viernes, 16 de junio de 2017

PROMETEO ERA MUJER

Puerto García (feminista de toda la vida)
Siguiendo los sabios consejos del compañero R. Bistué he releído “Prometeo Encadenado”. Ese es el motivo por el que me atrevo a compartir algunas reflexiones fruto de mi imaginación. Se me ocurre, y eso no es nuevo, que como bien se sabe de los mitos, son representaciones, o discursos, que se construyeron para la enseñanza de “los inexplicables”. En definitiva una forma fácil de contar a los niños e instruir a los viejos sobre el sentido de la vida, los avatares de la naturaleza y lo inexplicable de la condición humana.
Los mitos griegos, base de las mitologías occidentalizadas, son los que han conformado la explicación de la “primacía del hombre en la tierra”. Se construyeron para explicarla, para explicar lo más elemental, el porqué y el cómo se crea el mundo, el cómo nace nuestra especie y sobre todo el por qué la historia, (la realidad) se desarrolló de una u otra manera. Explican las guerras y las alianzas humanas, explican el conflicto del hombre y la mujer con la tierra y con los elementos, explican incluso lo inexplicable de la muerte y del continuo devenir.
Son numerosos los pensadores, pensadoras y los estudios que hablan de la proyección de la mitología y el cómo debemos interpretarla en el mundo de hoy, en el nuestro, en palabras de Mircea Eliade
«el mito cuenta una historia sagrada; relata un acontecimiento que ha tenido lugar en el tiempo primordial, el tiempo fabuloso de los «comienzos». Dicho de otro modo: el mito cuenta cómo, gracias a las hazañas de los Seres Sobrenaturales, una realidad ha venido a la existencia, sea ésta la realidad total, el Cosmos, o solamente un fragmento: una isla, una especie vegetal, un comportamiento humano, una institución. Es, pues, siempre el relato de una «creación»: se narra cómo algo ha sido producido, ha comenzado a ser»1.
Reflexionando sobre ello y sobre el artículo de R. Bistué se me ocurrió haceros participes de algo que ronda mi cabeza desde hace mucho tiempo. Si en verdad como dice Bistué
Prometeo –héroe, semidios o titán- encarna la defensa de una vida humana autónoma y autosuficiente frente al poder tiránico del dios Zeus que domina y castiga (desató el diluvio universal y mantenía al ser humano en condiciones de animalidad y servidumbre). Prometeo, robando del Olimpo el fuego, se lo entregó a la humanidad y junto a ello transmitió los conocimientos –medicina, navegación, alfabeto…- que dotarían de racionalidad al animal humano.2
Si en verdad, como pensamos muchas, y eso sí es un hecho, la historia y la mitología la escriben hombres, o al menos lo que escriben los hombres es lo que depura el tiempo (con su taimado colador “el patriarcado”), y por tanto lo que se nos presenta por verdadero. Damos una vuelta de tuerca más y no es difícil inferir que también, el mito de Prometeo es un mito, una historia contada solo a medias, sólo en una versión. Os propongo una reflexión, sobre el propio mito y sobre lo que, sin duda, autores como Esquilo querían que hiciésemos con ellos.
Prometeo, hijo de dos Titanes, uno de ellos, el que consideran su padre, fue el creador de “la especie de mortales que somos”, y ese es el motivo que parece explicar el porqué de la traición de Prometeo y del consiguiente “castigo divino”, al que nos dio el fuego, y también la esperanza; según Esquilo, haciendo que dejáramos de conocer de antemano nuestro destino.
En todos los relatos, el “protagonista - masculino” aparece como el gran salvador de la humanidad frente a la tiranía, pero si nos ponemos las gafas violetas, esas que nos exigimos a nosotras mismas y a todos los demás en tantas ocasiones, podemos decir, sin miedo a equivocarnos mucho, que todos los relatos sobre Prometeo nos recuerdan más a un cuento sobre brujas que sobre libertadores.
Es Prometeo, el que roba el “fuego simbólico” a los dioses para dar una oportunidad al animal humano, el fuego es la racionalidad, la capacidad de crear, desde el alfabeto hasta la agricultura, la medicina, la arquitectura, la navegación, la industria, y por consiguiente la poesía, la filosofía, la literatura, la música, la matemática…
“Y no sabían de viviendas de ladrillos secados al sol, ni de carpintería, sino que habitaban bajo tierra, …Ningún indicio cierto tenían: ni del invierno, ni de la floreciente primavera, ni del fructífero verano, sino que en todo obraban sin ningún plan, …. número, por cierto, notable entre los artificios, inventé para ellos, y las composiciones de las letras, la memoria de todo, … fui el primero en uncir bestias en yugos,.. ; y puse bajo el carro caballos que se avinieran a las riendas, ….; discurrí. Lo más importante: si alguien caía en enfermedad, no existía ningún remedio, ni ingerido, ni untado, ni bebido, sino que por falta de fármacos se consumían, hasta que yo les mostré mezclas de lenitivas medicinas con las cuales defenderse de todas las enfermedades …fui el primero en interpretar, de los sueños, lo que ha de hacerse realidad…”.
Sin embargo sabemos, o al menos parte de las ciencias que estudian los orígenes de las civilizaciones, dicen que fue el cultivo de la tierra, el conocimiento de las estaciones y los fenómenos naturales, lo que permitió que el animal humano pasase del nomadismo al sedentarismo. Las mismas teorías científicas que mantienen, que fueron precisamente las mujeres, las que hicieron posible este gran salto, las que comenzaron a sembrar la tierra y guardar las semillas, a conocer los tiempos y la climatología, a enseñar al grupo a no depender exclusivamente de las proteínas en forma de caza fortuita y discontinua. Precisamente el fuego, fue el regalo que contribuyó a todo esto, ayudó a llevar una vida sedentaria, a transformar los alimentos y sobre todo a cultivar la tierra.
Pensando en esto, y en un ejercicio de hermenéutica para principiantes como es este, no es demasiado osado afirmar, que los dones que permitieron la evolución de nuestra especie, les fueron entregados a las mujeres. El fuego y el azar, (la vida no escrita y la herramienta para escribirla). Con ella, la capacidad de pensar, de crear, eso que siempre decimos que nos hace diferentes del resto de especies sobre la tierra. Sin duda el gran regalo, fue entregado a aquellas que sabrían valorarlo en su justa medida, ¿y por qué no?
Acaso no nos cuenta la historia que fueron las mujeres las que utilizaron las hierbas para hacer los ungüentos curativos y pagaron por ello como brujas. Hecho cierto aún en nuestros días, ¿no es la mujer la sustentadora de la casa, en el sentido del “oikos” griego?, la casa de la unidad social, económica y de cuidados que permite la sostenibilidad de las comunidades, y pagamos por ello con el yugo de la obligatoriedad de los cuidados. Demostrado está, que somos las mujeres, las que en el camino continuado hacía una sociedad justa, vamos marcando con cada lucha cada paso. Es clara la consigna, “la revolución será feminista o no será”, han de hacerse realidades algunas cosas para alcanzar el sueño, los pasos imprescindibles para llegar a la utopía pasan por eliminar la violencia, (poner aquí todo lo que se os ocurra)… Sí, conocemos lo que ha de hacerse realidad, del total de los sueños, si conocemos muchos de los pasos hacía la utopía.
En una manifestación excelsa de sororidad, Prometo entregó su regalo a sus iguales, PROMETO ERA MUJER.
1. Mito y Realidad. (Mircea Eliade) Ed. Kairos
2. Prometeo: El Desafío de Esquilo (R. Bisué) Afinidades Anticapitalistas
3. Persas, Siete contra Tebas, Suplicantes; Prometeo Encadenado (Esquilo) Ed. Akal 

