domingo, 19 de noviembre de 2017

ASPIRINAS Y SEMILLAS DEL DIABLO


Marco Rizzardini

El tema que hoy nos trae aquí es un ejemplo de los más palmarios del dominio desmesurado, sin precedentes en la historia, que ejerce sobre la economía y la vida la gigantesca máquina capitalista en su “fase senil de los oligopolios o monopolios generalizados”. No hay tiempo para profundizarlo ahora, sin embargo,  permitirme la tesis de que tras la retórica del aumento de la competitividad y de la libertad de mercado, en los veinte últimos años vimos el auge de oligopolios globales y de la confrontación económica entre las 3 o 4 grandes potencias económicas y sus “polos” en lugar del fomento del tan cacareado “crecimiento económico”. El proceso de globalización capitalista ahora en crisis relativa, significó pues, incluso en sus años aparentemente dorados, sobre todo una competencia creciente entre grandes corporaciones por el mercado existente. Lo que implicó un aumento relativo de los costes de transacción frente a los costes de producción (con la destrucción de esa parte del sector productivo que no podía sostenerlo) y el estancamiento económico a escala global, en donde también la privatización de las empresas contribuyó exclusivamente a la eliminación de competencia y a la concentración de la riqueza existente en vez de permitir que se volcasen energías y recursos al crecimiento y al desarrollo.
Bien, en este marco de ocupación y colonización de cualquier espacio económico y vital por parte del capital y de concentración acelerada y tendencia a la monopolización para mantener beneficios, a mediados de septiembre de 2016 acababa el largo cortejo y, rematados los últimos detalles, el grupo químico-farmacéutico alemán Bayer se adjudicaba Monsanto, gigante estadunidense de biotecnologías y semillas. El coste global de la operación ha sido de 66 mil millones de dólares al contado, es decir 128 dólares por cada acción en ese momento.
La alemana Bayer, se creó en 1863, patentó el acido acetil salicílico como Aspirina en 1899 y en 1896 la heroína fue sintetizada por primera vez gracias a la acetilación del clorhidrato de morfina, un producto obtenido de la adormidera. «Heroína» fue el nombre comercial que la empresa Bayer puso a la nueva sustancia, que la lanzó al mercado como sustituta de la morfina, creyéndola menos adictiva. Monsanto, por su parte fue fundada en Missouri en 1901, produjo y patentó por ejemplo, la sacarina, el PCB (policloro bifenilo –dioxina, prohibido desde 1979), el DDT, la luz LED, y, cómo no, el Agente Naranja, defoliante antecesor del Roundup. La empresa se centró en Biotecnología a partir de los años 70 y luego en los OGM (por ejemplo la Somatropina Bovina  Recombinante).
Ha nacido pues un coloso de la agro-industria, cuyos propietarios reales serán BlackRock y Capital Group Companies: de esta fusión nace el mayor productor mundial de semillas y pesticidas, una auténtica superpotencia destinada a controlar, según todas las estimaciones, entre el 24% y el 29% de las cuotas de mercado de sector. Según informó la sociedad de Leverkusen, las dos empresas concordaron una penalización de 2 mil millones de dólares a pagar en el caso que los organismos antitrust (de defensa de la competencia) de EE.UU. vetaran la operación.
Ahora bien, según datos aportados por la asociación Opensecrets, en la última década Monsanto y Bayer han gastado conjuntamente 120 millones de dólares para conseguir de los centros de poder político e los EE.UU. decisiones favorables para sus negocios. Solo Monsanto gasta entre 300.000 y 400.000 euros anuales en actividades de lobby en Bruselas, según su propia declaración en el registro de transparencia de la UE. Eso debería de haber allanado cualquier problema…y sin embargo, el “alto” parece haber venido desde la Unión Europea. Eso lo analizaremos en seguida.

