Acacio Puig
A partir de
noviembre de 1975 tras la muerte del dictador Franco (al que ya no lograban
recauchutar el entubado masivo, las novenas y rosarios, ni las obsesivas
atenciones médicas) una consigna nueva emergió en las manifestaciones que en
este país exigían la libertad de presxs y el regreso de exiliadxs: ¡No estamos todos, faltan los presos! (ojo,
el lenguaje inclusivo llegó décadas más tarde).
No estamos
todxs, faltan lxs presxs, pugnaba por ampliar la brecha que había abierto la
presión social y la propia descomposición del franquismo que buscaba
–desesperadamente- oxígeno para encontrar un nuevo equilibrio entre el “todo
atado y bien atado” y el lampedusiano “que todo cambie para que no cambie
nada”.
Así, la
entronización de Juan Carlos como rey el 25 de noviembre de 1975, se edulcoró
proclamando un INDULTO en “homenaje a la egregia figura del Generalísimo
Franco…” (¡Dixit!). La excarcelación entonces de unxs 700 compañerxs se vería
pronto compensada con la detención de cientos de militantes de izquierda
durante los años 1976 e inicios de 1977, porque en aquella España seguían
sin reconocerse derechos como los de asociación, manifestación y huelga, entre
otros y esas justas actividades seguían su curso ¿“ilegal”?
La presión
social redobló en todas partes, el ejemplo y actividad de las Gestoras pro
Amnistía de Euzkadi se extendió y un nuevo decreto (388 del 14 de marzo de
1977) liberó a 74 presos. Meses después, la llamada Ley de Amnistía (ley
46/1977 de octubre) liberó a lo que quedaba: un total de ya solo 89 presxs
políticxs.
Hay que
decir que otrxs, como yo mismo, salimos de la cárcel SOLO cuando cumplimos
completa la condena impuesta “por terrorismo” y que esos indultos no nos afectaron más que en lo referente a
condenas por asociación ilícita y propaganda ilegal.
En
definitiva aquella ley fue un excelente “facho-negocio” porque la contrapartida
de la Ley de Amnistía fue la completa exculpación (ya dictaminada “en
democracia”…tiene narices) de los delitos cometidos por la dictadura militar
fascista desde 1936, por miles y miles de generales, bandas falangistas,
empresarios, banqueros, burócratas del sindicato único.... ¡Un facho-negocio
completísimo!
Hoy en 2018,
esa ley de Amnistía sigue blindando (declarándolos ¡prescritos!) los crímenes
de los alzados contra la República y los cometidos durante la larguísima
posguerra (de sacas, trabajo esclavo, torturas y violación de derechos, de
ejecuciones extrajudiciales…) hasta hoy, frente a cualquier exigencia apoyada en la justicia universal -Querella
Argentina- y las reclamaciones al gobierno del reino de España por parte del
Comité de Desapariciones Forzosas de Naciones Unidas.
Fue la
exclusión en todos esos casos de “indultos” de medidas aplicables a los presxs
sociales, el estímulo de su autoorganización en una organización como la COPEL (Coordinadora de Presos en Lucha) que
arrancó (a base de luchas y motines en las cárceles) la extensión de las
medidas de excarcelación a ese enorme colectivo que hundía sus raíces en la
pobreza y la marginalidad.
La
solidaridad con la lucha coordinada por la COPEL, contó con apoyos restringidos pero cualitativamente
importantes. Recuerdo la sección fija en nuestro periódico COMBATE, órgano de
la LCR –Liga Comunista Revolucionaria- de la que se ocupaba nuestro compañero
Lucio González. Y es en relación con aquel pasado de solidaridad -no tan lejano-
que celebro vuestro apoyo y difusión al artículo Va de Cárceles de la compañera Ana Vargas el pasado mes en vuestro
blog
Al tiempo
que me preocupa enormemente el que compañerxs que vivieron aquellos momentos de
lucha –tanto como yo mismo- y que hoy integran asociaciones de expresos
políticos, hayan hecho oídos sordos a difundir la denuncia de las atroces
condiciones con que el aparato penitenciario destruye la integridad de tantxs
compañerxs presxs sociales abandonadxs a su suerte.
Porque
efectivamente, además de lxs compañerxs presos políticos catalanes a los que se niega el estaus de presos
políticos –exactamente como hizo el franquismo con nosotros a quienes tachaba
de “terroristas” o “alteradores del orden público”- el hilo solidario frente a
los atropellos a lxs presxs sociales parece que “pasó a la historia” aunque
entiendo que mientras este régimen-sistema siga negando la igualdad de
oportunidades y no ofrezca condiciones de vida dignas, el encarcelamiento de tantxs y tantxs pobres, obliga a decir,
hoy como ayer: ¡No estamos todxs, faltan
lxs presxs!
Si no conocemos nuestro pasado, (en este país conocemos la versión de los vencedores) no podremos entender el presente ni construir el futuro desde cimientos sanos y apropiados.
ResponderEliminarSalud.
Carmela.
http://arainfo.org/daniel-pont-copel-aqui-no-hubo-ningun-cambio-profundo-de-regimen/
ResponderEliminarINTERESANTE.