Desde
Junts, Associació Catalana de Jueus i Palestins, e IJAN, Red judía antisionista
internacional, vemos con preocupación el crecimiento de la extrema derecha
europea y mundial, y la consecuente multiplicación de actos violentos y
vandálicos dirigidos contra minorías étnicas y religiosas, así como
manifestaciones de homofobia, y las tentativas de traducción en políticas
discriminatorias en particular contra migrantes, refugiados y personas de
confesión musulmana por parte de gobiernos e instituciones.
Nos
preocupa en particular el discurso simplista y populista consistente en achacar
todos los males que sufren la sociedad catalana y española provocados por la
crisis económica y social, desatada por el capitalismo financiero especulativo,
a las poblaciones migrantes y refugiadas. Aquellas han servido de mano de obra
durante el auge de la construcción, y estas son victimas de una serie de
guerras e invasiones en Oriente medio, en las cuales el Estado español, Europa
y los EEUU llevan una responsabilidad importante, directamente o a través de
sus aliados.
Por
supuesto que Junts e Ijan, asociaciones integradas por personas judías y
palestinas, se preocupan y se conmueven por todas las victimas de atentados y
guerras por igual, así como por el trato cruel y vejatorio reservado a los
refugiados provenientes de dichas guerras que llegan a Europa.
De
la misma manera que nos indignamos por la violencia ejercida contra personas de
cualquier origen o confesión, nuestro deber es analizar e ir a la raíz de
dichos conflictos, y en el contexto actual, esto nos lleva a situar la
ocupación de Palestina por parte del Estado de Israel en el corazón de la
inestabilidad actual en Oriente próximo, ocupación de la cual se cumplirán 70
años el año que viene, tanto a nivel político, como simbólico, por el valor que
tiene Jerusalén-Al Quds para las tres religiones monoteístas, sino por el ejemplo de la resistencia del pueblo palestino a una opresión cada vez más exacerbada y desnuda.
En
efecto, la política hipócrita de doble rasero de la Unión europea, negándose a
condenar a Israel por su política de Apartheid hacia la población autóctona de
Palestina y a tomar medidas eficaces contra la continua expansión de la
colonización de Cisjordania, así como para acabar con el bloqueo ilegal e
inhumano de la Franja de Gaza, no pueden sino alimentar el sentimiento de
injusticia de la juventud y llevar a una radicalización violenta de una parte
de ésta.
Condenamos
firmemente los atentados cometidos contra personas judías en Europa y los actos
vandálicos contra sepulturas de judíos
en EEUU, sea por parte de militantes de
extrema derecha como por parte de militantes “jihadistas”. Pero no podemos sino
denunciar que el empeño del gobierno israelí en hablar en nombre de todos los
judíos del mundo y en querer representarlos, lleva a que las comunidades y
personas judías en Occidente se vean identificadas, (a veces a pesar suyo), con
las políticas sionistas colonizadoras y racistas de Israel, haciendo de ellas
potenciales víctimas de atentados terroristas y llevando a consecuencias graves
para los defensores de los Derechos Humanos que somos. Además, la simpatía que
muestran algunos movimientos de extrema derecha, y en particular el gobierno de
EEUU, hacia Israel no engaña y muestra que comparten no sólo la islamofobia,
sino una agenda política de discriminación y violencia hacia las minorías, que
pone en peligro fundamentos democráticos y derechos obtenidos después de largas
luchas.
Por supuesto, condenamos con fuerza los actos
vandálicos contra los lugares de culto musulmanes y las violencias verbales y
físicas contra personas y en particular contra mujeres musulmanes, pues
representan la parte más vulnerable y explotada de nuestras sociedades
europeas. La crisis, sin lugar a dudas, golpea duramente y requiere de un chivo
expiatorio. Así como en los años 1930,
los judíos fueron designados culpables de todos los males, lo que desembocó en
el genocidio nazi, actualmente, la población migrante, refugiada y musulmana
deviene el chivo expiatorio de la crisis en Europa.
Por
todo ello, manifestamos nuestro apoyo a la población migrante y a los
refugiados. Por ello también denunciamos que nuestros gobiernos tienen una
responsabilidad grave en la situación explosiva y de fragmentación que viven
los países del próximo oriente, alimentando la guerra, la radicalización y el
sentimiento de impotencia y de injusticia, y en particular la situación
desesperada que vive la población palestina
y por ello defendemos que tomen las medidas que se imponen y se
comprometan seriamente a defender los derechos humanos.
En
este sentido, Junts e IJAN apoyan la campaña BDS -Boicot, Desinversión y
Sanciones a Israel- respondiendo así a la llamada de la sociedad civil
palestina contra la política de segregación, discriminación y colonización del
Estado de Israel. La campaña es un instrumento legítimo de lucha no violenta
para el reconocimiento de los derechos del pueblo palestino, que en ningún caso
ataca a las personas por su identidad judía, sino que denuncia complicidades
con un Estado que viola impunemente los derechos humanos y sigue sin acatar
ninguna de las resoluciones de la ONU sobre Palestina.
IJAN
y Junts denunciamos que las acusaciones de racismo vertidas contra el BDS son
completamente infundadas, así como el intento de criminalizar a quienes
participan en ella, y que son una estrategia de desprestigio por parte del
Estado sionista contra una campaña que está dando resultados a nivel mundial, a
la cual invitamos a la sociedades civiles catalanas y del Estado español a
sumarse activamente.
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