Crónica
de la Huelga Feminista #8M Burgos
Como Asamblea Feminista, consideramos que la Huelga General Feminista
constituye una de las más poderosas herramientas de las que disponemos para
exigir que se ponga fin a la alianza criminal entre patriarcado y capital. La
sororidad y la confrontación directa con aquellos que nos relegan a ser
consideradas ciudadanas de segunda es una constante imprescindible en nuestra
lucha, y cobra un protagonismo esencial cuando abandonamos conscientemente
nuestros puestos de trabajo y estudio, los cuidados y el consumo para dedicar
todas nuestras fuerzas a luchar y plantear nuestras demandas feministas y
anticapitalistas.
Así pues no faltaron durante
todo el día las acciones para denunciar las distintas opresiones a las que nos
vemos sometidas, ocupando las calles, edificios públicos, centros de trabajo y
los de estudio. Transcurriendo la jornada dejando bien claro nuestro mensaje:
“recuperemos lo que es nuestro; no tenemos miedo; no nos podrán parar”.
El
día comenzó pronto: 04:15 h de la mañana, café rápido y veloces al
punto de encuentro acordado con las compañeras y compañeros de CGT, nuestra
primera cita: piquete en la cochera de autobuses, donde nos unimos, a su vez,
con otras compañeras y compañeros de CNT y otras organizaciones combativas. Las
mujeres en vanguardia y los compañeros apoyando pero dando un paso a un lado.
El protagonismo es nuestro. Logramos la paralización del servicio durante más
de cuatro horas, impidiendo la normalización de la jornada y demostrándole a la
sociedad que si nosotras paramos se para el mundo, que vean de lo que somos
capaces, que se den cuenta de que se ha despertado en todas esa furia
adormecida por siglos de opresión. Reseñamos aquí un penoso incidente: un
machirulo y esquirol que acudía al centro de trabajo montado en su coche, quiso
pasar por encima de nosotras, llevándose por delante a una de nuestras
compañeras. No fue su pretendido derecho a no hacer huelga lo que lo impulso a
lanzarse contra todas nosotras; fue el odio hacia las mujeres empoderadas y
organizadas, su misóginia, la que le hizo atropellarnos.
A
las 10:00 h decidimos continuar con la agenda programada
y volvemos a ponernos en marcha, caminamos por las calles que nos separan de
las cocheras de buses y el hospital, durante el camino es mucha la gente que
mira curiosa, sorprendida, algunas molestas, pero entre muchas miradas y gestos
cómplices de mujeres que no han podido hacer huelga (sometidas por trabajos
eventuales, contratos precarios y la amenaza de una no renovación o el
despido), pero que están con nosotras. No desistimos, estamos ahí para que se
nos vea, también por ellas, sobre todo por ellas para que no haya más miedo,
sumisión y violencia, dentro y fuera de los curros, para construir la
revolución.
A media mañana, confluimos
en el HUBU con la columna de estudiantes. Uno de los momentos más emocionantes
de la jornada. Somos miles. Tomamos el Hall del Hospital y los espacios
adyacentes. La sanidad en un sector ampliamente feminizado y precarizado,
sometida además a una oleada privatizadora por parte de quienes ven en la salud
un nicho de mercado. Reclamamos a gritos el fin de las violencias ejercidas
contra las mujeres también en el ámbito sanitario, de la mirada androcéntrica
de la medicina, de la restricción de nuestro derecho a decidir sobre nuestros
propios cuerpos. Reivindicamos una sanidad pública, universal y de calidad, y
que se nos asegure un aborto legal, seguro y gratuito en este hospital.
12:30.
Continuamos nuestro itinerario, próxima parada:
juzgados. Seguimos copando las calles, cortándolas e interrumpiendo el tráfico
para que se escuchen nuestras voces y nuestros reclamos, una vez allí,
compañeras realizan una performance que evidencia todas las mujeres asesinadas,
esos asesinatos realizados por el patriarcado con la complicidad de la justicia
machista, que no solo nos acusa y condena sino que protege al agresor, exigimos
que se dejen de poner en cuestión nuestras denuncias, que se implemente una
perspectiva de género en todos los sectores laborales públicos. “Si vosotros
sois manada nosotras estamos de caza”.
