viernes, 16 de junio de 2017

ANTE LA CULTURA DOMINANTE




 Adolfo Granero

Estamos ante un encrucijada de la civilización, de una crisis global, es vital que se garanticen las condiciones mentales y materiales que el artista necesita para la creación intelectual, para llevar a cabo el enriquecimiento objetivo de la sociedad en sus terrenos filosóficos, artísticos, científicos o sociológicos

No obstante, el mundo actual nos ha obligado a constatar la violación cada vez más generalizada de estas leyes,  concretamente en el terreno “artistico” violación a la que corresponde, necesariamente, un envilecimiento cada vez más notorio, no sólo de la obra de arte, sino también de la personalidad artística”.

Concretamente en España la cultura se mueve bajo un prisma absolutamente  Capitalista con expresión de una ideología y un mundo creado por y para la codicia, la palabra "enriqueceros" nunca había tenido tanta vitalidad como se expresa actualmente.


El verdadero arte, es decir aquel que no se satisface con las variaciones sobre modelos establecidos, sino que se esfuerza por expresar las necesidades íntimas de la persona y de la humanidad actuales, no puede dejar de ser revolucionario, es decir, no puede sino aspirar a una reconstrucción completa y radical de la sociedad, aunque sólo sea para liberar la creación intelectual de las cadenas que la atan, únicamente una revolución social puede abrir el camino a una nueva cultura.

A través de los organismos llamados culturales” y a lo que Debord llamo la sociedad del espectáculo, se ha difundido en el mundo entero "un profundo crepúsculo hostil a la eclosióńn de cualquier especie de valor espiritual. Estamos en un crepúsculo de fango y sangre en el que, disfrazados de artistas e intelectuales, participan hombres que hicieron del servilismo su móvil, del abandono de sus principios un juego perverso, del falso testimonio venal un hábito y de la apologí́a del crimen un placer. El arte oficial y dominante actual trasmite  con crudeza sin ejemplo en la historia, sus esfuerzos irrisorios por disimular y enmascarar su verdadera función mercenaria."[1]

La relación actual de la cultura con la Admistración, y por extensión de las comunidades y municipios, es muy básica " la cultura no se mete en política salvo para darle la razón al estado y el estado no se mete en cultura salvo para ensalzarla, subvencionarla  y darle honores. Por lo tanto un producto cultural es reconocido como tal y no entra en la marginalidad si no es problemático, y el estado premia, ensalza y retribuye aquello que no es problemático. Consecuentemente es una cultura vertical que define el objeto cultural y vigila por que no entre en contradicción o sea molesto.

A la cultura no hay que pedirla mesura, pues en su naturaleza esta la desmesura, no hay que pedirla prudencia pues su esencia es la imprudencia, nada de sordina, el grito a pleno pulmón es la solución, nada de aire acondicionado sino y sobre todo el aire fresco de las montañas que te cala hasta los huesos, que te mete el frio hasta el alma.

La sorda reprobación que suscita en el mundo artístico esta negación desvergonzada de los principios a que el arte ha obedecido siempre y que incluso los Estados fundados en la esclavitud no se atrevieron a negar de modo tan absoluto, debe dar lugar a una condenación implacable. La oposición artística constituye hoy una de las fuerzas que pueden contribuir de manera útil al desprestigio y a la ruina de los regímenes bajo los cuales se hunde, al mismo tiempo que el derecho de la clase explotada a aspirar a un mundo mejor.

La revolución necesita al arte. Sabe que al final de la investigación a que puede ser sometida la formación de la vocación artística en la sociedad capitalista que se derrumba, la determinación de tal vocación sólo puede aparecer como resultado de una connivencia entre la persona y cierto número de formas sociales que le son adversas. Esta coyuntura, en el grado de conciencia que de ella pueda adquirir, hace del artista su aliado predispuesto. El mecanismo de sublimación que actúa en tal caso, tiene como objeto restablecer el equilibrio roto entre el yo” coherente y sus elementos reprimidos. Este restablecimiento se efectúa en provecho del ideal de sí”, que alza contra la realidad, insoportable, las potencias del mundo interior, del sí, comunes a todos los hombres y permanentemente en proceso de expansión en el devenir. La necesidad de expansión del espíritu no tiene más que seguir su curso natural para ser llevada a fundirse y fortalecer en esta necesidad primordial: la exigencia de emancipación de la persona.

