Elecciones municipales
El voto útil en Madrid
20/05/2019 | Manuel Garí
https://vientosur.info/spip.php?article14826
La respuesta más lógica se me antoja
clara. Hay que adoptar la estrategia universalmente más conveniente: votar por
la opción más útil para conseguir mis objetivos en esta contienda polarizada
y empatada. ¿Cómo orientarnos para establecer los objetivos que
determinan qué es un voto útil? El primer paso es conocer el terreno e
identificar los problemas para luego diseñar las soluciones.
La ciudad de las
desigualdades
Madrid es una ciudad con una desigualdad
social creciente que alberga una sociedad de desiguales plasmada
territorialmente según se asientan por barrios las clases sociales. Una ciudad
que según los estudios tiene entre un 26,6 y un 30,1% de su vecindad en riesgo
de exclusión y pobreza. Y esa desigualdad golpea especialmente con mayor ahínco
en las mujeres. Ser mujer en Madrid, entre otros, tiene ese riesgo: ser más
pobre que la media de su vecindad y necesitar más y mejores servicios sociales.
Pese a ello, la administración local
reincide de forma pertinaz en una asignación injusta de recursos: barrios de
primera con una asignación de 70 euros per cápita, allí dónde las rentas
privadas por ser más altas ya permiten acceso a bienes y servicios, y barrios
de tercera con 46 euros per capita, allí dónde más dinero haría falta. Ello se
plasma hasta en la limpieza viaria, el mantenimiento de parques y la recogida
de las basuras: hay barrios limpios y barrios-papelera cuando no directamente
estercolero. Pero también se materializa en la desastrosa actuación de las
empresas en las que se privatizaron escuelas infantiles –por cierto, aún tan
insuficientes en número-, la atención a domicilio, a las mujeres víctimas de
violencia o a las gentes sin hogar, pese al magnífico esfuerzo que hacen las y
los profesionales. A perro flaco todo son pulgas.
Por tanto, un objetivo imprescindible
para el próximo equipo de gobierno debería ser distribuir el gasto con el
criterio inverso al actual y adoptar medidas de urgencia como la puesta en pie
de una renta social municipal de al menos 700 euros mensuales. Teniendo en cuenta
que las cuentas municipales gozan de buena salud, no hay excusa. Y, a la vez,
existe la perentoria necesidad de acabar, a no más tardar en 2021, con el
negocio de los espurios y ruinosos contratos con las constructoras que
mangonean diversos servicios públicos de limpieza, etc., lo que supondría un
ahorro de 54 millones de euros anuales solo en ese rubro, que actualmente se
van en beneficio industrial e IVA. En el caso de municipalizar las plantillas
deberán aumentar en al menos 2.000 personas para poder cubrir las necesidades
de la ciudad. Asimismo, el municipio deberá hacerse cargo del resto de los
servicios privatizados en épocas como las de la alcaldesa Botella. Así mismo,
se deberá dignificar los salarios del personal de servicios externalizados planteando
la condición de un salario mínimo de 1.200 euros/mes 1/.
Madrid es una ciudad en la que los
desahucios del inquilinato han aumentado el 8,2% y un 66% los lanzamientos hipotecarios,
tras que el PP dilapidase el parque de viviendas municipal vendiendo a precio
de saldo los pisos a fondos buitres. Cuando los precios de alquiler de las
viviendas han experimentado una subida del 42% en 5 años, el ayuntamiento debe
plantearse como prioridad no la reforma de las bellas plazas madrileñas sino la
creación de un parque de 50.000 viviendas en dos legislaturas, lo que requerirá
una inversión no menor de 500 millones de euros.