3 comentarios:

  1. Eliminar los sicópata sociopatas, los Bilderberg Rockefeler, radicalidades varias, para una sociedad equitativa, eliminar tantas leyes para tanta injusticia, por supuesto el patriarcado incluso el matriarcado, el sentido del ridículo, eliminar lo que dañe al planeta y parte del extranjero...puesta a eliminar, enlazo con el título de tu artículo ( reflexión o como quiera llamar, felicidades y gracias) eliminaría lo de hombre o mujer o lo ahora normal establecido de género, pues no sería la primera mujer con polla en la historia.
    Si me sentí invitada a comentar, y nunca nunca, con afán de molestar, nada más lejos, pero si se permite (desde un móvil, reventada de currar os escribo) sigo apuntando a la idea ¿qué más da si abriera la caja de Pandora un hombre o una mujer? Da lo mismo desde los ojos de nuestras antepasadxs que tenían muy claro que las personas y sus habilidades están a expensas de su género y/o identidad sexual.
    Por otro lado,
    Allá Moore dibuja Promethea desde hace 20 años, empeñada está protagonista en traer el Apocalipsis a este mundo cruel...y que baje su Dios y los vea...jajjajja
    Lo que me alucina de la historia de Prometo es es la relación con su higado entre otras.
    Bueno ya desvarío, la vida moderna es cansada de cojones. Tengo ganas de pasarla teta en un planeta de fomento de habilidades quizás.
    Gracias por traer a la memoria mitos y leyendas. Gracias por un abrazo sororidario como el que sentí en torno a leerte.
    Salud y fuerza. Otro mundo es posible.
    http://www.mujerpalabra.net/pensamiento/analisisfeminista/sororidad.htm

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  2. Muchas gracias por tu comentario; suscribo todo, desde lo de la vida moderna hasta lo de “no sería la primera mujer con polla en la historia”. Entiendo que el debate es más amplio, de sobra conocido y tiene muchos matices. Que la identidad puede estar reñida con el género asignado y que el uso de las palabras también construye los conceptos, por ese motivo no es del todo correcto, (“políticamente correcto”) reivindicar el “mujer” para Prometeo. En mi descargo, decir que, en efecto era una, llamémoslo reflexión imaginativa, en respuesta al artículo de Bistué.
    Aunque también quería poner sobre la mesa la idea de que todo, hasta aquellos mitos que reivindicamos para justificar o legitimar nuestra forma de ver el mundo, deben ser repensados desde una perspectiva crítica, en efecto Prometeo y Pandora, Hércules e Incluso el enamoradizo Paris de “La Iliada”, sólo son hombres porque nos lo han contado así. Ahí lo dejo por si alguien se amina…. ¿Repensamos?
    Y comparto el abrazo sororidario que agradezco y comparto, gracias.

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  3. Fíjate que nunca me lo había planteado así, sino siempre como una metáfora de la lucha de clases. Claro que eso sólo demuestra las muchísimas interpretaciones que se pueden llegar a hacer de las cosas, sobre todo cuando se trata de mitos, creados para educar en ciertos valores.

    Dices que sólo son hombres porque nos lo han contado así: obviamente, ya que son hombres los que las escribieron y contaron. Ese esfuerzo que hicimos para ayudar a establecer comunidades, muy probablemente en base al instinto por la supervivencia y la descendencia, nos condenó, todavía hoy, a que en muchas ocasiones seamos nosotras quienes tenemos la responsabilidad del hogar.

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