13:30. Nuestro recorrido
continúa hacia la Tesorería General de
la Seguridad Social. ¡Parada por
las pensiones! Sin perder nuestra garra, atravesamos las calles que separan los
juzgados de la Tesorería, gritamos contra todas las opresiones y violencias. En
tesorería, denunciamos la brecha salarial de género, el techo de cristal, la
precariedad y la pobreza femeninas. Y es que la brecha salarial se traslada de
forma directa a nuestras pensiones, pues afecta al cálculos de las mismas; si a
eso le sumamos que somos nosotras la que nos hacemos cargo de los cuidados en
el hogar y que somos, siempre nosotras, las que mayoritariamente nos vemos
obligadas a conciliar vida laboral y familiar con la asunción de empleos
parciales o reducciones de jornadas, el resultado es la escandalosa desigualdad
existente en materia de pensiones y la desprotección de millones de mujeres
después de una vida de duro trabajo de cuidados y de todo tipo.
14:30. Momento para reponer
fuerzas. La Asamblea Huelga 8M programa una comida comunitaria en la Plaza
Mayor. Nosotras optamos por comer en CGT. Nuestros compañeros organizan durante
la jornada un grupo de apoyo logístico y de cuidados en y desde el local del
sindicato. Se trata de dar cobertura material y de cuidados a todos los
piquetes y acciones. Y así: café, sopas de ajo, bocatas, galletas, etc.,
transporte en caso necesario y, también, comida (opciones: caldereta de cordero
y/o paella vegana). Luego del impase, la jornada continúa.
Comenzamos la jornada de la tarde realizando piquetes informativos en
las calles del centro, donde se agrupan la mayor cantidad de comercios de moda;
al ser este un sector donde las mujeres somos ampliamente explotadas (desde las
obreras y niñxs que elaboran las prendas, hasta las dependientas que nos
atienden en el local) por no hablar de cómo colaboran en la opresión sobre
nuestros cuerpos, bombardeándonos mediáticamente y desde sus escaparates con
cánones de belleza violentos e inasumibles que nos arrojan a la anorexia, la
bulimia y al rechazo continuo y constante, cuando no el odio, hacia nosotros
mismas. Hoy les plantamos cara, forzamos el cierre de muchas tiendas. Reseñamos
un incidente que tuvimos en una de la tiendas de Inditex, propiedad del millonario
y explotador A. O., que se negaba a cerrar, no vaya a ser que perdiera un euro
extraído al sudor y sangre de tantas compañeras. Subrayar aquí el carácter de
clase de la gran mayoría de las confrontaciones personales habidas durante la
tarde. Lo que viene a confirmar eso que todas sabemos, que el feminismo o es
anticapitalista o no será.
La caída de la tarde nos
recuerda que es hora de prepararnos para la manifestación. El punto de
encuentro es plaza del Cid. Confluimos varios miles de mujeres, hombres, niñxs…
después de mencionar en varias ocasiones como está previsto el posicionamiento
en la mani, dividido en dos grandes grupos, el grupo no mixto siendo su cabecera la Asamblea Huelga 8M,
continuando con el resto de movimientos feministas de la ciudad, la batucada,
seguida del grupo mixto, liderado por el bloque libertario (CGT y CNT), otros
sindicatos, partidos políticos e independientes. Cansadas de todo el día, pero
con fuerza para seguir poniendo voz a nuestros objetivos y anhelos de
emancipación, gritamos por las que no pueden estar (las asesinadas, las presas,
las migrantes). Trascurre el recorrido por más de cuarenta y cinco minutos
entre consignas (“si tocan a una, nos tocan a todas”; “que no, que no, que no
tenemos miedo”; “tranquila hermana aquí está tu manada”; “contra el patriarcado
y sus violencias, ahora y siempre autodefensa”…). Hasta llegar a la Plaza
Mayor. Somos tantas las congregadas que ésta se queda pequeña y muchas han de
permanecer en los accesos o en el Paseo del Espolón, ocupando los soportales
que circundan la plaza y las bocacalles cercanas. ¡Impresionante!. Cuando
sentimos llegado el grueso de la mani, compañeras de la Asamblea Huelga 8M
proceden a leer el manifiesto, que emociona por su discurso y por su fuerza. ¡Somos
poderosas!
Cerramos cantando juntas “a
la huelga compañera”.
Recogemos exhaustas,
banderas y pancartas y a descansar y coger fuerzas… porque mañana la lucha
sigue. ¡Que viva la lucha feminista!
Muchas gracias por tu crónica, me has trasladado a esos lugares y he sentido que vivía con vosotras esas horas tan cruciales para la lucha. Para las que estamos fuera como yo, en países donde las mujeres reciben flores el 8 de marzo, la distancia nos duele más en días tan señalados. Nuestra lucha diaria aquí es más básica y también más solitaria.
ResponderEliminarMuchas gracias a todas, por hacer del 8M un día histórico. Y muchos ánimos, sigamos con la lucha, paso a paso y sin pausa.