En consecuencia, el arte no puede someterse sin decaer, a ninguna directiva externa y llenar dócilmente los marcos que algunos creen poder imponerle con fines pragmáticos extremadamente cortos. Vale más confiar en el don de prefiguración que constituye el patrimonio de todo artista auténtico, que implica un comienzo de superación (virtual) de las más graves contradicciones de su época y orienta el pensamiento de sus contemporáneos hacia la urgencia de la instauración de un orden nuevo.

La primera condición es la libertad, en el sentido de información y distribución. Nunca será más oportuno blandir esta declaración contra quienes pretenden someter la actividad intelectual a fines exteriores a ella misma y, despreciando todas las determinaciones históricas que le son propias, regir, en función de presuntas razones de Estado o beneficio, los temas del arte. La libre elección de esos temas y la ausencia absoluta de restricción en lo que respecta a su campo de exploración, constituyen para el artista un bien que tiene derecho a reivindicar como inalienable.

En materia de creación artística, importa esencialmente que la imaginación escape a toda coacción, que no permita con ningún pretexto que se le impongan sendas. A quienes nos inciten a consentir, ya sea para hoy, ya sea para mañana, que el arte se someta a una disciplina que consideramos incompatible radicalmente con sus medios, les oponemos una negativa sin apelación y nuestra voluntad deliberada de mantener la fórmula: toda libertad en el arte.

En lo que respecta a la creación intelectual debe desde el mismo comienzo establecer y garantizar un régimen anarquista de libertad individual. ¡Ninguna autoridad, ninguna coacción,”[2] ni el menor rastro de mando! Las diversas asociaciones de hombres de ciencia y los grupos colectivos de artistas se dedicarán a resolver tareas que nunca habrán sido tan grandiosas, pueden surgir y desplegar un trabajo fecundo fundado únicamente en una libre amistad creadora, sin la menor coacción exterior. La suprema tarea del arte en nuestra época es participar consciente y activamente en la preparación de la revolución.

Sin embargo, el artista sólo puede servir a la lucha emancipadora cuando está penetrado de su contenido social e individual, cuando ha asimilado el sentido y el drama en sus nervios, cuando busca encarnar artísticamente su mundo interior.

En el periodo actual, caracterizado por la agonía del capitalismo, el artista, aunque no tenga necesidad de dar a su disidencia social una forma manifiesta, se ve amenazado con la privación del derecho de vivirla y continuar su obra, a causa del acceso imposible de ésta a los medios de difusión.

Es natural, entonces, que se vuelva hacia los organismos  que le ofrecen la posibilidad de escapar a su aislamiento. Pero su renuncia a cuanto puede constituir su propio mensaje y las complacencias terriblemente degradantes que esas organizaciones exigen de él, a cambio de ciertas ventajas materiales, le prohíben permanecer en ellas, por poco que la desmoralización se manifieste impotente para destruir su carácter.

Es necesario hallar un terreno en el que reunirá los mantenedores revolucionarios del arte, para servir la revolución con los métodos del arte y defender la libertad del arte contra todo intento de usurpación aun cuando de tengan ideas divergentes.

Miles y miles de artistas y pensadores aislados, cuyas voces son ahogadas por el odioso tumulto de los falsificadores regimentados, están actualmente dispersos por el mundo. Seria necesario intentan agrupar en torno suyo a fuerzas jóvenes, que buscan nuevos caminos y no subsidios.