Es también una ciudad con un altísimo y
contaminante derroche energético tanto por el modelo de movilidad viaria como
por la obsolescencia de un parque inmobiliario residencial y terciario
escasamente eficiente para combatir el calor y el frío mesetarios. Una ciudad
en la que persisten importantes problemas en el acceso a la energía por parte
de sectores de la población sumidos en la pobreza. Pero también es una ciudad
que puede sufrir un colapso ecológico. No sólo por las tóxicas emisiones de
gases sino también por la inarmónica desorganización territorial que desestructura
su tejido urbano sometido a una metástasis en los lindes y una gentrificación
despobladora en su centro. En ambos casos debido a un modelo productivo que,
tras arrasar con su industria y el pequeño comercio, está convirtiendo la
ciudad en una ciudad de servicios financieros y turísticos en el marco de la
división del trabajo impuesto desde la Eurotower del BCE en Frankfurt y desde
la Comisión Europea gobernada por Alemania.
Identificación de los
problemas, identificación de culpables, adversarios y enemigos
Las elecciones suponen una confrontación
de intereses, puntos de vista y proyectos de sociedad. Son una expresión del
conflicto existente en la sociedad capitalista tal cual es. En la batalla electoral,
por suerte incruenta, rigen criterios de confrontación estratégica y táctica
similares a los señalados por Sun Tzu para las cruentas en El arte de
la guerra. Los contendientes pueden percibir la victoria,
pero no fabricarla de forma artificial, aunque sí crearla “incluso
si los enemigos son numerosos” pero a tal efecto es necesario hacer “una
valoración sobre ellos para averiguar sus planes, y determinar qué estrategia
puede tener éxito y cuál no”.
Evidentemente hay que hacer frente a las
derechas sin olvidar que tras sus dogmas y modos defienden un modelo social que
produce y reproduce los problemas señalados. Y hay que hacer frente a las
mismas teniendo en cuenta que lo que les permite una base material -en la que
anida también su corrupción y poder ideológico y mediático- es precisamente la
persistencia de ese modelo socioeconómico capitalista. Un programa alternativo
debe recoger soluciones que atiendan las necesidades y emergencias del momento
y apunten soluciones duraderas en el medio plazo. De ahí que el pensamiento
débil y la insoportable levedad de las propuestas posmodernas almibaradas son
la aceptación de la derrota de antemano.
Utilizar el espantajo del miedo a la
derecha, de infausto recuerdo desde los tiempos de Alfonso Guerra y que
posibilitó que los gobiernos de González impulsaran las políticas de derechas
en lo económico, social y militar, significa una actitud defensiva que opta por
el mal menor y que con el tiempo no logra detener el mal mayor, bien al
contrario, le prepara el camino. Es larga la lista de la inutilidad del voto útil
en todos los ámbitos políticos condicionado por la mera previsión apriorística
numérica de los resultados futuros cuando tantas veces hemos visto que se ha
utilizado el argumento como mano invisible política para performar la
realidad, para que la profecía se cumpla y se potencie círculos viciosos como
el del bipartidismo del pasado y la aceptación resignada actual del no hay
futuro fuera del maldito marco presente. Cada día estoy más de acuerdo con las
palabras del controvertido Harold Pinter en su discurso Arte, verdad y
política al recibir el Nobel de Literatura de 2005 cuando afirmó sin
trabas en la lengua que “La mayoría de los políticos, según las evidencias de
que disponemos, no están interesados en la verdad sino en el poder y en
conservar ese poder. Para conservar ese poder, es necesario mantener al pueblo
en la ignorancia, que las gentes vivan sin conocer la verdad sobre sus propias
vidas”.
En estos momentos el voto útil basado en
especulaciones y males menores es la renuncia anticipada al, llamémosle, aunque
cada día signifique menos, cambio. Además, cuando se hacen bien los números, y
en el caso de las próximas elecciones para el ayuntamiento de Madrid, han sido
perfectamente calculados por Toño Hernández, resulta que el mismo concepto de
voto útil estrictamente aritmético, arroja resultados mejores para la izquierda
si Madrid en Pie se fortalece y sus votantes no se pliegan y renuncian a sus
ideas y su voto ante el supuesto éxito de opciones como Más Madrid y PSOE 2/.