Más datos, Monsanto, que  facturaba en el año 2015 más de 15 mil millones de dólares con un beneficio neto de 2,3 mil millones, tuvo una descalabro con pérdidas del 43,3% en 2016.  Tiene 25 mil trabajadores. En lo que a Bayer se refiere, el volumen de negocios era de 46 mil millones de dólares y los beneficios alcanzaban los 4,1 mil millones. Emplea a  115 mil personas, en datos de 2016. La fusión, siempre según datos de Bayer, conllevará un ahorro de costes estimado en 1,5 mil millones e dólares a partir del tercer año, estimándose que a operación se completará a finales de 2017.

 

 En cifras del 3 de octubre de este año, Monsanto consigue un beneficio trimestral de 20 millones de dólares, +5% facturado,  gracias a la demanda de simientes de soja y maíz. En el periodo junio-agosto el resultado neto de Monsanto se consolidó en los 20 millones de dólares, es decir 5 céntimos por cada acción, contra una pérdida de 191 millones de dólares, es decir 44 céntimos, del mismo periodo del 2016. La facturación subió del 4,8% hasta 2,68 mil millones de dólares. La reacción sobre el titulo se mantiene contenida. Ese mismo día, en una sesión floja de Wall Street la acción de Monsanto marcaba un +0,21%.

 

Cuando se decidió la fusión, el momento era el propicio también por razones financieras: Bayer no tenía en mano los 66 mil millones de dólares necesarios para la compra, razón por la cual tenía que endeudarse. Elección no fácil puesto que ya tenía deudas por 15 mil millones, pero he aquí que el Banco Central Europeo de  Mario Draghi echa una mano: se trata de conocido quantitative easing https://es.wikipedia.org/wiki/Expansi%C3%B3n_cuantitativa mediante el cual cada mes se inunda el mercado financiero de euros recién imprimidos, lo que ha llevado los tipos de interés en zona euro a valores negativos, marcando el momento adecuado para moverse.
Además del ahorro en costes, para los grandes grupos empresariales en cuestión  existen al menos dos ventajas más: Bayer se hace con una empresa, la Monsanto, que le consiente extender su actividad en el sector del agro negocio, apuntando a semillas patentadas y pesticidas; por otro lado, Monsanto, mediante el grupo alemán, penetra en el mercado europeo más allá de las incertidumbres sobre el TTIP y después de haber chocado con fuertes hostilidades a causa de su producción de OGM (transgénicos).
De hecho, algunos analistas mantienen que Monsanto fue empujada a la venta por el histórico “flop” de sus semillas OGM, hundidas del 18% en Europa en el año 2015 y con ventas contraídas también, por primera vez, al nivel mundial con 1,8 millones de hectáreas cultivadas menos. Datos que confirman la creciente desconfianza de los productores frente a unas tecnologías que no cumplen con sus promesas milagrosas.
Reitero que esta decisión de Bayer de comprar Monsanto no fue un repentino rayo caído de cielo, sino consecuencia de una guerra en curso  entre titanes de la química agro industrial.  En definitiva, ¿qué supone esta nueva concentración monopolista? Que si con anterioridad bastaban los dedos de dos manos para contar los sujetos que controlaban el sector agro químico, ahora ya sobran los dedos de una sola mano, puesto son sólo tres los oligopolios trasnacionales que se reparten un mercado del que dependen las vidas de toda la población mundial: Du Pont - Dow Chemical, Syngenta - Chem China y Bayer- Monsanto.
Es decir, el 75% del mercado mundial de agroquímicos, el 63% del mercado mundial de semillas, el 75% de toda la investigación privada en el sector de semillas y pesticidas. Monsanto, además, ya nos ha dado claro ejemplo de que la mejor manera de vender pesticidas es fabricar simientes pensada para estar asociadas a “medicamentos” específicos, para vender así “paquetes” completos: es el caso de su producto estrella Roundup, a base de glifosato*, herbicida tan poderoso que destruye incluso los cultivos que se pretenden proteger.
Pero he aquí que, en agosto de 2017,  interviene Margrethe Vestager, la mujer más fuerte e influyente de Bruselas y la comisaria más respetada, admirada y temida por periodistas, legisladores, empresas y lobistas.
La Comisaria europea de Competencia que sustituyó a finales de 2014 al  español Joaquín Almunia y que ya anunció la multa más alta de la historia de la UE: una factura de 13.000 millones de euros, más intereses, a Apple por los impuestos no pagados en Irlanda entre 2003 y 2014. Miembro del Partido Social Liberal danés, es una liberal- radical de verdad, de los que no existen en el rancio panorama español. El pasado junio le había tocado el turno a Google, acusada de haber favorecido en su motor de búsqueda su propio sitio web Shopping a expensas de la competencia. Total de la multa: 2,4 millones de euros.
También este año ha sido multada Facebook, acusada de haber mentido a Bruxelles sobre la fusión con Whatsapp y obligada a  pagar 110 millones de euros
Con anterioridad, Daimler, Daf, Volvo e Renault, fueron obligadas  a pagar 3 mil millones. Deutsche Bank, culpable de organizar un cartel con  los derivados mediante Euribor e Libor, en  2013 tuvo que soltar un cheque de 465 millones. 
Stop de la UE  
La oficina Antitrust de la UE decidió el pasado 22 agosto tomarse más tiempo y en lugar de dar su visto bueno a la fusión, ha abierto una investigación en profundidad a causa de las dudas y preocupaciones que para la libertad de competencia supone una operación de esta índole en un sector clave para la producción agroalimentaria global. La Comisión Europea se ha dado tiempo hasta el 8 de enero de 2018 para tomar una decisión final sobre la fusión, mientras la Bayer al parecer mantiene la confianza de conseguir cerrar igualmente la operación entro el 2017 come inicialmente previsto. 

