S.O/A.P
Muchas cosas
nacieron el 15 M de 2011 en Madrid.
También el coro “La Solfónica” que fue la contundente expresión de cultura popular
afín al movimiento; como en tantas subversiones, la movilización de la fuerza social consciente
creció afín a la expresión cultural, coral y colectiva, de sonoras voces
disidentes, armoniosas, satíricas…voces que añadieron música y júbilo al
inmenso acontecimiento nutrido de contestación social.
Encontramos
a la Solfónica en Sol, en la Marcha de la Minería –junto al mal llamado “arco
del triunfo”- y en muchos otros lugares que señalizan un prolongado itinerario
que llega hoy hasta el pasado marzo de 2017, formando parte (la Solfónica junto
a muchos colectivos) de la denuncia del Salón Internacional de Seguridad y
Defensa que tuvo lugar en IFEMA desde el 14 al 16 de ese mes.
Pero
queremos recordar junto a sus conciertos y operetas, que tuvimos ocasión de
compartir en La Tabacalera y otros lugares, un momento para nosotrxs de
excepcional dignidad porque nos trajo a la memoria la imbatible orquesta que acompañó el
naufragio del Titanic.
En la plaza
de Colón, al finalizar las Primeras Marchas de la Dignidad (22 M) que el
próximo 27 de mayo vuelven a tomar Madrid, la Solfónica aguantó el chaparrón
represivo que desencadenó sañudamente el poder.
Habían
concluido ya los discursos y
salutaciones. Cantaba La Solfónica, dirigida por una brava mujer pequeñita,
encaramada en medio de la fuente circundante al Centro Fernán Gómez.
Inesperadamente
las fuerzas de seguridad ¿del Estado?... (más bien del gobierno del PP)
iniciaron brutales cargas usando todo su equipamiento (gases, matracas…).
¿Quiénes aguantamos el chaparrón del ataque?: los miles de participantes y La
Solfónica.
La fiesta de
los oprimidxs fue salvajemente interrumpida por la represión en un momento en
que -muy lamentablemente- “los oradores” ya habían desaparecido (suponemos que
se fueron satisfechos, “a hacer balance y a cenar”).
Fueron los
músicxs de la Solfónica el alma de aquel espacio de resistencia. Desde los
altos de la explanada que remata el monumento de Turcios, fue un músico el que
repetidas veces interpeló –megáfono en mano- a las fuerzas del desorden, el que
subrayó que la concentración estaba autorizada y quien en nombre de todxs
intentó aplacar el desbarajuste generado por las indiscriminadas cargas
policiales que provocaron los enfrentamientos posteriores.
Músicos y
directora se mantuvieron en sus puestos de cultura y de lucha…Una grandiosa imagen. Todo un símbolo
del histórico L’ arme de la critique ne
saurait remplacer la critique des armes.
Lastimosamente,
los oradores –investidos como dirigentes del magno evento- ya no estaban: se
ocupaban –seguramente- en poner en orden “su balance”.
¡Qué viva
pues LA SOLFÓNICA!
Viva ese Coro de la Solfónica como expresión colectiva y de base.
ResponderEliminarAquel 22 de Marzo era tal la riada de de manifestantes, que muchos nos quedamos sin poder llegar hasta la Plaza de Colón. Luego llegó la represión y el montaje parapolicial y cada uno aguantó el chaparrón como pudo. La Solfónica y tantos otros miles lo hizo haciendo honor al nombre de las marchas; Dignidad.
Cabaña
Bien lo dices, porque viviste la columna norte a golpe de suela, compañero Cabaña.
ResponderEliminarQuienes compartimos contigo el recorrido y los descansos no olvidamos tu serenidad ni tu sobria simpatía.
Un gran abrazo amigo.