miércoles, 27 de marzo de 2019

MIGUEL HERNÁNDEZ, PEINTRE, Antonio Pérez


 MIGUEL HERNÁNDEZ, PEINTRE 
(1893-1957)
Antonio Pérez

En la Edad Cibernética, algunas coincidencias onomásticas hacen la puñeta a una parte de los homónimos. Es el caso del anarquista y pintor Miguel Hernández (MH) cuya búsqueda en internet es obnubilada por ‘el otro MH’… y por las docenas de artistas, deportistas y etc. que se apellidan igual. Para evitar suspicacias, bromas y desvíos, anuncio que este MH de nuestras entretelas NO es un ente de ficción al estilo de la genialidad “Jusep Torres Campalans”.

Item más, el estilo pictórico de MH está etiquetado como brut y/o outsider pero de naif o ingenuo no tiene absolutamente nada -dada la confusión sobre estos estilos artísticos, conviene precisarlo-. Lo prueba el caso de Miguel García Vivancos, cuya biografía se parece (poco) a la de MH puesto que ambos lucharon en la Guerra Incivil como anarquistas de pro y ambos tuvieron que exiliarse en Francia y ambos devinieron en pintores de cierto éxito. Pero ahí termina la similitud porque, mientras MH es un brut auténtico, Vivancos derivó a un ingenuismo  detallista que tiene multitud de compradores… de postales typical. Amén de que MH murió en sus primeros años de su exilio parisino mientras que Vivancos regresó a España donde murió  en 1972 -Franco asesinaba aún- con ciertas comodidades, pese a figurar en las fichas policíacas como amigo de los terroríficos Durruti, Ascaso y Gª Oliver.

Dejamos para otro momento la biografía de MH pero no sin antes resumirla brutamente en que, hijo de campesinos abulenses, emigró a Brasil y Argentina cuando sólo contaba 19 años. En el plus ultra desempeñó todo tipo de oficios y no regresó directamente a España sino que antes pasó por Lisboa. Durante la dictadura de Primo de Rivera, lo encontramos como militante de FAI-CNT (dentro del grupo de afinidad Los Intransigentes que, por cierto, eran poco intransigentes… en la política partidista) y, ya en la época republicana, publicó la que (sospechamos) es su única y cortísima novela ¡Era un cadáver andante!:
A partir de 1939, su exilio es parecido al de tantos otros republicanos: campo de concentración, pérdida de esposa, refugio en las mansardas parisinas… y, hacia 1946, se erige involuntariamente en nombre fundamental del nacimiento de la corriente artística del art brut, con Jean Dubuffet como organizador y propagandista.
No sólo conoce a los “brutos” de Dubuffet, también trata con los poetas más famosos de la Dulce Francia. André Breton, por ejemplo, de quien pinta un retrato en 1952 y a quien envía en 1949 un (digamos) poema que comienza “Existia por que pensaba / pensava por que existía, / dijo Descartes antaño / y dice Sartres hoy dia.” (sic) Si alguien quiere comprobar que la literatura y la plástica no discurren parejas, puede comprobarlo puesto que esos ripios siguen por los mismos derroteros hasta el final que puede leerse en la siguiente ilustración:
Ya fallecido pero presente en las más importantes subastas de pinturas, le realizan la primera exposición individual en el Madrid de 1976. Extrañamente, es en la sala oficial de la gubernamental -Franco había muerto el año anterior- Dirección General del Patrimonio Artístico y Cultural:
Incluso el diario monárquico ABC del 02 enero 1977, asustado porque “los tiempos están cambiando”, comenta y critica esta insólita exposición. Firmada por A.M. Campoy, la columna se apoya ‘antropológicamente’ en Frobenius -quien ya era un dinosaurio- para afirmar que MH es un “auténtico primitivo… entre rudimentario y pueril”.  Y continúa desbarrando: MH “como un pelícano loco de amor, se abrió el pecho para picotearse el corazón solitario en un llanto por la amada perdida”. En esto, Campoy cuasi plagia a otros críticos que miran la obra de MH como anclada en la nostalgia de la esposa ausente, como si MH no hubiera podido superar esa pérdida, como si su condición de anarquista exiliado fuera irrelevante, como si su empeño pictórico fuera banal o circunstancial (la madre que les parió… agotaron mi paciencia).


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