A finales de septiembre 2017, de forma sorpresiva, duro golpe a Monsanto. A los lobbies o grupos de presión de Monsanto se les ha prohibido la entrada en el parlamento europeo después de que la multinacional manifestara su negativa a asistir a una audiencia parlamentaria en la que debía responder a unas acusaciones de interferencia regulatoria, según las que, supuestamente, habría influido de manera fraudulenta en los estudios sobre la inocuidad del glifosato que se utiliza en su herbicida más popular, el tristemente famoso Roundup.
Es la primera vez que los eurodiputados cambian las normas con el fin de retirar el acceso parlamentario a las empresas que ignoran una convocatoria para asistir a las encuestas o audiencias parlamentarias.
A partir de ahora, los funcionarios de Monsanto no podrán reunirse con los diputados al Parlamento Europeo, asistir a reuniones de comités o utilizar recursos digitales en los locales del Parlamento en Bruselas o Estrasburgo.
Los eurodiputados han optado por tomar esta medida indignados  por la decisión de Monsanto de evitar una audiencia organizada por los comités de Medio Ambiente y Agricultura, con académicos, reguladores y activistas, el 11 de octubre.
 “Aquellos que ignoran las reglas de la democracia también pierden sus derechos como cabilderos -así se llama a los miembros de un lobby- en el Parlamento Europeo”, dijo el presidente del Partido Verde Philippe Lamberts. “Las corporaciones estadounidenses también deben aceptar la función de control democrático del parlamento. Y Monsanto no puede estar por encima de esto”.
La prohibición del lobby ha sido un duro golpe para la campaña de defensa de Monsanto antes de una decisión a finales de este año sobre la renovación de la licencia del glifosato, que ha sido vinculado con el cáncer por un panel experto de la OMS y otras investigaciones*