[1]Andre Breton, Leon Trotsky y Diego de Rivera "Por un arte revolucionario e independiente"
[2] Idem cita anterior


8 comentarios:

  1. A. Walden
    El Tema que propone A. Granero en el artículo "ANTE LA CULTURA DOMINANTE" merece una detenida consideración, un largo análisis pues pienso que el asunto que aborda significa una de las esencias del mismo ser humano, englobando en ello cuestiones políticas, religiosas o sociológicas (entretenimiento), el paradigma de la creación artística, de la necesidad de expresión reflexiva a través de la imagen, del sonido, de la arquitectura,o de cualquier otra disciplina artística o sugerencia perceptiva, conlleva (debería implicar) un sostenido discurso de transformación intelectual, dado principalmente a desatar la potencialidad de cada sujeto, de cada individuo frente a las fuerzas de la mímesis en la igualación y la parálisis del absurdo de todo adoctrinamiento, dogmática, ideología, fe o moda; bastiones habituales con los que el instintivismo de dominio se sigue consolidando.
    Es cierto que la obra de arte surge normalmente del autor, es una singularidad creativa libre, pero una vez expuesta a la crítica del observador esta puede ser interpretada como algo entregado a la diversidad y la libre interpretación, o instrumentalizada como un mensaje tendente a la unificación de voluntades y pensamientos (pareceres) de esos observadores tan deseados para cualquier proyecto colectivo de sometimiento en la seducción.
    No quiero entrar a debatir sobre esa interioridad con la que la creación artística incide en la unicidad del contemplador, del individuo que se planta ante la obra de arte y hace un recorrido sobre esos momentos (la mayoría de las veces efímeros) que dejan improntas de inesperadas posibilidades intelectuales pudiendo llegar a marcar - paradógicamente - toda una existencia personal.
    La parte que voy a comentar del artículo es la referente al arte empleado como palanca de dominio. Sé, no obstante, que estas dos perspectivas no se pueden desligar de manera clara una de otra, no existe una frontera precisa, por ello resulta que la mayoría de las veces es muy fácil asaltar la genuinidad del individuo ante el discurso del arte.
    Desde la música como himno o la arquitectura como templo, desde la pintura como plasmación de fe, o la danza como recreación de rituales mistéricos y, por supuesto, en su forma actual de especulación financiera (recomiendo una ojeada al libro "EL TIBURÓN DE DOCE MILLONES DE DÓLARES de Don Thompson) el "arte" (ya necesariamente entrecomillado dada su ambigüedad) podrá seguir siendo útil para el dominio de masas; más difícil lo será esto para la excepcionalidad que aún representa el individuo.

