CON LA MÚSICA A OTRA
PARTE: LA TIERRA ESTÁ SORDA
MHG & Company
Las canciones que incluimos en este número tienen una doble idea, por un
lado y al calor del 14 de abril (día de la República) incluir canciones que
tienen una relación directa con la República y la guerra civil y por otro,
hacer un pequeño tributo a Barricada (desgraciadamente ya desaparecidos), por
editar un disco en el que se recoge una colección de 18 canciones originales, dedicadas
a quienes apoyaron y lucharon en el bando republicano, desde una perspectiva
social.
También tiene su interés este trabajo, ya que en este caso, es el Rock and
roll la vía de comunicación, aunque tienen versiones en acústico que han
servido para sensibilizar y darle una vía pedagógica en institutos donde ha
dado conciertos, con el fin de acercar y dar a conocer el tema de la guerra
civil; asunto “olvidado” en los planes de estudio.
El disco lleva por título la
tierra está sorda y fue editado en 2009.
Cabe destacar el estudio y documentación que realizó Barricada para
elaborar sus canciones, incluyendo un libreto de casi 180 páginas en que se
comenta cada canción, y el proceso de composición de cada una, junto a
testimonios de supervivientes, familiares e historiadores.
Esperamos que os gusten las cuatro canciones que hemos elegido… no ha
resultado nada fácil; cualquiera de las 18 que componen el disco tiene gran
interés, pero si queréis escuchar el resto están disponibles en youtube.
Como colofón hemos añadido un poema escrito por Enrique Villareal “el
drogas”, componente de grupo Barricada, en homenaje a 8 asesinados en Arandiga (Zaragoza)
1.- Barricada con “Por la libertad”
2.- Barricada con “Petalos”
3.- Barricada con “Los maestros”
ARÁNDIGA
Son
pasos
que
en el suelo dibujan sombras
que
en el sol dibujan siluetas
rojas,
amarillas, moradas… inquietas.
Flores
y lágrimas se hacen palabras
se
acaricia el ambiente
hasta
enrojecer las palmas
y se
besa a los presentes
con
un nudo en la garganta y la piel…
en
cada grito de rabia.
¿Fue
al alba?
Quien
puso las balas quiso robar el alma
y
enterrarla en el silencio con losa macabra
de
torturas, destierros, ricinos,
de
rapadas,
de
amargos futuros que no hablan.
Pero
el asesino no se lo esperaba.
Los
huesos respiran y el aire se pasa
de
boca en boca
como
una llama.
Cierra
el nicho, descansa.
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