jueves, 30 de junio de 2016

Notas para un balance electoral






Por Ranolo Corbera 

1.      La derecha ha ganado: El PP ha conseguido 14 escaños más y aunque ciudadanos ha perdido 8 escaños, en conjunto cuentan con 6 escaños más que en diciembre de 2015. En votos la mejoría en conjunto es mucho menor (278.461 votos), si bien ello se debe a la fuerte caída de C’s (390.759 votos) que ha reducido la importante subida del PP (669.220 votos). Posible explicación: a)voto útil: votantes de C’s que prefieren el original a la copia, b) movilización del voto del miedo sobre los votantes de derecha que se abstuvieron en las anteriores hartos de votar a un partido corrupto (el Brexit y las posibles consecuencias anunciadas sin duda influyó).



2.      El PSOE pierde, pero se mantiene: El PSOE pierde 5 escaños pero tan sólo 120.606 votos, cuyo destino no es fácil de determinar. En todo caso parece que su orientación mayoritaria no ha sido hacia Unidos Podemos. La explicación de su resistencia creo que está unida a los malos resultados de esta última formación.

3.      Unidos Podemos pincha: Aunque el número de escaño sea el mismo (si sumásemos en diciembre Podemos y Unidad Popular-IU), se han perdido más de un  millón de votos. ¿Cómo es posible que esta unión de la izquierda haya fracasado tan estrepitosamente? ¿A dónde han ido a parar los votos? Dado que la participación ha sido muy similar (una abstención en ambas fechas de en torno a 10 millones de votos), la mayor parte no ha podido ir más que a la abstención y una parte menor al PSOE. El análisis de esta derrota exige una reflexión profunda, por lo que lo que aquí presento son algunos cabos para ese análisis detallado:

a.      La campaña sucia de la derecha con la complicidad de los medios: el miedo contra la “izquierda radical” irresponsable.

b.      La formación de la candidatura fue inadecuada. Se hizo por arriba, negociando tan sólo el número máximo de candidatos de IU que la marca Podemos garantizaba entrar en el Parlamento de esta formación (7), sin tener en cuenta que la ley electoral privilegia las circunscripciones. En algunos lugares los números 1 de IU en las elecciones de diciembre (en las que no olvidemos que esta formación había conseguido casi un millón de votos) fueron relegados a puestos en los que era imposible que salieran. Eso, y el hecho de que se pactase realizar campañas separadas, ha mantenido una imagen enrarecida de campaña. Es, por tanto, de suponer que una parte de esa abstención proceda de los propios votantes de IU, que parecen haber preferido castigar a Podemos antes que a la derecha. Una verdadera pena.

c.       La campaña electoral de Podemos. Demasiado dirigida a los votantes del PSOE. Tanta insistencia en que se consideraban como la verdadera socialdemocracia y en la llamada al PSOE a pactar tras las elecciones, hizo disminuir la ilusión por el cambio y es más que probable que algunas prefirieran el original a la copia.

d.      Las candidaturas de unidad autonómicas merecen un análisis detallado que habrá que abordar cuando se cuente con más datos. En todas se ha notado la caída, aunque en algunas se ha mantenido la primera posición. En Cataluña ECP sigue siendo la primera fuerza, pero ha perdido 81.354 votos, como consecuencia entre otras cosas del incremento de la abstención. Lo mismo sucede en el País Vasco, dónde el 20D Podemos y UP-IU iban separadas y sumaban 353.676, mientras la coalición actual que ha conseguido situarse en primer lugar ha conseguido 20.000 votos menos. En Galicia En Marea ha perdido un diputado y 66.555 votos. En el País Valenciano, en el que el 20D iban en coalición Podemos-Compromís, ha obtenido el 26J casi 20.000 votos menos añadiendo a IU (EUPV) a la coalición y en total han perdido 129.617 votos.

e.       Otras comunidades significativas: Andalucía se ha derechizado y ha ganado el PP. El PSOE ha perdido 77.651 votos, pero la coalición Podemos-IU ha perdido 222.331 votos sobre los resultados de las dos formaciones por separado. Aragón es otro caso singular: la coalición Podemos-IU pierde 43.582 votos con relación a la suma de las dos formaciones en 2015. En Extremadura la coalición obtiene casi 3.000 votos menos que Podemos en solitario en el 20D. En Castilla-León 4.000 menos que cuando Podemos fue en solitario, En Madrid casi 30.000 menos en coalición que en solitario. En Cantabria casi 3.000 menos que Podemos en solitario y 18.690 votos menos si se suman las dos formaciones.

En definitiva, la coalición ha tenido un efecto negativo, es decir, no ha sido reconocida por el electorado de izquierdas, no ha generado ilusión. La responsabilidad parece compartida: IU no se ha volcado en la campaña, como sí lo hizo el 20D, porque no la consideraba propia. En algunos casos ha hecho campaña por la abstención. En todo caso, sin la coalición con IU es más que probable que la caída de Podemos hubiese sido aún mayor. Toca ahora desmenuzar la campaña para reconocer otros puntos débiles.


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