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  2. Abordas un tema que me es especialmente próximo en tanto que artista plástico y comunista libertario y me complace que hayas decidido proponernos su publicación en un mensual como este.
    Aúnas en tu artículo dos niveles de reflexión:
    -la compraventa de mercancías culturales como parte de la estrategia de dominio ideológico del Poder y
    -la alternativa de vinculación entre auténtica creación y Emancipación Social como parte del proyecto revolucionario de lxs oprimidos.
    Yo procuraré deslindarlos en estas primeras breves reflexiones.
    Entiendo que todas las versiones de mecenazgos a lo largo de la Historia han pretendido –en mayor o menor medida y dependiendo de las coyunturas- domesticar las expresiones de creación libre. Hoy, los tentáculos son más sutiles y férreos pero iglesias, príncipes y mercado, existieron como expresión de sociedades de clases y existirán hasta su extinción. Quienes se zafaron de esos tentáculos fueron marginales (“malditos”) hasta que, digeridos, pasaron a idolatrarse como piezas de museo (la expo de Debord y los Situacionistas en el Georges Pompidou) y por tanto reducidos al consumo de académicos y élites iconoclastas…para el resto –la inmensa mayoría- quedan como escuetas biografías para uso elegante o gentes que no existieron (pienso en Rimbaud, Baudelaire, Rodchenko…) o tardíamente valorados como divisas fuertes (“tantos y tantos” Van Gogh)… después de vidas de miseria. Quienes produjeron dentro de esas limitaciones, no dejaron de ser grandes creadores culturales… (el enigma griego que dejaba perplejo a Marx o la calidad de un conservador Balzac, que entusiasmaba a Engels).
    No creo pues que pueda liquidarse el asunto subvenciones, premios, etc.…en lo que respecta a la “producción cultural”… porque existe el derecho al pan y al trabajo propios…Desde esa pendiente la venta de contenidos sin aristas es la gran amenaza. Pero debo decir que estoy a favor de las “excepciones culturales” que tanto bien hicieron –por ejemplo- al cine francés en contexto de copo de mercados por el imperio USA.
    Asunto ligado a esto es el de las vías de comercialización alternativas. Las defiendo como necesarias para los productos culturales incómodos… aunque con frecuencia se degeneran por ambición de sus promotores-distribuidores. En cualquier caso apuntaría la “responsabilidad” que tiene -en las miserias de lxs creadores díscolos- la amplia izquierda social que actúa como si no los necesitase, ya que no los apoya materialmente. Si el artista -digamos alternativo- no vende más que a sectores de “clases medias acomodadas” ¿de qué vive? ¿pluriempleo y pintor@ de domingo? Llamemos a las cosas por su nombre. Si el poeta, ilustradora o ensayista solo publican gratis en revistas de izquierda, ¿les ofreceremos un honorable puesto en el sector limpiezas para que vivan bajo techo? ¿o reservamos esas producciones al funcionariado y profesorado porque ya cuentan con unos “ingresos fijos”? En fin dudas desde dentro de la profesión que modulan la literalidad de los principios.
    En cuanto al segundo aspecto (la cultura y el arte como motores incidentes en la construcción integral de personas libres y por tanto vinculadas a proyectos emancipatorios, es asunto complejo y recordemos que el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones. El Manifiesto por un Arte Revolucionario Independiente es un documento de principios pero insuficiente. Y sobre todo esa vía de reflexión está lastrada por declaraciones anteriores del propio Bronstein (para muestra me basta en esta ocasión con “El Suicidio de Maiakovski”, texto caníbal y rígido que fue publicado en 1930 y está recogido en el tomo 2 de “Trotski, Literatura y Revolución”- Ruedo Ibérico. Aludo a esos problemas en “La soledad del Constructivismo Soviético” que hace años publiqué en Viento Sur). Este asunto -“más estratégico”- daría para mucho más pero te diré que no creo que pueda enfocarse solo desde la perspectiva general que enuncias glosando Revolución Social y… Nueva Cultura.





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    1. Perdonar, como no se muy bien como va esto, el comentario anterior era para el Anónimo, para mi amigo Acacio (que ver si de una vez nos volvemos a ver ) lo pongo a continuación

