Cárcel
de Carabanchel. El derribo de la vergüenza.
Pablo
Mayoral (militante revolucionario antifranquista, conmutado de pena de muerte,
presidente de la Asociación La Comuna)
El 21 de Octubre de
2008 el Gobierno del PSOE, en contra de lo prometido en campaña electoral,
comenzó la demolición de la cárcel de Carabanchel.
Como muy bien explica
Jesús Rodríguez en su excelente libro
“Carabanchel el derribo de la Vergüenza”
en 1997 año en que se cerró la cárcel, ya había pancartas que
reivindicaban que la Cárcel de Carabanchel fuera un Monumento de Memoria
Histórica..
En 2008 el PSOE como propaganda electoral reiteró sus compromisos
de hacer de la cárcel, entre otras cosas,
un Centro de Estudios y Museo de la Memoria Histórica. El 27 de
Septiembre de 2008 centenares de personas se concentraron bajo la cúpula de la
prisión en defensa de la conservación de este espacio emblemático.
Pues bien, eso no fue
posible. Una vez más la política de hechos por parte de PP-PSOE se impuso a los
anhelos de miles de personas. Una vez más la palabrería se quedó en eso, en palabrería. Hoy 10 años después, la
urgencia y las prisas por derribar la cárcel han dado paso a la dejadez y a la
negativa para abordar proyectos de acuerdo a lo que los vecinos de Carabanchel
reclaman. El objetivo al derribarla era que la cárcel de Carabanchel no fuera
un testigo directo de la lucha antifranquista, y que sus muros no fueran un
acta de acusación permanente contra los criminales responsables de la
Dictadura.
Hace ahora 43 años,
el 27 de Septiembre de 1975, de esta prisión de Carabanchel, a las 7,45 de la
mañana salían en tres coches celulares Xosé Humberto Baena Alonso, Ramón García
Sanz y José Luis Sánchez-Bravo Sollas. Iban escoltados por 17 “jeeps” de la
Policía Armada, varios autocares de la Policía Armada, la Guardia Civil y del
Ejercito, y varios coches de la siniestra Brigada Político Social.
Nuestros tres
compañeros iban a ser fusilados en Hoyo de Manzanares, a esa misma hora también iban a ser fusilados
Ángel Otaegui Etxebarria en Burgos y Juan Paredes Manot en Barcelona (donde era
Gobernador Civil y Jefe Provincial del Movimiento Martín Villa).
Estos cinco crueles y
viles asesinatos son los últimos fusilamientos de la Dictadura Franquista. Una
dictadura que nacía matando y se quería perpetuar, aún en 1975, matando.
También en la cárcel
de Carabanchel fueron asesinados por garrote vil en Agosto de 1963, Francisco Granados y
Joaquín Delgado. Y de esa cárcel fue sacado también para ser fusilado, en 1962,
Julian Grimau. En 1978 el anarquista Ángel Rueda Sierra murió a consecuencia de
la brutal paliza que le dieron los funcionarios en las celdas de castigo. Estas
son algunas de las páginas más negras de la Dictadura que tuvieron lugar entre
esos muros.
Desde 1944 las rejas
de esa prisión fueron testigos de la lucha antifranquista, miles de personas
sufrieron la privación de libertad e innumerables castigos por su irreductible
compromiso antifascista. Se estima que a la muerte del dictador genocida
Franco, había en todas las cárceles españolas más de 1.200 presos políticos.
Sin lugar a dudas la cárcel de Carabanchel hubiera podido ser un buen lugar de
memoria. Es más, aún se está a tiempo.
En Berlín, existe un lugar excavado en la tierra en donde se pueden ver unos
pocos cimientos de lo que fueron las oficinas centrales de la Gestapo, las SS y
la Oficina Central de Seguridad del Reich, en ese lugar el Gobierno Alemán ha
construido un lugar para la memoria, denominado Topografía del Terror en donde
se muestran miles de fotografías, documentos y testimonios de la represión
nazi, un centro visitado diariamente por miles de ciudadanos alemanes y
europeos.
Claudio Herrera,
abogado del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos de Chile, explicó en uno
de los actos reivindicativos de este X aniversario del derribo de la cárcel, la
importancia de ese museo en Chile por el que pasan más de 1.500 personas al
día, y al que asisten en visitas organizadas los jóvenes de todos los
institutos del país, y que día a día se va retroalimentando con nuevos testimonios.
Claudio recordó que peor que el olvido es el desinterés, y que había observado
que aquí había un enorme interés por recuperar la memoria de la lucha contra la
dictadura, por lo que nos animaba ser optimistas.
Desgraciadamente los
intentos por tergiversar la historia, por cambiarla están a la orden del día,
parece que hubiesen sido los propios franquistas, los que han traído las
libertades democráticas, y presentan, por ejemplo, el cuadro de Juan Genovés “el abrazo” como la expresión
de reconciliación con los esbirros de la dictadura. Nada más falso, ese cuadro representa la
acogida por familiares y amigos de los presos a la salida de la cárcel, y por
eso fue uno de los carteles para reivindicar la salida de los presos políticos
antifranquistas de la cárceles. Y para más datos, Juan Genovés fue detenido por
realizar ese cuadro y pasó 7 días encerrado en la DGS, y todos los carteles con
la imagen de ese cuadro exigiendo la amnistía,
fueron destruidos por la policía.
Hay ahora en
cartelera una película “El silencio de otros”, en la que se denuncia como los
franquistas son exonerados de sus crímenes por el artículo segundo de la Ley de
Amnistía de 1977. En esta formidable
película que recomiendo a todos, aparecen varios diputados de entonces
justificando la necesidad de olvido y de pasar página. Entonces había miedo, un
rosario de asesinatos por parte de la policía, guardia civil y bandas fascistas
mancharon de sangre la “módelica” transición. Hoy nada justifica que los
responsables de la Dictadura, no sean llevados ante la justicia. Hasta ahora no
ha sido posible, por la negativa, de PP, Ciudadanos y PSOE (en el Parlamento) a
anular por ley la impunidad del franquismo.
Y como siempre la
represión, la fiscalía amenaza a los jueces que se atrevan a abrir diligencias
de investigación de los crímenes franquistas con su expulsión de la judicatura,
como ya le ha pasado a algún juez. En todo momento ha protegido a los 20
encausados por la Querella Argentina y se ha negado a extraditarles. Mientras
tanto la familia Franco, las organizaciones franquistas, y fascistas realizan
todas las tropelías inimaginables en un estado de derecho, con total
desfachatez e impunidad. Y por si fuera poco las cárceles se vuelven a llenar
de presos políticos, por defender la libertad de expresión, el derecho de
huelga, o el derecho de autodeterminación.
Hoy volvemos a
insistir en la necesidad de edificar en el solar de la antigua cárcel de
Carabanchel un lugar de memoria de la lucha antifranquista y de agradecimiento
y homenaje a todos los que allí fueron injustamente encarcelados, en particular
a los que dejaron la vida entre esos muros. Acabar con la impunidad Franquista
sigue siendo un objetivo de rabiosa actualidad.
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