lunes, 13 de marzo de 2017

LA PREGUNTA ¿QUÉ PASA CON EL FEMINISMO, HOY?


Puerto García

Hay muchas formas de abordar el tema que muchas mujeres tenemos en la cabeza y que empieza a ser una de las “preguntas del millón” ¿Qué pasa con el feminismo hoy? Hemos participado en debates, elaborado teorías y discutido sobre cuál es el futuro del feminismo.
Muchas de las teóricas que defienden el feminismo de la tercera ola, como el feminismo heredero de los feminismos anteriores, los de la primera y la segunda, son cuestionadas por mujeres feministas que sostienen, que aún hoy, sigue habiendo dos modelos de feminismo, el que pretende conseguir derechos en simbiosis con los poderes que nos ha tocado “vivir” o “padecer”, y el contestatario, rebelde y reivindicativo de las transgresiones que se manifiesta en las calles.
Son varias las teorías y las teóricas que sostienen la veracidad y sobre todo la legitimidad de unas y otras luchas y sus manifestaciones, sin embargo, a fuerza de escucharnos en diversos debates, algunas hemos llegado a pensar que, lejos de la legitimidad de unas y otras corrientes, en la calle parece sentirse otra cosa, algo que no tiene que ver con ninguna posición ideológica definida. Las mujeres hemos tomado conciencia “feminista”, las mujeres, TODAS sin excepción nos decimos hoy feministas (siempre estará el grupo que se necesita para confirmar la regla). Ser feminista hoy en día es lo justo, lo adecuado, LO CORRECTO, o al menos, estar a favor de planteamientos y luchas identificativas del feminismo, sirva de ejemplo la lucha contra la lacra de la “violencia de género”, definida como “terrorismo machista”, “violencia sexista”, incluso “violencia doméstica”, lo indudable es que TODAS estamos contra la violencia contra las mujeres, nosotras y muchos, muchos hombres aunque no todos, es cierto, para comprobarlo sólo hay que leer algún que otro comentario “troll” dirigido a las mujeres que escriben artículos sobre feminismo en cualquier medio.