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  3. El problema que tenemos es la falta de espacio para poder llevar un discusión clara sobre la posición del autor (o como se dice ahora del creador, cosa hubiese supuesto la condena a muerte inmediata en otros tiempos) pero unas pinceladas para poder explicarme mejor y seria la diferente concepción de la estética en Marx y en Hegel .El Arte sino esta moldeado por las personas no existe, es decir una puesta de sol no es arte, puede ser bonito, te puede gustar , impresionar, pero no esta moldeado por el hombre, no es arte.
    En este sentido aparece la enajenación que se traduce en un empobrecimiento o pérdida de la esencia humana, y aparece histórica, socialmente cuando el proceso de transformación de la naturaleza por el ser humano mediante el trabajo, que es el que eleva al hombre sobre su ser natural, cambia de signo en virtud de la propiedad privada sobre los medios de producción.
    En la Ciencia humana se persigue la "medida objetiva del objeto mismo", es decir, penetrar en su esencia, haciendo abstracción de sus relaciones casuales, singulares, el sujeto no sale de la esfera del objeto hace abstracción de sí mismo, de su mundo interior, para poder penetrar así en la esencia del objeto. Tal es el precio que ha de pagar por alcanzar la universalidad. La actitud científica supone una apropiación del objeto por el sujeto para satisfacer necesidades humanas, a las que responde también la actividad" práctica material que transforma al objeto. La ciencia es, por ello, producción o creación humana, pero el hombre no se expresa directa, inmediatamente en esta creación suya.
    En el Arte no se sacrifica lo singular a lo general y se capta el objeto como dominio de la experiencia inmediata. Aquí se despliega toda la potencia de su subjetividad, de sus fuerzas humanas, como individuo que, a su vez, forma parte de una comunidad, es decir, como ser social. El arte dice lo que la ciencia calla. Mientras que la ciencia tiende a borrar la huella del sujeto en el objeto científico -verdad, teoría, ley, concepto, etc.-, el arte pretende que el sujeto se afirme o exprese en el objeto estético. Y esta afirmación o expresión, que la ciencia no puede lograr, es el fin que persigue la "creación conforme a las leyes de la belleza" de que habla Marx en los Manuscritos economicos-filosoficos de 1844. Y Marx llega a ello a partir de una crítica de la concepción hegeliana de la objetividad y del examen de las relaciones entre sujeto y objeto sobre una base real, concreta, histórico-sociaI.
    Repito que por el espacio exigente de este blog se quede corta mi explicación pero algo me he explicado..creo

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  4. Esta respuesta viene al comentario de Acacio, y me parece que estoy de acuerdo en muchas cosas.

    En la primera parte del mismo habla de la situación de los Artistas, me parece que poder vivir de tu trabajo siendo artista es prácticamente una heroicidad o casi imposible, incluido los llamados circuitos alternativos, el ultimo estudio, que yo conozca, La Actividad Económica de los/las Artistas en España”, realizado por Marta Pérez Ibáñez (Universidad Nebrija) e Isidro López Aparicio (Universidad de Granada), dejan claro lo que era evidente, que la mayoría de los artistas de este pais ( músicos, plásticos, etc) tiene que tener otra profesión para poder comer y pagar la vivienda, prácticamente un ínfimo sector de los mismos “ viven del arte”.

    Según la citada encuesta ( anónima claro), el 46,9 de los encuestados recibe ,menos de 8.000 € por su trabajo, y el 18,4 % entre 10-000 y 20.000 € ( brutas se entiende) y solo el 0,6 % que recibe mas 60.000 € mensuales, todo esto nos lleva a considerar que alrededor del 74% tienen que tener otros tipos de ingresos para subsistir. Todo ello nos da situación que un pequeñísimo porcentaje de artistas obtienen rentas altísimas en relación al grueso de profesionales ( esto es visible en sectores como el cine o la música, pero no tanto en otros como la fotografía, o las plásticas)

    El estudio arroja también un dato interesante: el 81,4% de los encuestados no gestiona sus derechos de propiedad intelectual (derechos de autor) mediante ninguna entidad de gestión. Ello permite poner en tela de juicio el funcionamiento actual de estas entidades, en ocasiones opacas y con escasa capacidad para satisfacer y defender los intereses de los creadores y artistas, que en muchos casos huyen de sus servicios.

    Bueno el que quiera mas datos esta en el citado estudio (14 € vale) , pero lo importante es como se entiende y se ha entendido la cultura por parte de los gobiernos y de la autoridad en general. Desde hace años se ha entendido por parte de la administracion la “protección de la cultura” al endurecimiento de las normas de la propiedad intelectual, y unas subvenciones siempre electoralistas, que benefician a las industrias de sector ( o a los chanchullo de algún aprovechado como el caso Palau) o a las empresas del sector de la infraestructuras (los incontables museos de Málaga por poner un ejemplo).

