Entrevista a Paquita militante de Guerrilleros
Españoles en Francia-FFI
Françoise Rodríguez Mieudou (Paquita) preside la sección de Altos
Pirineos de la AAGEF-FFI (asociación nacional de antiguos guerrilleros,
familiares y amigos en Francia). Concluido el reciente viaje a Gurs y Tarbes de
cuarenta memorialistas procedentes de Burgos, Aranda de Duero, Miranda de Ebro,
Palencia, Ávila y Madrid, decidimos entrevistarla para Afinidades
Anticapitalistas en vísperas de la Marcha 2019 a Borredon- Septfonds. Este es
el resultado
1.-
Paquita, nos conocemos desde 2012 y hemos tenido la suerte de volver a
encontrarte en compañía de María Fernández en el Museo de la Deportación y
Resistencia de Tarbes en este septiembre de 2018.
Eres
parte de la memoria de los españoles obligados al exilio, miembros en Francia
de la Resistencia y reivindicación viva de su historia y la lucha antifascista.
Hija de combatiente republicano y madre francesa.
Empecemos
hablando de tu padre:
- Mi padre, Urbano Rodríguez Mantilla,
nació en Arija (Burgos) el 3 de enero de 1918. Tenía 18 años cuando la
República Española fue atacada por los fascistas, Franco, Hitler, Mussolini y
Salazar.
Mi
padre se incorporó al ejército republicano en Reinosa (Santander) como soldado
de infantería en los regimientos del norte. De sus actividades en España no sé
demasiado. Sé que en 1938, en Barcelona, tuvieron que amputarle la pierna
izquierda, le había alcanzado un obús y
tenía metralla en las dos piernas.
Entró
en Francia por los Pirineos Orientales, por Latour de Carolle, el 6 de febrero
de 1939. Durante un mes vivió en una nave con otros mutilados como él.
Deportado
un mes más tarde a Borredón, fue
trasladado a pie hasta el campo de Concentración de Septfonds que está a unos 5
km, os recuerdo que mi padre era mutilado de guerra, su recorrido hubo de ser
difícil.
Luego,
le denunció otro español y le encarcelaron en Montauban. De allí pasó a la
cárcel de Saint Michel en Toulouse, tuvo un juicio y le condenaron a 5 años por
actividad comunista. De modo que lo
encerraron en la Prisión de Tarbes.
En
ese momento, se estaba organizando la Resistencia y a mi padre, le
hospitalizaron en Ayguerote, muy cerca del actual Museo de Tarbes. En el
hospital conoció a mi madre, Paulette Camboué, que trabajaba en la lavandería.
Tuvieron 4 hijos, de los que dos murieron muy pronto: Urban a los dos meses y
medio y Rosine a los dos años y medio…
Quedamos
vivas la mayor, Marichu y yo, la más pequeña, Françoise, pero mi padre me llamaba cariñosamente Paquita.
Formando
parte de la Resistencia, mi padre empezó escondiendo a camaradas en la capilla
del hospital.
Una
noche, las Fuerzas Francesas de Interior
(FFI), le encomendaron una misión en Altos Pirineos. Yo tengo la suerte de
conservar el documento que confirma esta importante misión.
Mi
padre mantuvo hasta su muerte, en 1972, la nacionalidad española. Yo tenía
entonces 20 años. Sufrió mucho por el exilio lejos de España y también porque
desafortunadamente su matrimonio acabó y terminaron separándose. Yo tenía entonces
2 años.
2.- No te
ha sido fácil, Paquita, recuperar el historial militante de tu padre durante su
exilio y luego como miembro de las FFI (conservas su carnet de la Resistencia
como un preciado tesoro). De hecho tu investigación sobre él, tu vida personal
y tu militancia forman un todo muy entrelazado…
-Mi
padre encontró una casa cerca de la de mis abuelos maternos, de modo que
podíamos vernos a diario. Iba a su casa y a veces abría para mí su maleta de
madera, llena de documentos y fotografías y me contaba cosas.
Cuando
él murió yo tenía 20 años y recuperé todos sus documentos que he conservado
como un tesoro.
Al
volver a ver su carnet con los colores de la República Española a la que tanto
quiso, visité su tumba y la adorné con
flores tricolores.
Antes
de morir tuvo la gran alegría de ver a su nieta Frédérique.
Después
mi sensación es que todo fue muy deprisa, tuve a mi hija Audrey y a los gemelos
Arnaud y Lionel y me comprometí políticamente como feminista.
Más
tarde me separé de mi marido. Me ocupé de mis cuatro hijos y encontré trabajo
en el hospital de Vic-en Bigorre, donde había nacido.
A
mis hijos les hablaba mucho de su abuelo aunque para mí era doloroso hasta hacerme llorar.
Sin
embargo no hablaba de ello en familia, eso era tabú.
Un
día encontré un artículo en el boletín de Guerrilleros
y les escribí enviando fotocopias de los documentos de mi padre y me
respondieron confirmando que sí, que había sido Guerrillero.
Sin
embargo, la vida, el trabajo…me hicieron perder ese hilo.
Después
de 6 años, sola con mis hijos, encontré de
nuevo el amor con André y nos casamos. Para mis hijos, que mantienen
relación con su padre, André es un apoyo muy importante. Poco antes de cumplir
yo los 40 nació Aurélien que lleva también los nombres de sus abuelos, Jean y
Urbano.
