sábado, 15 de diciembre de 2018

ALEMANIA 1918, REVOLUCIÓN O ...NAZISMO


Alemania 1918,  de las Revoluciones fracasadas al Régimen nazi

(Con esta breve reseña del brutal desenlace de la Revolución de Noviembre de 1918 y acontecimientos posteriores, invitamos a pertinentes reflexiones a lo largo de 2019).

1918, noviembre: Insurrección popular en que participa activamente la Spartakusbund (Liga Espartaco). Represión por Noske que da rienda suelta a cuerpos de extrema derecha, autorizados por el gobierno socialdemócrata de Ebert (SPD) y que asesinan, el 15 de enero, a los dirigentes del recién constituido Partido Comunista Alemán (KPD) los  históricos fundadores de la Liga espartaquista, Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht… (“El orden reina en Berlín”).

Se elije la Asamblea Nacional de Weimar, con 163 diputados del SPD en contexto de enfrentamientos armados hasta el año 1923 (en Alemania Central, Cuenca del Ruhr, Berlín…). El poder responde con la represión: asesinatos y millares de detenciones.

 De abril a mayo se proclama en Munich la República de los Soviets, masacrada. Firmado el Tratado de Versalles, el parlamento sanciona la Constitución de Weimar. Nace así la República de Weimar. (“Los socialdemócratas consideran que la Constitución de Weimar está por encima de la lucha de clases. Para nosotros la lucha de clases está por encima de la constitución democrática”- Trotsky desde Prinkipo)

La nueva República arrastra el peso   de las estructuras heredadas del Antiguo Régimen –el imperio-, del Tratado de Versalles –un castigo revanchista que esquilma a los perdedores de la Gran Guerra- y adopta la opción política  habitual en repúblicas burguesas enfrentadas a crisis globales, es decir, potenciar el poder de militares, industriales, latifundistas, burocracias de estado… frente a las vindicaciones pendientes de las clases populares.

Con la invasión armada francesa del Ruhr en 1923, los levantamientos obreros volvieron a pugnar por la transformación revolucionaria de Alemania. Con la nueva derrota se cierra un período de “actualidad de la revolución”.
Pero la adopción gubernamental de una política esencialmente represiva, radicaliza la situación social,  emerge –tolerada y apoyada- la extrema derecha, el partido hitleriano (NSDAP) y sus ramificaciones armadas.

(En el ámbito cultural, se funda en Weimar la Bauhaus -por Gropius, Itten, Marks. Proliferan los grupos dadaístas en  Berlín, Colonia y Dresde  -Haro, Grosz, Ernst, Dix…. En Karlsruhe se forma el grupo Rih -Schlichter, Scholz, Scharrenberg. Emerge la artista Käthe Kolwitz... ¡Apasionante período!).

Durante los 14 años siguientes a la derrota de la revolución de noviembre, el deslizamiento hacia un autoritarismo presidencialista, la crisis institucional que vacía el legislativo para ceder a una gobernanza por decretos, y la degradación de las condiciones de vida facilitan –junto al apoyo del complejo económico, ideológico y militar conservador- el paulatino ascenso nazi y su conquista de una creciente base de masas espoleadas ya por las consecuencias de la crisis de 1929.

 La ineficaz política sindical, la desorientación y más tarde el sectarismo “optimista” del KPD estalinizado, junto a la prolongada degeneración de la socialdemocracia (acelerada y evidente desde su apoyo a los créditos de guerra y su impulso de la Primera Guerra Mundial y después, como fuerza de gobierno) se revelarán incapaces de cerrar el paso a la Bestia, que cuenta –como cabía esperar- con el respaldo de la gran industria de guerra y el capital financiero y consolida base de masas atizando odio, racismo, xenofobia y nostalgia expansionista territorial.
 
En 1933 dimite el gobierno Sleicher.
Hindemburg nombra canciller a Adolfo Hitler y la barbarie se intensifica hasta abrir paso a la Gran Catástrofe.

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