Por tanto, el voto útil de izquierdas es
aquel que permita a la mayoría social y a la izquierda fortalecerse tanto
ideológicamente, con discursos propios que no pueden ser sustituidos por el
almíbar y las magdalenas, como materialmente, mediante la puesta en pie de
medidas y políticas que modifiquen la correlación de fuerzas entre los de
arriba y las gentes de abajo. El voto útil es el voto inteligente para
consolidar las propias fuerzas y debilitar las ajenas.
Mensaje a los
aspirantes gobernistas-a-toda-costa
Y en este punto introduzco una
digresión, creo que necesaria, para luego retomar el hilo. Las elecciones
dirimen quien ostentará el poder político en un ámbito en el que, a su vez,
operan políticamente otros actores muy relevantes que ejercen su poder fáctico
al margen de la voluntad de la ciudadanía gracias a su posición privilegiada -y
sin control efectivo- respecto a la riqueza, el producto y el ingreso; o sea,
la minoría que decide qué se produce, cómo y para quién, y que en función de
sus objetivos establece salarios, usa recursos naturales y determina tiempos de
trabajo y formas de reproducción y cuidado de la vida. Por tanto, acceder o
influir en el gobierno en un ámbito obliga a contar con las fuerzas materiales
que intentarán instrumentalizar o hacer fracasar a quien gobierne.
Llegar al gobierno exige elegir a quien
sirves y a quien combates. No hay escapatoria al conflicto. Y la solución al
mismo dependerá de las propuestas que se propugnen en el programa electoral. No
puede haber un programa útil para todos los componentes de la sociedad, pues
estamos en un juego de suma cero: lo que alguien gana alguien pierde. Ni
tampoco un programa diferente, disonante y contradictorio con las ideas de las
que el gobierno se reclama. Resulta tristemente demoledor de la conciencia
popular escuchar en boca de líderes políticos, que dicen estar a favor del
cambio en clave social y democrática, afirmaciones como que van a “gobernar
para todos” o “vamos a estar en un gobierno no para defender nuestras ideas
sino para mejorar la vida de la gente”. En conclusión, o se gobierna a favor de
la mayoría social a partir del conjunto de ideas y propuestas que se plantean
en las elecciones, o bien esas ideas sólo se concibieron para los discursos,
para ganar votos, o simplemente son un conjunto vacío sin utilidad práctica
alguna para el cambio propuesto. Se está imponiendo una forma de hacer política
que subordina todo a entrar en gobierno, relegando o eliminando -si es que
alguna vez lo hubo- un proyecto de sociedad, de país, de ciudad. No cabe
disonancia entre propuesta pre electoral y acción gubernamental, lo contrario
sería un caso más de cinismo.
Las dos almas del
social liberalismo
Las alternativas que se manejan en estos
días por cualquiera de las dos papeletas con las que presenta el partido
socialista, sea la encabezada por Manuela Carmena o la presidida por Pepu
Hernández, que han pasado de la competencia virtuosa a la colaboración
incondicional, parecen pasar por una reactivación del marco productivo
auspiciado por el Ibex 35, basada en el aumento de la cantidad de suelo público
que pasa a disposición privada. En este punto es modélico el ejemplo de
Chamartín-BBVA, pero ni siquiera es el más grande: la operación del sureste,
con los Berrocales, desbloquea la construcción de una superficie mayor que la
ciudad de Zaragoza. En un marco de desinversión y caída del sector inmobiliario
y financiero a nivel internacional, este tipo de operaciones son papel mojado.
Pero no es sólo eso: si nos centramos en la cuestión de la desigualdad como
factor central en nuestro análisis, este tipo de iniciativas sólo pueden
derivar en su incremento.
En vivienda, frente al mantra neoliberal
del aumento de la oferta para que baje el precio, Madrid es el ejemplo de que
incrementar la oferta de nueva vivienda sólo redunda en alimentar un mercado
voraz que sube precios y recurre a la turistificación para ampliar la base
mercantil, de tal forma que la demanda se mantiene, no se satisface y los
precios continúan su subida. La espiral de la desigualdad seguirá creciendo a
la par que el mercado del que se alimenta.
