impuso el catalán
y luego el Estat Catalá… logros que llevarían a la cárcel al president
Companys). Se sentaron pues bases
generales de reformas bien enunciadas, pero mal realizadas
por trabas de todo tipo y frágil voluntad política de los asustadizos y novatos
poderes republicanos. El fracaso más evidente y de mayor coste después, durante
la guerra, sería el colapso de la Reforma Agraria que limitó el apoyo
político-militar campesino a la República
El bienio
fue tenso. Las iniciativas de las izquierdas sociales e institucionales,
hicieron posibles logros indiscutibles… logros siempre con el apoyo de la movilización
y presión de masas (destacable, la semana de huelga sevillana en julio de 1931
y su posterior represión mediante proclama de ley marcial). Así llegaron la
nueva constitución republicana en diciembre de 1931, las leyes de divorcio y
secularización de los cementerios… en tanto que el Estatut catalá y la ley de
Reforma Agraria se adoptarían en septiembre de 1932.
Al tiempo,
avanzaba el rearme de las derechas, bendecido por el cardenal Segura, la
fundación de nuevas organizaciones armadas de extrema derecha (JONS) y como
punta del iceberg del movimiento faccioso-militar, el golpe de estado fracasado
que había dirigido el general Sanjurjo.
Todo ello –
y las vacilaciones en la aplicación de los aspectos más radicales y necesarios
del programa de la República, junto a
algunas quemas de edificios religiosos hábilmente instrumentalizadas por los
medios de la derecha- preludiaron el
fracaso de la izquierda en las elecciones municipales de abril de 1933.
El ascenso al gobierno de Lerroux y la
implementación de políticas republicanas
de derecha, la fundación de la Falange, la reactivación de tercios armados de
requetés, la permanente conspiración de la Iglesia, la labor amedrentadora y
represiva de la guardia civil…servirían
de telón de fondo, visible, a los
acuerdos secretos entre el fascismo de Mussolini y derecha española
(monárquicos, CEDA de Gil Robles…) acuerdos que en la hipótesis de golpe de
estado militar, se apresuraron a concretar la ayuda militar de Italia en
hombres y maquinaria bélica, a las fuerzas conservadoras. Lamentablemente no
hubo depuraciones del aparato militar de mando, aun conociendo los riesgos
implícitos en un ejército propenso a “los pronunciamientos” y sanguinario en
las guerras coloniales (como las masacres, bombardeos y uso de armas químicas
en Marruecos).
No se
depuraría pues a los milicos, ni durante la presidencia de Azaña (1931)
ni -con menor motivo- durante el
gobierno del corrupto Lerroux (1933), ni después de la victoria electoral del Frente Popular en febrero de 1936,
manteniendo Azaña la presidencia. Esa tibieza permitió campar a sus anchas al
generalato reaccionario y preparar sin trabas el golpe militar a mediados de
1936.
A pesar de todo, el llamado Bienio Negro (1934-1935) sería
escenario de respuestas obreras y populares muy atentas y alarmadas ante la fascistización de Europa (en 1933 Hitler se
había impuesto como canciller del Reich, ilegalizando los partidos obreros
socialistas y comunistas, los sindicatos… y se ampliaba la amenaza de la Italia
fascista…toda una advertencia “ignorada” por las democracias occidentales).
La Comuna
Asturiana –octubre de 1934- constituyó la más potente expresión de ofensiva
revolucionaria y antifascista entonces, pero la Comuna, aislada en una región por
inconsecuencia de las direcciones políticas y sindicales, fue aplastada por el
ejército y castigada allí y a lo largo de 1935, `por una feroz represión de las
derechas en todo el país, eso sí, bajo
manto legal republicano.
Decíamos
arriba que con la victoria electoral de las fuerzas de izquierda en las
elecciones de febrero de 1936 (Frente Popular) la respuesta militar fascista del
“alzamiento-nazional” no se hizo esperar,
porque se gestaba día a día desde 1931. Así concluiría el período de la República
en Paz para dar comienzo a la Guerra de España, preludio y primer escenario de la Segunda Guerra Mundial.
Los años de
guerra y resistencia 1936-1937-1938-hasta la caída de Barcelona en enero de
1939 y la entrada en Madrid del ejército de Franco en marzo de ese año) son
demasiado importantes para resumirlos como posdata de este artículo; sin
embargo resultan imprescindibles para
entender la derrota del régimen republicano y la victoria de las fuerzas más
reaccionarias que han envenenado nuestra historia moderna…una victoria cuyas
consecuencias seguimos padeciendo a día de hoy y en todos los ámbitos.
Nuestra vida
social-cultural-política y económica sigue siendo en el presente heredera forzosa
del único régimen fascistizante que
sobrevivió hasta el año 1976, arropado primero por Estados
Unidos… -¡primero las bases militares, después ya se irá viendo!. Un régimen progresivamente aceptado por “las democracias
occidentales” a pesar de su parentesco con el fascismo-nazismo histórico, régimen
que evidentemente no es lo mismo que la democracia del 78… pero que tampoco
resulta tan radicalmente diferente, considerando nuestro modelo monárquico,
centralista y autoritario al que se suma la actual fase de internacional
capitalismo feroz.
Por eso es
importante analizar críticamente la República durante la Paz y durante la
Guerra, recuperar la verdad histórica, exigir justicia e imponer la reparación.
Hay que hacerlo desde la historia, la
justicia y la política y a ser posible, hacerlo antes de que con 2031, llegue el primer centenario de la Segunda
República Española.
Carmela.
ResponderEliminarInteresante resumen de aquel periodo convulso e ilusionante en el que el pueblo depositó tantas esperanzas.
Aquella guerra de clases la ganaron los ricos como suele suceder. Tienen el dinero para comprar armas, voluntades y lo que haga falta, tienen de todo menos escrúpulos.
Los actuales tiempos corren a favor de los ricos pues los pobres ni nos queremos reconocer como tal (ni que fuera una deshonra) ni siquiera presentamos batalla.
Y éso que Warren Buffet (banquero multimillonario) habló muy claro hace 2 ó 3 años:
“Hay una guerra de clases, de acuerdo, pero es la mía, la de los ricos, la que está haciendo esa guerra, y vamos ganando”. Por goleada, no hay duda.
Gente de valía aquellos republicanos, anarquistas, luchadorxs por los derechos del pueblo…
por eso los exterminaron cruelmente, por eso los vencedores no quieren que los recordemos y por eso, en un acto de máxima crueldad, pretenden que los olvidemos en las cunetas.