Xavier Caño, (editado por VIEJO TOPO)
Mariano Rajoy, presidente del gobierno, en un acto del
Partido Popular presentó a España en un ataque de euforia como “un ejemplo de
recuperación económica”. Si recuperarse es volver a adquirir lo perdido, es
difícil aceptar que este país se haya recuperado.
Salvo que recuperarse signifique que las rentas del
capital casi doblen a los salarios en un escenario de tozuda alta tasa de paro
y creciente precariedad laboral. Según la Contabilidad Nacional de este inicio
de año, presentada por el Instituto Nacional de Estadística, los beneficios
empresariales de enero a marzo aumentaron 6%. Se habrán recuperado los grandes
empresarios, pero los salarios se redujeron 6.000 millones de euros, según
datos de la Agencia Tributaria. Eso no es recuperarse.
Tal vez España sea más rica en frías cifras generales,
pero españoles y españolas son cada vez más pobres en realidades concretas.
Según el FMI, el PIB de España crecerá este año 25.000 millones de euros más
que en 2008. Pero solo lo notarán las altas finanzas, grandes fortunas, grandes
empresas y corporaciones multinacionales. La gente común, las familias, han
perdido y pierden ingresos y llevar una vida digna es más difícil. La
Encuesta de Condiciones de Vida del Instituto Nacional de Estadística revela el
avance de la pobreza en España que ya afecta a más del 22% de hogares. Los
ingresos de más de cuatro millones de familias no llegan a 8.200 euros anuales
y mucha gente cae por debajo del umbral de la pobreza.
La pobreza afecta a más de la tercera parte de
familias en Andalucía, Canarias, Castilla-La Mancha y Extremadura y en el resto
de comunidades se escampa. Más de un tercio de hogares no puede afrontar
gastos imprevistos y a un 16% de familias les es “muy difícil llegar a fin de
mes”. Esas familias a las que no les alcanza el dinero ya son casi tres
millones, mientras la pobreza energética afecta a unos dos millones de familias
que no pueden tener la casa a temperatura adecuada. Menos mal que llega el
tiempo veraniego.
En resumen, los que antes de 2009 lo pasaban mal hoy
lo pasan mucho peor. Mujeres, jóvenes de ambos sexos, infancia y mayores de 50
a 64 años (abandonados en tierra de nadie) sobre todo.
Ha bajado la cifra del paro, pero la vida de las
clases trabajadoras no mejora. Tanto es así que incluso la muy neoliberal
Comisión Europea reconoce que el crecimiento de España, tan jaleado, no ha
reducido nada la creciente e incesante desigualdad y pobreza, al tiempo que
pobreza y exclusión social en este Reino son de las más alarmantes de la Unión
Europea. Sin olvidar que los trabajadores pobres, los que tienen empleo, pero
no dejan de ser pobres, han aumentado hasta el 15% del total de quienes tienen
empleo. Por ejemplo, becarios, contratados por horas, fijos discontinuos,
falsos autónomos…
Hay algo menos paro en frías cifras, pero no mejor
vida. Demasiadas personas encadenan varios empleos de miseria para
conseguir ingresos mínimamente dignos. No es de extrañar cuando, según informe
del sindicato de técnicos de hacienda (Gestha), casi la mitad de asalariados
del Reino de España cobra menos de mil euros mensuales. No mil sino ‘menos de’,
lo que puede llegar a ser muy poco. Según la Encuesta de Población Activa, se
ha creado empleo precario. Por ejemplo, desde hace ocho años los contratos a
tiempo parcial aumentan sin parar. Y con contratos temporales parciales no hay
modo humano de vivir con dignidad. Eso no es crear empleo, eso es escampar la
pobreza y repartir la penuria.
Por otra parte, los salarios suman actualmente 30.000
millones de euros menos, sin embargo los beneficios del capital aumentaron
14.000 millones. Antes de 2009, los salarios eran el 50% del PIB, la riqueza
anual generada. Hoy solo son el 46%. La pretendida recuperación afecta a pocos;
en realidad la llamada recuperación no es otra cosa que transferencia de rentas
de los trabajadores a la clase capitalista, las élites. Ellos se han recuperado
con creces, pero a costa de los demás por reformas laborales, bajos salarios y
recortes sociales.
No hay recuperación que valga si no se recupera la
mayoría de la gente. No hay recuperación si la inmensa mayoría no puede llevar
una vida digna.
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