Pablo
Mayoral
(Pablo,
antiguo militante del PCE ml y FRAP, compañero de Enrique, fue conmutado de
pena de muerte antes de los fusilamientos de
septiembre de 1975 y es el actual Presidente de la Comuna Presxs del
franquismo)
Ha muerto Enrique
Aguilar otro luchador antifranquista, catedrático de la Universidad de Córdoba.
Ha muerto, como tantos otros, sin ver a
sus torturadores y carceleros ante la Justicia.
Enrique Aguilar era
Catedrático de Fisiología en la Universidad de Córdoba, fue director del
Departamento de Fisiología y del de Biología Celular, fisiología e Inmunología
de esta misma universidad.
Publicó más de 135
artículos en diversas revistas internacionales. Era coeditor de varios libros
de texto para grado y posgrado.
En 1992 obtuvo la
Medalla de la de la Sociedad Española de
Endocrinología y Nutrición a ”la mejor trayectoria profesional”.
Sin lugar a dudas su
trayectoria humana y profesional le hacen merecedor de nuestro más sentido y
profundo reconocimiento y cariño. Pero es que además Enrique fue uno de aquellos
que no dejaron ni un solo día de luchar contra la Dictadura Franquista, y una
de las personas que pagaron bastante cara su osadía.
Según sus propias palabras, con 17 años,
siendo estudiante preuniversitario, participó activamente en 1963 en las manifestaciones
que se realizaron en Madrid, para intentar impedir el fusilamiento del
militante comunista Julián Grimau. Posteriormente, se organizo en la FUDE
(Federación Universitaria Democrática Española) y en el Partido Comunista de
España (marxista-leninista) y el FRAP. Enrique era el responsable de propaganda
de la zona centro de dichas organizaciones.
En Mayo de 1973 fue
detenido junto a cientos de militantes tras las manifestaciones del Primero de
Mayo de aquel año. Enrique, por ser dirigente de estas organizaciones, fue
sometido a salvajes torturas por parte de la Brigada Político Social, torturas
directamente ejecutadas y dirigidas por Antonio González Pacheco alias “Billy
el niño”, tristemente célebre torturador de la Dictadura Franquista.
Según sus propias
palabras “las horas más duras de mi vida son las que transcurren entre las 4 de
la tarde del día 14 de mayo de 1973 y las 9 de la mañana del día siguiente. Son
casi 16 horas de palizas sin parar que me llevaron a estar ingresado en la
enfermería de la cárcel de Carabanchel durante 82 días”. Y para que nos
hagamos una idea clara de lo que eran los interrogatorios de la policía en
aquellos tiempo sigue relatando Enrique “Por las palizas me dejaron de funcionar los
riñones y me llevaron a la enfermería de la DGS, donde una médica tan mala
persona y patológica como “Billy el niño”, que no me dejo sentarme en el sitio
de reconocimiento y se negó a reconocerme, me dijo que si algo me pasaba, tal
era mi deplorable estado, era solo culpa mía.”
Enrique Aguilar fue
uno de los primeros en participar en La
Comuna y uno de los cientos de
querellantes contra los responsables de la Dictadura Franquista en la Querella
Argentina. Enrique era un de los principales testigos de cargo contra Antonio
González Pacheco, el torturador de la BPS. Contra él, la jueza argentina María Servini dictó orden de extradición y el Gobierno del
PP por dos veces impidió que dicho torturador fuera sometido a la Justicia
Internacional contra los crímenes de Lesa Humanidad de la Dictadura.
Enrique participó en
numerosos actos que La Comuna realizó de apoyo a la Querella Argentina, y
guardamos en la memoria sus escalofriantes relatos de las torturas que sufrió y
la entereza con la que seguía luchando para acabar con la impunidad del franquismo. En la actualidad estaba trabajando con otros
compañeros en la presentación de una Querella en España contra el citado
torturador Antonio González Pacheco.
Para acabar quiero
recordar unas palabras suyas dichas en una entrevista en Cordópolis “La
cárcel es una experiencia muy dura, pero me dio la posibilidad de haber
compartido 3 años de celdas y patio con personas con muchísimo coraje y que
dejaron lo mejor de sí mismos en la batalla contra la Dictadura Franquista”.
Nuestro querido amigo Pablo señala, en la anterior necrológica a nuestro compañero Enrique, algo fundamental.
ResponderEliminarEnrique Aguilar mereció en 1992, la Medalla de Endocrinología y Nutrición por su trayectoria profesional, uno de los brillantes colofones de un militante que siempre apostó por la Vida, por la vida Libre y entre Iguales.
Por el contrario, Pacheco- Billy-Torturador, recibió (durante la llamada Transición) la “medalla al mérito policial” por su criminal trayectoria al servicio de una despiadada dictadura y apostando con ella por la Muerte (sí, Pacheco es uno más de entre los residuos despreciables siempre borrachos del nefasto “¡viva la muerte!” del tuerto).
Enrique ha muerto, sin la satisfacción de ver cumplidos los objetivos de Verdad, Justicia y Reparación que compartía con el Movimiento Memorialista, pero ha muerto envuelto en el afecto y cariño que merece una persona íntegra y generosa.
Pacheco-Billy sigue vivo y viviendo como lo que siempre fue, como un miserable protegido por la impunidad que le brindó el franco-fascismo y sus herederos jueces y políticos. Cuando Antonio González Pacheco muera -si antes no logramos que haya sido juzgado y condenado- le acompañarán su oscura biografía, su mezquindad y nuestro desprecio.