Una carta de Monsanto dirigida a los eurodiputados y que hizo pública The Guardian, dice que el Parlamento Europeo no era “un foro apropiado” para el debate sobre las cuestiones involucradas.
“La audiencia conjunta podría ser vista como el último intento por parte de quienes se oponen a las prácticas agrícolas modernas de influir y frustrar el proceso científico y regulatorio de la UE para adaptarlo a su propia agenda”, dice.
“Hemos observado con creciente alarma la politización del procedimiento de la UE sobre la renovación del glifosato”, escribió el vicepresidente de Monsanto, Philip Miller, “un procedimiento que debe ser científico pero que en muchos aspectos ha sido secuestrado por el populismo”.
Dejemos el glisofato de momento, para informar que el viernes 13 de octubre 2017 ha habido nuevo capítulo del culebrón, el coloso Bayer anunció la firma di un acuerdo para ceder al grupo químico Basf actividades del sector agroquímico por 5,9 mil millones de euros. La operación, evidentemente, se ha decidido para propiciar la fusión con Monsanto e impresionar favorablemente a la Comisaria de la Competencia.
La transacción hace referencia a  cultivos seleccionados de colza y de soja, así como de pesticidas que, en 2016, han generado un giro de negocios de 1300 millones de euros. “La transacción  está subordinada a las  necesarias aprobaciones y a la finalización de la operación de compra  de Monsanto”, explica una nota de la empresa.
En suma: está en juego el futuro de la producción agrícola global y así mismo la salud de la humanidad puesto que estas maniobras de las transnacionales están concentrando un enorme poder de control no legítimo tanto sobre la producción de alimentos como sobre el de los fármacos: ambos fundamentales para la salud de las poblaciones.
Lo que es peor es que no estamos hablando solo de fármacos, semillas, pesticidas y de Transgénicos, sino también de control del software referido a tecnología y recopilación de datos, monitoreo vía satélites y uso de drones. Un autentico salto en adelante del agro negocio globalizado basado en una maraña letal entre grandes industrias de la maquinaria agrícola, semillas patentadas, fertilizantes y agroquímicos asistidas por una poderosa inyección de tecnología. Un mix que es también una nueva frontera por el capital financiero.
Según el ETC Group “En última instancia la empresa que controlará la información sobre la cualidad de los suelos, los estándares históricos del clima y los rendimientos de los cultivos, así como las tecnologías robóticas para el almacenaje de semillas, pesticidas y abonos será la que conseguirá mayores beneficios de los contratos de seguros de los cultivos que, cada vez más, determinan el coste de producción para los productores agrícolas.
En breve termino, los grandes cambios llegarán desde las empresas dedicadas a la producción de semillas y pesticidas, sin embargo a medio plazo habrá que prestar atención a la conducta de las empresas productoras de fertilizantes y maquinaria agrícola, puesto que podrían determinar, en última instancia, las reglas el juego”. http://www.etcgroup.org/es/content/megafusiones-y-dominio-de-datos-amenazan-semillas-y-seguridad-alimentaria
Es en este marco, que con cada vez mayor arrogancia se define y se magnifica como “agricultura climáticamente inteligente”,  donde estas compras y concentraciones entre colosos encuentran explicación y se alienta el vertiginoso giro de capitales.
También es cierto que en este momento las controversias vinculadas a los OGM hace que estos ya no aparezcan como caballos ganadores, y por otro lado, las polémicas sobre los efectos devastadores de la agro-industria  en relación con el cambio climático hacen necesario un lavado de cara y un cierto maquillaje del sector y una nueva articulación de las inversiones. 
Y este mix, panacea supuesta de las dificultades del presente, entre invasión biotecnológica, patentes y control de las informaciones…hace crecer las cotizaciones en bolsa.
Esta nueva fuga hacia delante de la agro industria vive de la proyección especulativa sobre quien tendrá un mayor control sobre cada aspecto de la cadena alimentaria industrial.
Llegados a este punto ya podemos entrever lo que significa todo esto para agricultores y agricultoras, para la soberanía alimentaria, para la justicia climática y para todos nosotros/as que somos consumidores finales. “Quien controla la comida, controla a la humanidad”.
Es urgente que agricultores, productores, consumidores, vecinos y vecinas, todas las fuerzas de cambio centremos la atención sobre la gente, sobre la humanidad, y no sobre los mercados.
Como recordaba Olivier De Schutter, antiguo Relator de las NN.UU. sobre Alimentación, “Hemos delegado en las empresas alimentarias la responsabilidad de garantizar un equilibrio nutricional adecuado.”
Poner en el centro del debate POLÍTICO el alimento, el sistema alimentario, restituir un valor central al derecho a una alimentación Buena, Limpia y Justa no es ninguna nimiedad ni excentricidad. Cuando hablamos de alimento (y de cómo se produce y consume) estamos también hablando de nuestra salud, de la fertilidad de los suelos; de salubridad del agua y del aire; de defensa de la biodiversidad; de modelo de producción; del ingreso de cientos de millones de familias; de preservación del paisaje; de cultura, de patrimonio, de conocimiento y de memoria. También estamos hablando de placer, de sociabilidad, de convivialidad de capacidad y de alegría de compartir: de buena vida.
Puesto que el sistema ha trasformado también  la comida en “equivalente general”, en algo cada vez más ficticio y abstracto, hay que restablecer la alimentación y el modo de producirla como “algo terrestre”, basado en relaciones sociales reales, en algo humano y material. Es indispensable y urgente plantearse el objetivo político de la transición a la agroecología.