La ciudad de la gente
frente a la del capital
En el caso madrileño, Madrid en Pie,
coalición en la que participa Anticapitalistas, representa las aspiraciones del
movimiento que dio origen a Ahora Madrid, frustradas de forma abrupta por
decisión personal de Manuela Carmena y su círculo de confianza. No es
casualidad que en la candidatura de Madrid en Pie figuren, junto a otras
muchas, personas con la trayectoria de compromiso social y ecológico, feminista
y democrático como Rommy Arce, Pablo Carmona o Paca Blanco, encabezadas por
Carlos Sánchez Mato que en la pasada legislatura municipal demostró ante el
ministro Montoro del PP no solo solvencia como economista sino también contar
con los rasgos del liderazgo para organizar y librar batallas que el citado Sun
Tzu atribuía a quienes son capaces de vencer porque tienen autoridad, entendida
como “una cuestión de inteligencia, honradez, humanidad, valor y firmeza”.
Esa gente si es elegida condicionará positivamente
las políticas municipales. Son la garantía de izquierdas para la mayoría
social. Porque, en mi opinión, disponen de las propuestas y soluciones que
configuran una alternativa frente a la ciudad del capital. Tienen una
perspectiva social, ecológica, feminista y popular cuya apuesta estratégica
pasa por la moratoria en la nueva construcción y por focalizar la expropiación
de viviendas a la banca (como se reclamaba desde el ignominioso desahucio de
Argumosa 11, pero también desde antes), así como reorganizar el acceso mediante
una ley del suelo. A su vez, es necesario constituir una empresa pública de
energía que comercialice la procedente de fuentes renovables y termine con la
pobreza energética. También es preciso elaborar una nueva normativa sobre el
agua que garanticen el acceso a los servicios básicos.
Ello supone asumir una perspectiva
ecofeminista con el punto de vista de las clases trabajadoras que ponga el foco
en la distribución y penalice los consumos masivos, que sustituya la especulación
del tipo Chamartín y los Berrocales para invertir en los barrios del sur, y que
resuelva de esa manera la necesidad de miles de personas trabajadoras de
desplazarse a diario, con el gasto energético que eso implica. Todo ello deberá
acompañarse de una redistribución espacial de los centros de trabajo para
posibilitar no solo una vivienda digna, sino también empleos en Usera,
Villaverde, Carabanchel, Vallecas y demás barrios populares, con inversión
productiva en sectores no contaminantes, en lugar de fomentar el enésimo boom
inmobiliario.
Esto posibilitaría un nuevo tramado
urbano que deberá acompañarse de un nuevo tramado comunitario, lo que implica
financiación del tejido asociativo para que esté en condiciones de asumir parte
de los trabajos de cuidados y el desarrollo de la economía social. Un excelente
objetivo a medio plazo es revertir la obra del neoliberalismo, destructora de
las redes de solidaridad entre las gentes de abajo, que supondrá revitalizar,
cuando no fundar, asociaciones, sindicatos y cooperativas.
Las palabras expropiación,
rehabilitación y reasignación deberían formar parte de la nueva gramática
municipal. Como también los vocablos municipalización, participación y
democracia. Madrid en Pie es el primer paso para refundar otra ciudad, la de
gentes iguales.
19/05/2019
Manuel Garí, economista, miembro
del Consejo editorial de viento sur
Notas:
1/ Cierto es que todo
ello choca con los planes declarados del actual coordinador de la alcaldía Luis
Cueto que se auto propone para una nueva concejalía mentora de las ganancias
empresariales privadas. https://www.elmundo.es/madrid/2019/05/16/5cdd604821efa0fb668b460d.html
2/ Hernández, T. El
"voto útil" a Más Madrid podría dar a la derecha la alcaldía de
Madrid https://www.eldiario.es/tribunaabierta/voto-Madrid-podria-derecha-alcaldia_6_900169998.html
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