Soledad Obispo, Acacio Puig
Cantaron las
urnas y confirmaron lo que preveíamos y escribimos en este blog en vísperas de
la segunda vuelta (Afinidades Anticapitalistas, número 10/ última hora).
Se forjó la gran mentira con pretensiones
electorales: Macron a la Presidencia, en calidad de “centrista-europeísta-liberal”…
y Marie Le Pen, desde el pasado día 8 derrotada y por ello… ya “no tan
fascista”.
Y mientras,
una gran parte del bon peuple hipnotizado, como un Juan Lanas galo, por el
momento respira tranquilo (como le han dicho que lo haga). Aplausos,
felicitaciones, se “matizan” las rudas caracterizaciones del espectro electoral
y se olvida también momentáneamente al “izquierdista” Mélenchon porque ya… ¡Habemus Papa!
Macron
alcanzó el 66%, Marine el 34%. Así que volvió
a funcionar el ¡que viene el lobo! en un contexto de significativa abstención y
más del 12% de voto en blanco, de
préstamo de votos a Macron y Le Pen fundamentalmente desde las candidaturas de
la derecha (recordemos que 9 de las 11 que se presentaron en la primera vuelta
eran derechona o centro-izquierda como el magro 6.5% logrado entonces por
Hamon.
Al menos en
esta ocasión hay distancia entre los
resultados logrados antaño por el inventor-inductor
del chantaje, monsieur J. Chirac (“¡que vienen, que vienen!” un chantaje
que le permitió alcanzar el 82% en 2002) y el 66% del robótico Macron, que gana sin arrasar y por el momento, carece de solvente
estructura partidaria (aunque todo acaba arreglándose, con Valls y Hollande a su servicio y dinero… ¡que
lo hay!)
Desde este
lado de los Pirineos no podemos menos que sonreír ante los espejismos intencionadamente
creados respecto a la identificación FN-Fascismo Histórico, es decir el de los
años 20-30 hasta su derrota militar… (dejemos por el momento de lado los
“fascismos subrogados” como el régimen de Vichy y otros).
Si
el FN fuera de verdad una amenaza nazi-fascista clásica, la solución no debiera
ser otra que su ilegalización inmediata y la disolución por la fuerza de ese
partido y eso es lo que debiera proponerse
“la Francia Republicana”. Pero como no lo es y simplemente forma parte de la
amplia familia de candidatos sistémicos en competencia electoral, una larga
lista conservadora en que prima el reparto de papeles y acentos políticos, nunca se llegará a solución tan extrema porque
no es necesario, que dirían los “europeístas del capital”.
Lo
esencial, nos parece, es subrayar que
Macron encarna la actualidad del modo de producción capitalista de este siglo
XXI (globalizado y transnacional) bien diferente al modo de producción y
acumulación propio de los primeros decenios del siglo XX, que pivotaba sobre
empresas nacionales e imperios nacionales en furiosa competencia. Y en ese terreno,
la opción capitalista hoy vigente y hegemónica, comparte el proyecto de Macron
y no comparte el contradictorio “recuelo” de Marie Le Pen. Lo cual no hace
buena a la segunda (Marie) ni a la primera (Macron). Entre el cólera y la peste…resistencia y voto blanco ó abstención fue
nuestra opción, porque ¿a cuenta de qué hipotecar el futuro?
De modo que en la
esgrima electoral previa
a la segunda vuelta de las presidenciales, les bastó con descalificaciones de coyuntura (¡los años
30!) para mejorar resultados, como bastó a la Le Pen agitar una caricatura de “antiglobalización humanitaria y patriótica”,
ciertamente junto al coqueteo político con Muy Grandes Neoliberales, como Putin
y Trump.
En
cuanto al futuro institucional inmediato, el más próximo en el calendario para
el arco de la izquierda transformadora –radical ó moderada-centrista- no hay
otro que las legislativas que llegan en
un par de meses. En ese sentido nuestra opinión es clara:
1.-No
es momento de propaganda socialista “para los días de fiesta” porque ya hemos contado -muy
recientemente- los votos y medido sus
límites.
2.-La Francia Insumisa de Melenchon, el Nuevo partido Anticapitalista y
Lucha Obrera, entendemos que tienen la responsabilidad política y ética de acordar
candidaturas únicas, respetuosas
de la diversidad y basadas en la Democracia Socialista. Su unidad democrática
multiplicará, sin duda, sus capacidades y resultados.
La izquierda alternativa europea
necesita que se produzca un salto adelante de lxs nuestrxs (que son varios y
diversos) en la próxima Asamblea Nacional electa y lo necesitamos porque lo
necesita el pueblo trabajador francés que forma parte de la base de nuestro
europeísmo anticapitalista.
En lo que respecta a subversiones sociales, el compromiso de ese arco de la izquierda transformadora
será diverso –como ha sido siempre. Es ahí donde se “baten desigualmente el
cobre” porque sin avanzar en ese terreno mediante el acoso desde la calle a
“nuestrxs” parlamentarixs (y esa sería la auténtica nueva forma de hacer política) continuará la feroz
implementación de políticas de acumulación de capital, guerra-seguridad y
destrucción de la vida con vistas a la laminación de las ya muy deterioradas
conquistas laborales, sociales y políticas de las clases trabajadoras en
Francia y en sus “territorios de intervención”… y ¿quien mejor para esas
labores de depredación que el nuevo presidente Macron y sus aliados europeos?
Una nota sobre los
medios de comunicación ajenos y afines.
Los
medios del capital se han devanado las neuronas para apoyar, ensalzar y
publicitar a su hombre, Macron. No en vano cuando Emmanuel Macron era un joven
y avispado alto ejecutivo de la Banca Rothschild, lideró
también la sutura de la deuda de
imperios mediáticos como Le Monde y el
grupo Prisa entre otros. Y los medios, le han correspondido con creces.
Añadamos al curriculum del nuevo Presidente su “adopción” desde
2014, por el Club Bilderberg (1)
Una
contundente lección de “compromiso” para nuestros prudentes ¿o pusilánimes?
medios alternativos y su preocupante afán de “no pillarse los dedos”.
(1)
El club Bilderberg es la reunión anual a la que asisten aproximadamente
las 130 personas más influyentes del mundo, mediante estricta invitación. Los
miembros de este grupo se reúnen en complejos de lujo a los que la prensa no
tiene ningún tipo de acceso, El nombre de este club, conocido como “gobierno
mundial en la sombra” procede del hotel en el que tuvo lugar su primera
reunión.
Empezaré diciendo que yo también soy de "este" lado de los Pirineos y que la música electoral nunca me supo levantar. Una vez dicho esto, mi rechazo más absoluto por Le Pen y por Macron, por todo lo que representan y que en este artículo quedan reflejados a lo que añadiría una expresión que se dice en la Castilla profunda "Tan malo es enero como febrero" .
ResponderEliminarY con respecto a la izquierda transformadora, izquierda alternativa, izquierda insumisa, que aparece en vuestro artículo, solo un apunte y bastante más crítico hacía Melechon, pues mi desconfianza es muy grande, por un lado por su pasado socialdemócrata y porque su política tiene muy poco de insumisa y mucho de institucional, es decir, que seguirán conviviendo con el capital.