Acacio Puig
El resultado
de la campaña ¿SALTAMOS? retiró de los kioscos en diciembre el quincenal
Diagonal sin que hasta el momento haya habido nuevas noticias -por correo
postal- a lxs suscriptores de siempre.
Y eso es un
problema desde que se aprobó “el Salto”.
Por cierto
que la información sobre resultados de EL SALTO no era precisamente de recibo
porque no confrontaba las respuestas recibidas con el número total de
suscriptorxs invitados a opinar. Precisamente faltó ese dato, que debería haber abierto la necesaria
reflexión sobre las abstenciones en la
consulta y sobre la relación entre fiel acceso a la web y fiel acceso al papel.
Tras EL
SALTO y aunque la agenda de transformación anunciada en octubre de 2016 esté en
sus inicios (se apostó por un trimestre internista dedicado a la preparación
del nuevo medio y la nueva campaña de suscripciones. Un número 0 previsto
para febrero -a evaluar
participativamente- y en abril el número 1. La nueva web se estrenaría en mayo)…el
completo silencio del colectivo Diagonal empieza a resultar excesivo para
lectorxs fijos y suscriptorxs de primera hora.
Lo cierto es
que la campaña a favor de la transformación (doble página en el nº 278)
resultó ser floja, banal y tópica… guiños fáciles y plus de “buen rollito” al
respetable. (No fue un acierto, precisamente).
No se puede
estar en desacuerdo con la necesidad expresada entonces de unir fuerzas y
mejorar recursos, estableciendo lógicas de apoyo mutuo con otros medios de
comunicación alternativos (aunque resultara un tanto pobre que la propuesta de
lazos para el muevo mensual citase a solo dos -el Salmón y la Píkara- dado
el amplio paisaje de publicaciones, en papel y digital, que padecemos). Un
paisaje ciertamente tribal que requiere
medicina unificadora aunque escrupulosamente respetuosa de la diversidad.
Nada que
objetar tampoco a la “propiedad colectiva” y la “transformación de suscriptorxs
en socixs”, aunque sobraba jabón porque el movimiento se demuestra andando y
Diagonal -como hemos visto estos años- ha ido reduciendo los espacios de comunicación
directa de lectorxs conforme afianzaba su estructura profesional, eliminando
así espacios de debate y réplica (cartas, etc.) y primando criterios de
“funcionalidad” frente al desarrollo de la “participación”.
Evidentemente,
también de acuerdo con la búsqueda del
correcto pago al personal, pero eso es simplemente una cuestión de justicia
laboral… no hace falta acuñarlo como “sostenibilidad” aunque suene más
eco-socialista. Sin embargo, no conviene olvidar la componente de compromiso militante,
tan necesaria en el periodismo de vocación transformadora y que además, ayuda a
evitar –y más en estos tiempos crudos- cualquier
travestismo por urgencia profesional.
Por último,
sabemos que la distribución de Diagonal en Kioscos, librerías y sedes varias,
ha sido una estimulante bandera de pensamiento crítico quincenal, una
presencia-social, política y cultural llena además de contenido “simbólico” (comunicación
alternativa e independiente ¡a la vista!).
Eso tiene un
coste –evidentemente- pero hay que subrayar que su mera presencia ha sido “una amistosa
compañía visual”… incluso para quienes lo compraban solo a veces. Ese rol ha
sido muy importante porque expresaba la voluntad de ocupar escaparates,
espacios públicos y ganar lectorxs “no informatizados”.
Si se apunta
a una presencia en papel solo mensual (como el Monde Diplo) sugerimos evaluar el resultado en términos políticos y
no solo comerciales.
Aúpa Acacio,
ResponderEliminarMe parece interesante lo que comentas, pero si Diagonal ha apostado por transformarse en "El Salto", es para resultar más competitivo en el mercado, a nivel comercial. Quieren centralizar el tráfico de otros muchos proyectos, para aumentar sus beneficios (el año pasado Diagonal tenía más de 1 millón de euros de presupuesto). Lo de abrirse a la participación... en fin, habrá que ver cómo lo hacen, porque yo llevo años intentando colaborar con ellos y no hay manera. De hecho me mandaron cambiar algún artículo, y luego ni siquiera llegaron a publicarlo.
Saludos,
Víctor