Llegadas a este punto, las mismas mujeres que llevamos años cuestionando, de forma casi “paranoide”, todo aquello que la sociedad y los poderes nos dan o nos ofrecen como derechos, empezamos, repito que en debates internos, a cuestionarnos también en esta ocasión, si todo esto que nos venden como, logros conquistas del feminismo, avances, normalizaciones, etc. siempre del feminismo, no será un nuevo engaño, un espejismo o una nueva coartada de los de siempre, del patriarcado, cuya mejor arma sin duda es su capacidad de fagocitar las luchas de mujeres, hacerlas suyas para devolverlas como propias, sin contenido, normalizadas, sometidas, patriarcalizadas en definitiva.
Fruto de esta nueva etapa de paranoia, cuestionamiento, debate interno, revisión o re-revisión, como queramos llamarlo. Empiezan a aparecer, también en forma de teorías defendidas por teóricas y traducidas por activistas, ideas que hablan de los peligros de las normalización, de la corrección política y la frivolización de los presupuestos de lucha de los feminismos, de todos, esta vez sin excepción.
Este último 8 de marzo hemos sido convocadas a una huelga, no definida o poco definida, no contralada con consignas concretas, “una huelga muy de mujeres”, una “huelga moderna”. La difusión viral, ninguna institución la apoya, pero ninguna, ni ningún sindicato, la niega, no se ha presentado como una propuesta normativizada a nivel planeta, como el caso de algunas protestas por el cambio climático, en las que a todxs se nos invita a apagar la luz en una determinada franja horaria.
En este caso, nos hemos enfrentado a una jornada de lucha muy “femenina”, tanto, que ha parecido que cada una de nosotras hacia la guerra por su cuenta, había que no consumir, que no comprar, que no trabajar, que no cuidar. En definitiva, había que cambiar el planteamiento de lo que ha venido siendo en los últimos tiempos el 8 de marzo. El día de las felicitaciones a mujeres, a todas, trabajadoras, madres, hijas, amigas… día de celebración y flores. Día de celebraciones institucionales. Día “rarito” para algunas de aquellas que tuvimos que soportar la presión de las policías locales, (también de otras), hace algunos años, cuando repartíamos panfletitos diciendo que lo que se recordaba era que un empresario había encerrado y quemado a sus trabajadoras un una fábrica porque “le” habían hecho una huelga. A las que de pronto nos sorprendieron, primero los compañeros de lucha (de otras luchas), y poco a poco las instituciones (incluso las que representaban a las policías locales), sumándose a nuestras reivindicaciones, entendiendo nuestras quejas, haciendo suyas nuestras propuestas, y por supuesto, celebrando con nosotras los logros, que ahora sí eran compartidos. 
Y de pronto, hacemos un paro, que no una huelga (aunque motivos hay), y dejamos de consumir, y empieza a ser viral la idea de que no es un día de celebración, porque hay muy pocas cosas que celebrar. No es un día de felicitaciones, porque la lucha de las mujeres, que nos queremos vivas, no es una fiesta, nunca lo fue, sólo nos lo hicieron creer. No es un día para celebrar “logros” y “derechos conseguidos”, como prueba, las leyes que no se cumplen, que no se dotan económicamente, en definitiva, que no se creen ni quiénes las hacen, porque se da por supuesto que ayudan poco a cambiar las costumbres. Más bien se trata de un día de continuidad, de invitación a la acción, de recuerdo y reflexión sobre lo que nos queda por hacer.
Entonces surge la pregunta, ¿Qué pasa con el feminismo, hoy? y por supuesto una amalgama de respuestas.
Los feminismos han evolucionado, cercanos a los poderes y a las instituciones, cerca de las luchas de las olvidadas, afines a las luchas compartidas por la tierra, en línea con las luchas por la presencia de las mujeres en la historia, en la ciencia, en la literatura, y en las revoluciones.
Todas las luchas se han movido y se mueven como un ser con vida propia, las mujeres hemos aprendido a identificar los procesos de patriarcalización, esos en los que nos cambiaron los cromos, y el estado paso a ocupar el papel de “padre protector” ejerciendo de padre con las mismas atribuciones; esas formas que nos recuerdan cada día, ¡¡¡¡¡conseguiréis la igualdad si conseguís ser iguales a nosotros!!!, eso sí, en los consejos de dirección de administración y empresas, etc. etc. (risas).
En efecto, no es fácil evitar, poca gente es capaz de identificarlos cuando se están produciendo, pero la historia nos demuestra, una vez más, que somos capaces de dar respuesta a estos procesos. Por ese motivo el feminismo hoy es el de siempre, el que es capaz de reflexionar introspectivamente y en voz alta y asambleariamente, capaz de repensar, rehacer, revisar y retomar todas las luchas identificadas, al tiempo que trata de identificar otras nuevas.
Las mujeres sabemos que nos siguen matando y que algo se está haciendo mal, pero no lo hemos descubierto ahora, lo sabíamos antes de que el sistema, el modelo, la sociedad entera supiera que nos estaban matando y pedíamos que se nos escuchara y se pusieran medios para evitarlo. Por eso las reivindicaciones que nunca se fueron, parece que han vuelto a la calle, por eso parece que revisamos temas y formas de luchas. En definitiva, nos hemos adaptado a los “tiempos modernos” para seguir haciendo lo que mejor sabemos, cuestionar el sistema que nos oprime, cuestionar y juzgar el patriarcado. 
Los feminismos hoy, son como un animal sigiloso e histriónico, debilitado y fuerte, ínfimo y majestuoso, enorme y microscópico. Los feminismos hoy siguen tratando de despatriarcalizar al propio patriarcado, reconociendo errores y “fagocifeminizar” lo que nos dan por hecho y por supuesto, por correcto.
Las feministas luchamos por un cambio de paradigma, si las cosas son como son desde la posición (la mirada) del patriarcado, las cosas serán de otra forma si la mirada no está contaminada por el propio patriarcado.
Por ese motivo (fruto de esta reflexión) estamos escuchando nuevas palabras, no se trata de feminizar, de invertir los papeles, de igualar o igualizar, de intercambiar, ni siquiera de compartir, ni de sororizar o hermanar, no sólo de transgredir y enseñar a aprender feminismo, aunque se trate de todas esas cosas a la vez. Se trata de DESPATRIARCALIZAR, siempre se trató de despatriarcalizar, el ¿cómo?, ¿con quién?, ¿con qué? y ¿por dónde? empezar y seguir, es en lo que está el feminismo hoy.   


1 comentario:

  1. Pues sí. amiga Puerto "el feminismo hoy es el de siempre, el que es capaz de reflexionar introspectivamente y en voz alta y asambleariamente, capaz de repensar, rehacer, revisar y retomar todas las luchas identificadas, al tiempo que trata de identificar otras nuevas" y eso que señalas me parece lo esencial. Como en tantos otros asuntos acuñar un concepto que innove y jeraquice las características de la opresión y alternativas (despatriarcalizar) es en cierto sentido muy secundario porque lo fundamental es lo que señalabas y entresacamos en este comentario, es decir, reflexionar introspectivamente y en voz alta y asambleariamente, repensar, rehacer, revisar y retomar todas las luchas identificadas, al tiempo que trata de identificar otras nuevas. Y con todo ello...ya hay tarea densa y concreta que invierta en acción consciente el enorme patrimonio de pensamiento y experiencia de la larga marcha por la emancipación de las mujeres.

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