    Bueno esto es el Capitalismo, y en eso estamos, pero eso no nos debe llevar a reivindicar las grandes inversiones del Estado que , solo olvidemos es el gestor del sistema y va ha seguir la senda que también sabe el socialismo psoista de (tu no te metes conmigo ni me ponen en cuestión, y yo no me meto contigo incluso te premio si cumples esa condición) con lo cual creamos un entente que se muerde la cola eternamente y sin sobresaltos, excepto los políticamente correctos.

    Y en cuanto al segundo punto, si que conozco tu articulo en Viento Sur, aun estaba en la organizacion que lo publica (IA) cuando lo escribiste, y como tu dices es para hablar largo y tendido pero me parece que mi enfoque, a falta de otra alternativa es el correcto, pero vamos que me puedes convencer.

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  5. Amigo Adolfo.
    Efectivamente debatir por mail no es fácil y sin embargo es imprescindible porque lo escrito queda escrito y las palabras vuelan con vientos y gestos y retóricas que suelen adornar lo impreciso. Esta mañana leía en Transversales la reseña de la reedición en castellano de los poemas de Victor Serge (un artículo estimulante de Francisco Carvajal a "Resistencia: una hoguera en el desierto/ed.el perro malo 2017". Decía Serge "He pensado a menudo que la poesía sustituía en nosotros a la oreción...hasta tal punto repondia en nosotros (militantes) a una constante necesidad de elevación.
    Un gran abrazo y contamos con algo tuyo en septiembre.

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  6. Gracias, Acacio, por tu invitación a leer esto y participar de algún modo en el tema.
    Bueno, veremos si se me ocurre algo que decir.
    Creo que lo decimos cuando trabajamos -a pesar de todo- en eso que nadie nos puede robar porque es la intimidad y el dinamismo de nuestro pensamiento y nuestro ser no anquilosado. Realmente nos creamos nosotros mismos, o nos transcendemos -con dolor-.
    El artículo es muy interesante y también los comentarios. Yo no soy una persona de palabra fácil. Esta polémica es tan antigua como el Arte y la Cultura.
    Surgen ambas por la necesidad de algunos individuos de la especie de expresar sus inquietudes personales, por un deseo de apuntalar sus limitaciones vivenciales dentro de la sociedad, por una necesidad de autoconstruirse.
    A veces tienen como resultado una lenta conexión con otras personas y a veces esta es casi imposible.
    Es difícil que el Arte o la Cultura en general sean un oficio o profesión -si esto implica que se viva de ello-.
    En su esencia está la anticipación, la dirección contra corriente, la soledad...
    Un abrazo amigo y saludos para los demás.
    El capitalismo siempre copa lo que puede dar provecho o aclarar cuentas y si la Cultura ofrece esa posibilidad pues la fagocita.

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  7. A pesar de lo escrito no creo que estés abordando el núcleo de la reflexión de Adolfo y es normal que sea difícil.
    Confieso no dar excesiva importancia a la declaración de Breton y Bronstein sobre el tema. Resulta ser tan general que salvo la proclama a favor de la plena libertad no sustituye el "análisis concreto de cada producción concreta" que es de lo que se trata siempre y en cualquier ámbito de las producciones humanas.
    ¿La apuesta de Diego Rivera por un arte público glosando la épica de la Revolución Mexicana es más útil a la emancipación que Los paraísos artificiales de Baudelaire? No es fácil decir que sí, sería una barbaridad establecer comparaciones basadas en la adscripción de cada cual.
    Creo que el manifiesto en que se centra Adolfo más allá de defender la plena libertad frente a la funcionalidad forzada del arte oficial de la URSS del momeento, fue el producto del "sentido común" y el acuerdo táctico entre el "profeta ya desarmado" y un líder surrealista ya en declive como vanguardia artística.
    De modo que dadas las diversas dimensiones de lo humano...es preferible no pontificar y degustar críticamente lo que brindan las producciones artísticas en sus contextos históricos.
    Entiendo yo.

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