Frente a la irracionalidad de este “desarrollo”, de este despilfarro, de la especulación alimentaria y el acaparamiento de tierras que está detrás,  es necesario expresar una fuerte  denuncia y luchar contra la arrogancia de las trasnacionales del agro negocio, contra los OGM y vincularla profundamente con la lucha contra el cambio climático, el saqueo de los territorios y la vida.  Habrá también que recalcar nuestra solidaridad con las organizaciones agrícolas y campesinas que en España y en todo el mundo reivindican precios justos y denuncian la crisis que se vive en un campo devaluado, vaciado y saqueado.
En fin, la comida, el alimento ¡NO SON UNA MERCANCÍA CUALQUIERA!   

*Glifosato, sustancia recientemente clasificada como “probable cancerígeno” por la OMS y al centro de un gran debate en los meses pasados en cuanto a su comercialización en Europa. Lo que está plenamente demostrado es que están aumentando las plantas que presentan resistencia al glifosato y que moléculas cada vez más potentes y peligrosas para la salud se están poniendo en el mercado con todo lo que de allí consigue.
Rompe el hielo la famosa investigación independiente y secreta sobre el maíz gm NK 603 y Roundup del profesor de la Universidad de Caen  Gilles-Enric Seralini  https://www.gmoseralini.org/articulos-de-investigacion/ y sus efectos devastadores sobre hígados y riñones de ratas.
Después, en agosto de 2015 un artículo de la revista New England Journal of Medicine  http://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMp1505660
señalaba los peligros y la utilización de un nuevo compuesto obtenido del añadir al glifosato el 2-4D, uno de los componente de celebérrimo “agente naranja” usado como defoliante en la guerra contra Vietnam. Ahora bien, como afirma la medico oncóloga italiana Patrizia Gentilini, miembro de Medici per l´Ambiente  (ISDE Italia) y de Medicina Democratica, “tiene que quedar bien claro que el efecto cancerígeno solo es la punta del iceberg de conjunto de patologías humanas crónico-degenerativas relacionables con una exposición crónica a pesticidas, incluido el glifosato. La literatura científica que relaciona la exposición a pesticidas con enfermedades cuales el Parkinson, Alzheimer, SLA, diabetes, infertilidad, endometriosis, patologías respiratorias, autoinmunes, renales, cardiacas, malformaciones, etc… es imponente y, desgraciadamente, se confirma que el solo vivir en la cercanía de áreas en las que se realiza la agricultura industrial disminuye las capacidades cognitivas en os niños/as y aumenta su riesgo de enfermar de cáncer.

Finalmente, el día 24 de octubre de 2017, el Parlamento Europeo votó no renovar la licencia al herbicida, aunque la eliminación definitiva no sea hasta 2022. Y la resolución definitiva estará en manos de la Comisión Europea que tiene que tomar la decisión en pocas semanas. 

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