Fue
entonces cuando empecé a asistir a conferencias sobre España…André me apoyó
mucho y el crecimiento de Aurélien también.
Al
morir mi madre Paulette, me sentí libre para hacer más cosas por mi padre como
cambiar la lápida del cementerio para poder incluir su nombre completo:
Urbano
Rodríguez Mantilla, nacido en España y su fotografía; también la fotografía de
sus dos primeros hijos fallecidos y un recordatorio de su identidad de
combatiente.
3. Cada vez más vinculada al memorialismo republicano en Francia,
tu nueva situación personal te permitió comprometerte en una militancia más activa ¿no es así?
-Sí,
mi nueva situación me estimuló a reencontrar la Asociación de Antiguos Guerrilleros y recuperar aquel hilo perdido.
La ocasión la encontré en Toulouse en
una fiesta republicana. Fui y llevé un documento de mi padre.
Encontré
a Henry Farreny que manifestó mucho interés y poco después me invitó a una reunión
en Carcassonne y en el año 2007 me adherí a l’Amicale
des Anciens Guerrilleros Espagnols en France-FFI.
El
Amicale había sido constituido en 1945 pero fue disuelto en 1950. A partir de
1976 la Asociación volvió a tener existencia legal.
Integrada
en el Amicale pasé a formar parte del
consejo de administración nacional. Aprendí muchas cosas y exploré los posibles
recorridos de mi padre dirigiéndome a todos los archivos departamentales que
creía podían ofrecerme datos… en Tarbes me dieron su fecha de entrada en
Francia y en Tarn et Garonne me dieron los datos de su estancia en el Campo de
Concentración de Septfonds.
A
partir de entonces todo empezó a encajar.
Y
Henri Farreny encontró nuevos documentos sobre mi padre que hicieron posible
recomponer su recorrido y actividad en la Resistencia como te contaba al
comienzo
4.-Y entonces, ya como parte activa de AAGEF-FFI iniciasteis la
construcción de la sección regional en Altos Pirineos…
-Poco
a poco fui encontrando algunos hijos de
Guerrilleros y también algunos amigos de la República Española, no muchos
pero sí suficientes para constituir la
Sección de Altos Pirineos.
Fui
elegida Presidenta en una asamblea, junto a otros miembros que constituyen el Buró
y finalmente nos legalizamos como sección ante la Prefectura.
Mantengo
una estrecha relación con antiguos combatientes vinculados al Museo de la Deportación y la Resistencia de
Tarbes, eso ha permitido una excelente integración de nuestra actividad en la vida del Museo y conexión con las asociaciones que le tienen como referencia:
todo ello nos permite conocer y reconocernos. Mucho trabajo pero vale la pena.
5.- ¿Y que actividades desarrolláis desde AAGEF-FFI y como sección
de Altos Pirineos?
-Los
más viejos no olvidan ninguno de los aniversarios de la Segunda República
Española y cada 14 de abril nos concentramos ante el Ayuntamiento de Tarbes con
banderas republicanas después de una comida de fraternidad en una sala próxima
en que no faltan cantos conmemorativos.
Poco
a poco, vamos logrando nuevas adhesiones al Amicale.
Soy
Portaestandarte de la bandera de los Guerrilleros en las manifestaciones
nacionales por convocatoria de la Prefectura del Ayuntamiento de Tarbes...
Portaestandarte oficial, junto a otro compañero del Amical de Tarbes.
Mensualmente
se reúne nuestro buró y trimestralmente el Consejo de administración. Mantenemos
una asamblea general anual de AAGEF-FFI.
Nuestras
actividades combinan vida organizativa, acciones, conferencias y proyecciones
para debate.
Además,
también participamos
activamente en la Marcha Memorialista anual de Borredon a Septfonds.
6.-
Por último Paquita, durante nuestra visita de septiembre al Museo de la
Deportación y Resistencia de Tarbes, nos interesó tu Exposición Portátil sobre
la República.
A
juicio de nuestros viajeros memorialistas, has montado una iniciativa de
divulgación ágil y llena de dimensión pedagógica. ¿Como va su difusión?
-Sí, mi exposición portátil sobre la
República Española me parece útil, fácil de llevar en coche y extender en
espacios pequeños. Es como un largo biombo lleno de contenidos de verdad
histórica básicos, fotografías, textos explicativos y copias de documentos.
Además, está muy volcada en el rescate del papel de
la mujer en la República, en el frente y en la retaguardia y señala los
contenidos feministas de su Constitución.
Lo cierto
es que vuestra visita en septiembre de 2018 fue el ensayo general de esa
exposición que estrené ante vosotros en el patio del Museo. Vuestras opiniones
me han permitido ampliarla y completar algunas carencias, aunque bien sé que es
una exposición modesta.
Con ese
punto de partida, el 22 de noviembre de 2018 llevé la exposición a un primer
liceo. Había sido invitada por un profesor de historia y una profesora de español. Participaron 50
alumnos en su presentación y espero que esto sea un comienzo. Para mi es una
tarea militante más que creo muy
necesaria.
Me agrada tu naturalidad para contar las cosas Paquita, tanto en esta entrevista como cuando estuve en septiembre en Tarves. Espero que sigas con ese ánimo e ilusión para divulgar tu exposición
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